martes, 30 de enero de 2007

Fe y cultura

Ayer estuve en la Iglesia Parroquial de Santa Teresa, de nuestra ciudad. Allí asistí a la fiesta que los P.P. Redentoristas celebraron, en unión de aquella comunidad parroquial. Fue una Celebración Eucarística, en honor de la Virgen del Perpetuo Socorro, tan bonita y fervorosa que será difícil de olvidar.
Tuvo una duración de hora y media, pero se me antojó corta, teniendo en cuenta la belleza y la riqueza que ofreció. Una fiesta religiosa, en que estuvieron presentes, sin duda con gran relieve, la fe y la cultura, pues ambas rayaron a un alto nivel.
Participó en la fiesta un nutrido grupo, excepcional representación de nuestro folklore, con su inevitable tamborilero, que nos ofreció sin duda lo mejor que llevaba dentro y que hizo las delicias de los que allí estábamos.
Se bailaron varios bailes charros, con finura y buen ritmo, que realzaron altamente el acto religioso. Fue una forma de vivir la fe y la cultura al unísono, porque ambas, hermanadas, se manifestaban juntas
Yo quiero felicitar a aquella comunidad, especialmente a los protagonistas de la fiesta, porque nos ofrecieron a los que nos unimos a ella, una fervorosa Eucaristía y una rica y entrañable fiesta cultural.
También se hizo una ofrenda generosa de los más variados frutos de nuestra tierra, armonizada por las cadencias de nuestra gaita. Y se dejó sentir el acento andaluz, en la interpretación de la Salve Rociera, que estuvo acompañada de palmas y demás ingredientes propios del caso.
Yo me siento movido a aplaudir el gesto de introducir en la liturgia lo mejor de nuestra cultura, que son sus raíces, porque pienso que el hombre es tan deudor a su Creador, que en el momento de hacer su ofrenda, será laudable que se dé a El con todo lo que es y con todo lo que tiene.
Finalmente se sacó en procesión un icono de la Virgen del Perpetuo Socorro, por las calles adyacentes, al que siguió un verdadero gentío.
Se prolongó la fiesta con una sangría, que puso en movimiento los bailes charros, nuevamente, con su peculiaridad, en los que destacaba el tamborilero, artífice de aquella charrada.
En definitiva, una exaltación a la fe y la cultura, que han recorrido el camino de la historia, coqueteando la una con la otra.

La tragedia de Biescas

Todavía resuena en nuestros oídos la terrible noticia. Aún está abierta la conmoción que trajo a nuestro ánimo, pues en verdad que la dimensión de la catástrofe ha sido aterradora.
Por eso el triste acontecimiento mueve a una profunda reflexión.
La experiencia mía a cerca de esta tragedia y de otras que he conocido a lo largo de mi vida, es que surge del corazón un sentimiento de conmiseración y solidaridad hacia las víctimas. Después te preguntas; ¿qué puedo yo hacer en este caso, desde la distancia? Y la respuesta es que, realmente nada, o casi nada. Entonces descubres tu debilidad e impotencia.
¡El hombre, que está llamado a dominar la tierra, se siente pequeño e impotente ante un fenómeno semejante de la Naturaleza!.Ciertamente que ella, ya nos tiene acostumbrados a esos exabruptos. Por eso es aconsejable, tener cimentada la vida en roca firme, para mantener la serenidad. Porque, ¿qué puedes hacer en estos casos, si es que no han podido prevenirse ni se puede evitar? Solo rezar por los que han muerto y por los que sienten el vacío de los que se han ido.
Por eso importa mucho estar abiertos a las necesidades de nuestros semejantes, compartir con los demás nuestra vida y ser solidarios con todos, en la medida de nuestras fuerzas, mientras vivimos. A esto nos exhortan estas grandes tragedias, pues el hombre es consciente de que el número de sus días está señalado en el libro de la vida. Yo, que soy rico en años, estoy considerando cómo durante mi infancia la gente moría, habitualmente en su propia cama; ahora muere en la carretera, por accidente de tráfico, o laboral, o por alguna de las muchas violencias de toda índole que nos asaltan.

La voz del Bautista

La voz del Bautista, cuya fiesta celebramos estos días, resuena siempre en el corazón del hombre, porque trae para él un mensaje de salvación. Toda su vida es un testimonio valiente de su condición de profeta y precursor. Isaías dirá de él:"Voz que clama en el desierto: preparar el camino al Señor" .Pues bien, este clamor, viene resonando, a lo largo de dos milenios, en el desierto de la vida de cada hombre, con estas palabras: "Convertíos, porque ha llegado el reino de Dios". Es una voz que llama a todos los hombres a renovar su vida, y a descubrir ese reino en su interior. En esa voz se encuentra el deseo de solidaridad, tolerancia, aceptación y acogida, que el hombre ha de trasformar en realidad.
Juan, como buen profeta, conocía el corazón humano; por eso ponían toda su vehemencia cuando anunciaba al pueblo sencillo el reino de Dios, que es el reino de la inmortalidad. Como así mismo, hostigaba a los fariseos, que por su autosuficiencia rechazaban ese reino de la Vida: "Raza de víboras, ¡quién os librará de la ira inminente!", les conminaba.
El Bautista muestra una imagen pavorosa, cuando anuncia que está el hacha, sobre la raíz de los árboles, que no dan frutos buenos, para cortarlos y arrojarlos al fuego.
Por eso ofrece a todos un bautismo de conversión, para que se puedan acercar a Aquel que tiene la plenitud del amor, y que da una vida nueva con su Espíritu renovador.
Juan el Bautista, prepara el camino al Salvador. Un camino de alegría que nos acerca y comunica con los demás hombres del universo mundo. Predica un bautismo de salvación para el perdón de los pecados: Es decir, la liberación de toda esclavitud.
Siempre obra desde la humildad, reconociendo que hay otro más fuerte y digno que él, al que no merece ni acercarse a la correa de sus sandalias.
Juan es el hombre del desierto que representa la austeridad y la integridad. Se alimenta y se viste de lo que le da la tierra, y su cuerpo parece estar hecho de raíces.
La voz del Bautista es un clamor para los cristianos que quiere ayudarles a descubrir en lo más hondo de su vida, su fe en el Hijo de Dios.

Las tertulias

Estamos viviendo unos tiempos en los que proliferan las tertulias. A todos los niveles y de todos los colores, los grupos de tertulianos abundan en España. Yo mismo formo parte de una tertulia, en nuestra incomparable Salamanca, estando convencido de que hay mucho de positivo en ella.
Pienso que una tertulia tiene mucho de escuela que prepara para la convivencia. En ella se pueden aprender muchas cosas. Pero, para que esto se dé, lo primero que hace falta es una buena materia prima, o sea: tertulianos respetuosos, y un moderador inteligente, que responda a la condición real que lo define: es decir, que sepa transmitir a la tertulia la moderación, y conducirla con una mano suave, pero firme, y, a ser posible, sin perder nunca la calma ni la amabilidad.
Decía que se aprenden muchas cosas en una tertulia. Una de las más importantes, es la de saber escuchar. La escucha se hace en silencio, con los oídos del corazón abiertos al que habla. Normalmente, a todos los hombres y mujeres nos domina el afán de protagonismo, pues es algo innato en la persona humana, que está instalado en nuestro ego y que a todos nos gusta que sea valorado, estimado y admirado, o sea, que a todos nos gusta hablar y que se nos escuche. Y yo sé, que en la tertulia también se aprende a dominar esa tendencia, dejando que hablen los demás.
Toda tertulia responde a una necesidad de comunicarse las personas, por medio de la palabra hablada, para enriquecimiento del espíritu personal y colectivo. Esta comunicación ayuda al ejercicio de la palabra escrita; y doy fe de ello, porque la cultivo, como aquí es evidente.
El moderador de una tertulia, es un poco el alma y el hilo conductor de lo que allí acontece; es el que orienta, corrige, anima, conduce y recoge cuanto hay de enriquecedor en el grupo.
Mi tertulia, no voy a exagerar diciendo que es modélica, porque yo pienso que no hay nada perfecto, como dijera EL PRINCIPITO, en su diálogo con el zorro, pero estoy convencido de que tiene muchas virtudes, y a mí me gustaría cantar sus excelencias. En ella, nadie molesta a nadie, al menos queriendo. Todos nos escuchamos. Nos respetamos. Hablamos con moderación. Pedirnos la palabra, levantando el brazo. Nadie grita.Cada uno se muestra como es, y yo creo que todos somos, más o menos solidarios. Estas pequeñas buenas cualidades, que yo creo no son tan pequeñas, son las que definen mi tertulia.
Quisiera dedicar unas palabras de afecto al moderador de mi tertulia, que bien pudieran ser de felicitación por su conducta hacia los tertulianos, pues sus palabras y su ejemplo nos edifican a todos. El nos ha mostrado cómo hemos de ser tolerantes y solidarios, hablando y dejando hablar a los demás, cualidades que por otra parte nos pide a todos la convivencia humana.
Recientemente, he escuchado algunas tertulias radiofónicas, que se emiten desde la capital de España. Alguna de ellas era un verdadero torbellino de voces. Los tertulianos querían intervenir todos a la vez; sus palabras eran altisonantes y se atropellaban de tal manera, que aquello parecía la guerra; o, si queréis, un gallinero. No había manera de entender nada. Yo lo escuchaba horrorizado, mientras me iba con la mente a mi tertulia, que me parecía un camino normalito, un árbol de apacible y gratificante sombra.
Y me preguntaba: ¿pero es que a estas alturas del siglo XX, hay tertulianos que aun no han aprendido a serlo? O, ¿es que es tan difícil dejar hablar?....¡Que los están oyendo en toda España y quizá desde fuera de ella!
Las tertulias, como todo colectivo, tienen la posibilidad de edificar o de destruir.

Una experiencia singular

Una de las cosas que yo aprendí en mi juventud fue el jugar al ajedrez. Me atraía tanto este juego que corría hacia él tan pronto podía. Porque me parecía que había descubierto en él un mundo nuevo. ¡Tan fantástico, tan cerebral, tan del pensamiento como era! ¡Yo que venía del medio rural: un pueblo perdido por el mapa! Sin embargo, ya entonces me entusiasmaba ejercitar mi pensamiento en este juego tan concentrado.
El ajedrez es un deporte de mesa muy absorbente y posesivo, y quiere todo el tiempo para él, y toda la persona. Esto lo descubrí yo en Madrid cuando me abría a la vida y preparaba mi futuro. Por eso lo dejé; porque necesitaba todo el tiempo para lo esencial de mis aspiraciones.
He de reconocer que nunca fui sobresaliente en este maravilloso y selecto juego, pero tenía gran capacidad de resistencia y tenacidad para no entregarme fácilmente al enemigo. Creo que se me podía considerar como un jugador normal, ni bueno ni malo.
Como digo, me alejé de él y a lo largo de mi vida lo he tenido olvidado. Pero el que rige el destino de los hombres, a veces nos depara experiencias singulares y emotivas. Una de ellas la he vivido yo en estos días. Seguro que ya estáis impacientes porque os la cuente. Pues,¡allá va! ¡Que he tenido un reencuentro maravilloso con el ajedrez, ahora, después de más de cuarenta años de no tocarlo, y cuando menos pensaba en ello.
Esta situación ha surgido cuando he conocido en Salamanca al poeta chileno, don Luis Gustavo Acuña, residente en Alemania hace más de treinta años, con edad parecida a la mía, que ofrecerá a los salmantinos, en el Aula Cultural de la caja Salamanca y Soria, un recital poético musical y la presentación del libro "Páginas Olvidadas", por José Miguel Santolaya Silva.
Una de estas tardes, mientras conversábamos al amor de una terraza y nos contábamos las cuitas de nuestra vida, actividades y proyectos, él amablemente me invitaba a jugar una partida de ajedrez, y me recomendaba que lo practicara, porque era muy conveniente para los que hemos rebasado los setenta.
Yo, que como os decía antes, tengo el hábito de ejercitar el pensamiento, accedí a la invitación, celebrándose la partida en la Cafetería Harmoni de la Plaza de Carmelitas, y no quiero callar que perdió él porque me dijo cómo podía ganar yo. Y como me gusta ver volver a los amigos, emplazo a don Luis para otra partida en su próximo viaje a España. ¡Me entrenaré!.

Año nuevo (2)

"Año nuevo que naces como niño pequeño, y vienes a la vida alegre y bullanguero yo sé, tierno retoño, que pronto serás viejo".
I. M.
Cada año que nace, trae a nuestra vida resonancias de futuras vivencias. Ellos vienen y se van como las alegrías y las penas.
El Nuevo Año siempre llega a nosotros lleno de inquietudes y de incertidumbres. Porque,¡cuántas y cuales serán las sorpresas que nos tendrá reservadas el devenir de sus días!.
El Año Nuevo siempre mueve a reflexión, para descubrir los errores cometidos en el año anterior, y prevenirlos en el venidero. Porque siempre se puede mejorar la vida; y no solamente la propia, sino también la del entorno, la de los demás, porque ellos quieren compartirla con nosotros. La vida, llama, cada momento, a una solidaridad generosa. Y es una llamada que debe implicar a todo hombre.
Los años dan la medida del tiempo en la vida del hombre, y le van mostrando las vicisitudes de su historia terrena y temporal. Ellos comparten con nosotros las primaveras, los veranos, los otoños y los inviernos que vivimos en nuestro interior.
Los años, que nacen nuevos y mueren viejos, son los espacios que el hombre puede vivir, durante el tiempo que le concede el Autor de la Vida. Pero cuando se acaba el plazo de esta peregrinación, porque llegamos a la meta de la recta final, entonces los años se desvanecen "el mar de lo eterno.
Urge sembrar el bien en el camino que recorremos cada día del año, desde la salida del sol hasta su ocaso, con la mente, el corazón y las manos abiertos para todos los que nos sigan: ricos o pobres, inteligentes o ignorantes, grandes o pequeños, pero al fin, personas del mismo barro que nosotros. Los que venga detrás, recogerán gozosos el fruto de la bondad que nosotros quisimos derramar en la vida, para que ellos puedan gustarla.
Este Año Nuevo que estamos viviéndolos mueve a todos a felicitarnos los unos a los otros, pero yo pienso que la mejor felicidad, y es lo que deseo para todos, es que nos sintamos con un corazón nuevo, libre, valiente, que sea capaz de amar y perdonar siempre, todo y a todos. Esto es lo que pide todo corazón humano.

Apoteosis teresiana

Estamos viviendo un momento de exaltación teresiana. En Alba de Tormes han brillado las fiestas en honor de Teresa de Jesús; Juan Pablo II termina de declarar Doctora de la Iglesia a Teresa de Lisieux, y hace pocos días, tuvo lugar el tránsito definitivo, con aureola de santidad de Teresa de Calcuta.
Tres estrellas que brillan con luz propia en el firmamento de la Iglesia Universal, y bellas flores del jardín carmelitano.
Me propongo solamente hacer un breve apunte, acerca de cada una de estas tres Teresas, que han vivido diferentes momentos históricos, y alcanzado las más altas cimas de la santidad, por caminos diferentes.
Teresa de Jesús, cuya grandeza viene definida por su vida y por sus obras, significa un hito glorioso en la historia de España y de la Iglesia universal, así como en las ciudades en que nació y murió.
Andariega de los caminos de Castilla y de Andalucía en la siembra de "palomarcitos" carmelitanos, para la reforma de su Orden, nació en Avila el 28 de Marzo de 1515, y murió en Alba de Tormes el 15 de Octubre de 1582.
Hija de padres de ascendencia judía, pasó la mayor parte de su vida fundando conventos de la Orden Carmelita Descalza, buscando la autenticidad en la fe, la esperanza y el amor en Jesús de Teresa, al que entregó su propia vida.
Durante su recorrido entre Avila y Alba de Tormes, tuvo tiempo para hacer numerosas Fundaciones, en las que hoy, después de siglos de historia se mantiene con toda su frescura y vitalidad el espíritu de esta mujer excepcional, como también escribir incontables páginas y libros de espiritualidad.
Entre ellos destacan, "Libro de la Vida", "Camino de Perfección, "Meditaciones sobre los Cantares, "Moradas del Castillo Interior, "Cuentas de Conciencia", "Exclamaciones",
"Poesías", "Libro de las Fundaciones, "Constituciones", "Visita de Descalzas" y "Avisos.
Además nos ha dejado un "Epistolario" de 468 cartas a otros tantos destinatarios, desbordantes de sabiduría y espiritualidad.
Devota ferviente de la Familia Trinitaria y de la Sagrada Familia, nos dejó trazado un camino humano divinizado, que ella siguió con una vocación integral.
Tampoco hemos de silenciar lo esencial de su vida: la propia santificación, y el mensaje de amor que ha dejado para futuras generaciones.
A continuación cito algunas estrofas aisladas de sus poesías líricas, que serán para el lector como exquisitos bombones de espiritualidad.

"Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero
que muero
porque no muero"
"Yo toda me entregué y di y de tal suerte he trocado que mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado"

"Cruz, descanso sabroso de mi vida, Vos seáis la bienvenida"
Teresa de Lisieux, o Teresa del Niño Jesús, como se quiso llamar, hizo suya la infancia de Jesús, se identificó con su condición de Niño y quiso sentirse niña como El.
Le entusiasmaba la idea de ser ella para Jesús un juguete de los más baratitos, con el que el Niño Dios se encontrara feliz. Al nacer recibió el nombre de Teresa Martín, cuyo apellido recuerda raíces hispanas.
Esta Teresa, vive una vida de sufrimientos, venidos de la penosa enfermedad de su padre y de la gran austeridad del monasterio. Recorrió un camino pequeño y doloroso: pequeño, porque fue corta su vida, pues murió a los 24 años; y doloroso, por las grandes pruebas que hubo de soportar.
Escribió "La historia de un alma", autobiografía en la que se manifiestan sus experiencias místicas y se muestra su profunda espiritualidad.
Decía que no era lo más importante el hacer cosas grandes, sino en poner, en las pequeñas, un amor grande. Trataba de vivir su vida cotidiana con toda humildad, gustando y compartiendo el amor de Dios con los demás.
Su vocación era el amor. Afirmaba: " en el corazón del cuerpo de la Iglesia, yo seré el amor".
A los 23 años enferma de tuberculosis, lo que convirtió el camino de su vida en un verdadero viacrucis. Sin embargo, ella quería vivir con alegría, el abandono del niño que se duerme sin miedo en los brazos de su padre, de quien lo espera todo.
Cuando le preguntaban si aceptaba sus dolores, contestaba: "me gusta todo lo que Dios hace". Y obre su muerte decía que cuando, cansada de caminar, llegara al final de su vida, descansaría en los brazos de Dios.
En fin, una vida corta, purificada por los sufrimientos y sublimada por el amor.
Vivió el más profundo deseo de que la Palabra y el Amor de Dios llegase a todos los hombres de todos los lugares, por lo que fue nombrada Patrona de las misiones.
En este año en el que se cumplía el primer centenario de su muerte, y en el mismo día del Domund, el Papa Juan Pablo II la ha proclamado Doctora de la Iglesia.
Teresa de Calcuta, conocida en el mundo entero como la madre de los pobres, por los que cada día entregaba su vida, cargando con todas las carencias de los hombres que se encontraba en su camino. Conviene aclarar que los pobres para la Madre Teresa era todas las personas que sufrían por cualquier motivo.
"Los pobres son maravillosos; poseen una extraordinaria generosidad; nos dan mucho más de lo que nosotros les damos a ellos": eran sus palabras.
Y sigue su discurso: " la desdicha de los pobres, no es sólo la carencia de cosas materiales, sino sus heridas espirituales".
Es evidente que hay muchas clases de pobreza: todos somos pobres en algo. Cada hombre tiene sus carencias.
La Madre Teresa vivía la preocupación por la redención de los pobres: "sólo unidos, podemos redimirlos". Y quería satisfacer sus hambres, llegando a sentir lo que ellos sentían, haciendo suya el hambre de ellos.
Decía:" los pobres son el mismo Cristo. ¿Compartiremos con los pobres, como Jesús comparte con nosotros?.
En su pensamiento espiritual se puede leer: "sentirse felices con Dios en este mundo supone algunas cosas: amar como El ama; ayudar como El ayuda; dar como da El; salvar como El salva; permanecer siempre en su presencia, experimentando su contacto en los pobres y en las personas que sufren".
Teresa de Calcuta: camino de amor y generosidad, abierto en el mundo en este final del segundo milenio.

Desde Monleras

Hace pocas horas he llegado a este pueblo de Monleras y termino de dar un paseo por el entorno, con mi hijo Paco. Ha sido una ronda de lo más agradable; se palpaba la tranquilidad y se percibía la caricia del frescor de la tarde y el silencio denso de la campiña: un encinar inmenso que avanza, camino de Portugal.
Es curioso, pero desde lejos se veía la casa de Paco, recién estrenada, que se levanta sencilla y hermosamente pulcra.
Todo el paseo ha sido placentero y saludable. Hemos pasado por El Santo, campo de prado, que preside una gran charca, casi colmada de agua. Se sentía uno atraído, y también acogido por todo aquello, que nos llevó al embalse de La Almendra, pequeño mar de esta provincia nuestra.
Regresamos despacio, contemplando todo. Me llenaron de asombro la cantidad de nidos de cigüeña, encaramados encima de los árboles por toda aquella zona. Pero los nidos estaban vacíos, porque ya habían cumplido su misión este año, y esperaban otro más, a que las aves los visiten y les den calor.
También me ha impresionado la frondosidad de los fresnos que bordean la carretera del Monte, a la que sombrean densa y gratamente. ¡Una maravilla!. Quiero decirle, desde aquí, a Don Avelino y a Juanje Delgado, amigos míos, que soliciten del Ayuntamiento el cambio de nombre de esa carretera, por el de "AVENIDA DE LOS FRESNOS", como homenaje a su hermosa fronda.
Esto sólo es un apunte del entorno. Pero Monleras, sin duda es mucho más. Es su estructura y sus gentes, con toda su riqueza espiritual, su generosidad, su sentido de la acogida y de la aceptación. Además de todo lo que corresponde al mundo interior de las personas y que se manifiesta en la historia de un pueblo, con su cultura, sus costumbres, su peculiaridad. Esto, ya lo iremos conociendo para contarlo en otra ocasión.
Pero ya adelantamos ahora, que Monleras nos ha regalado la noche del sábado, día veintisiete, organizada por el Centro Cultural "Las Mestas", la puesta en escena de la obra teatral "Pedro y el Capitán" de Mario Benedetti, interpretada por Ramón Pascual y Ángel González, dirigida por éste último. Se trata de un impresionante diálogo, verdadera tragedia humana, como otras a las que nos tienen acostumbrados los acontecimientos de la vida.
Fue muy aplaudida por el auditorio.

El dúo Mayalde

Sin duda, Eusebio y Pilar, dúo "Mayalde", son dos grandes intérpretes del folklore salmantino. Su actuación del jueves en La Alamedilla, ante una presencia masiva de personas, fue la mejor prueba de que conocen y sienten las raíces de nuestra cultura.
Eusebio, desde la poesía nos muestra el alma de la historia. Esa historia profunda sobre la que se asienta y edifica nuestra historia presente. Que trae a nuestra vida lo que está guardado en el baúl de los recuerdos, un tanto olvidado, para que lo vivamos y lo gustemos.
Ayer ví cómo vibraba la gente al contacto con su palabra y ante el manejo de los utensilios que utilizaba. Porque todo aquel menaje de cocina: sartenes, tapaderas, calderetas, cántaras, etc, etc, que hace años compartía su vida con el hombre en los ámbitos del hogar, y que muchas de ellas han sido retiradas del uso, echadas al trastero de la casa y relegadas al olvido, cobraban vida y emoción en sus manos.
Eusebio es un gran artista, enamorado de nuestra tierra, y muy sensible a todo lo que sea cultura tradicional salmantina. Se pudo constatar a lo largo del repertorio costumbrista ofrecido por él, a la vera de la VII Feria del Barro de Salamanca.
Cada una de las historias que nos contó, tenían un especial encanto, y sus brindis estaban llenos de aforismos y de filosofía popular.
"La Ronda" comentada y cantada por Eusebio fue un primor. Los que somos mayores, conocimos, si es que no la hicimos, la inolvidable ronda de los mozos por las calles del pueblo, que se detenían en las plazuelas para cantarle a las mozas, a las fiestas del lugar y a las tareas más representativas del campo.
La representación de la escena del cazador de perdiz con reclamo, fue tan viva que te hacía presente el canto de esta ave, peculiar y típica de nuestro entorno paisajístico, con su libertad y con el propio drama de su vida; "cuarenta tajas": ¡quien las comerá!.
"La Loba Parda" es una trágica leyenda que yo aprendí siendo niño, de labios de mi padre, y al escucharla en la voz de Eusebio se llenó mi espíritu de aquellas felices resonancias infantiles.
Eusebio y Pilar se despidieron de nosotros con "La Polla". Una historia llena de encanto y de gracia, también muy conocida. Sin duda el protagonista supo sacar provecho del talento que recibió, ya que con una sola polla, mediante una negociación inteligente, consiguió comprar nada menos que a Madrid con todos sus madrileños.
Fue una tarde inolvidable. ¡Gracias Eusebio y Pilar!. Hasta otra.

El silencio interior

El silencio no es solamente la ausencia de ruidos que pudieran llegar a nosotros, como el silencio de la noche, el de los campos, los silencios de la música, o tantos otros silencios.
Hay un silencio especial y distinto, activo, dinámico y vital, que es el silencio de lo escondido, que sólo lo perciben los oídos del alma.
Lo poco que he podido gustar de él, me dice que es un silencio deleitable. La voluntad no lo podrá traer a nosotros por mucho que nos esforcemos, porque no se logra con el propio esfuerzo, sino que se da gratuitamente. Por eso hay que esperarlo
y acogerlo cuando llega. Porque sin duda vendrá.
Estamos hablando del silencio interiór, ese que dice lo inefable.
No es ninguna sombra de ningún ruido. Es un silencio que se siente en lo más hondo y que interpela a todo hombre con estas palabras:"¿Qué buscas?","¿hacia dónde caminas?" ;preguntas que reclaman una respuestas definitiva. Porque el hombre viene del silencio y camina hacia él. Hay como una convocación del silencio y para el silencio. Una realidad integral de palabras, gestos y hasta celular.
Pero no hablamos de la palabra que se calla, ni de los pasos que se detienen: se trata de un silencio del que brota la vida. Un lugar para la oración y la libertad. Un silencio vivo, elocuente, dinámico, que construye, que purifica. Este silencio no se puede decir, pero se debe hacer. Una aventura maravillosa.
La clave y razón de ser del silencio interior en el hombre es el conocimiento de sí mismo .Es el silencio de nuestro espíritu y de nuestro corazón, vida de nuestra vida.
Este silencio es el espacio en el que se permite rezar por el criminal y por el engreído y por el envidioso, porque ves en ellos los hermanos, según te los descubre tu corazón de amor. Esto tiene toda la fuerza del misterio. Porque en este silencio se puede hacer de la vida una oración en la que haya un hueco para los demás.
El silencio interior es aquel en el que somos y esperamos, y donde siempre nos aguarda el amor. Dios puede ser ese silencio, morando en el silencio de nuestro corazón, en el que va dejando su hermosura.
No se justifica nunca, ve las cosas con objetividad y se deja ver como lo más maravilloso. Símbolo del interior del hombre, es lo secreto de su corazón.
Dice el P. Moratiel que el silencio es trascendencia de todo ego. Es fidelidad a todo: a cada flor, a cada mirada, a cada atardecer, a cada palabra. Es feliz con lo que tiene y con lo que es. El hombre puede ser feliz con poco. Mejor, con nada. El silencio vuelve al hombre nada, pero ese nada es el todo de Dios. En nosotros está todo, porque está Dios.
En el fondo del silencio está la mística, donde se vive el misterio de la acogida del alma amada por el amado. En ese silencio se desarrolla la oración silenciosa, en la que todo es placidez, porque no habrá ninguna tensión. Hay que despojarse de los juicios, de los deseos, de las preocupaciones...
En el silencio nos transcendemos a nosotros mismos con todas las inquietudes. Es necesario desvanecerse en el yo para encontrar la calma del silencio. Porque el silencio va a llegar a mí, cuando viva la presencia de Dios en mi vida y experimente la resurrección a una vida nueva.

domingo, 28 de enero de 2007

La ruta de las Alpujarras

Nace en Granada y muere en Almería. Discurre desde el Pórtico de las Alpujarras, que está colocado a las mismas puertas de Lanjarón, pueblo que acoge al Balneario de su nombre, de aguas terapéuticas minero-medicinales, y corta en dos la Alpujarra granadina. Es una ruta ascendente hasta Trevélez, el pueblo mas elevado de España, desde donde se ve la cumbre del Mulhacén y la nieve de la Sierra de Granada, y donde la carretera empieza a descender, camino del Mediterráneo, hasta Almería. Se dice que el nombre de Trevélez le viene a este pueblo, porque fueron las familias de tres hermanos con apellido Vélez los que lo habitaron.
Es de suponer que los hermanos Vélez ya descubrirían las excelencias de aquel lugar para la cura de jamones, pues en la actualidad Trevélez tiene acreditada fama por el buen jamón que sale de sus excelentes curaderas, principal atracción para los gastrónomos.
En las Alpujarras se asientan cuarenta y ocho pueblos, cuarenta corresponden a la Alpujarra granadina y ocho a la almeriense. En todo el territorio, la reina es la montaña, sucediéndose en todo el recorrido, lomas, bancales, barrancos y quebradas. Se descubre la impresionante altura de las cimas, y los abismos por donde se despeñan las aguas de los ríos.
Me sorprendió sobremanera, que en la Alpujarra granadina hubiera una presencia histórica gallega, que data del final de la Reconquista, cuando Los Reyes Católicos expulsaron a los moros y pidieron repobladores que habitaran aquellas tierras.
Allí acudieron familias gallegas que arraigaron hondamente en aquella comarca, siendo hoy un injerto en la cultura granadina.
He conocido pueblos, cuyos nombres están en la raíz del dialecto que habló Rosalía de Castro, como son Capileira, Campaneira e Ilandeira; como también el río Pagueira. Así mismo pude conocer y hablar con personas, descendientes de aquellos gallegos que bajaron a cultivar la tierra alpujarreña, cuyos apellidos revelaban su origen del Noroeste de España, como son las provincias de Pontevedra y Orense, de donde procedían los afiladores que recoman los pueblos de España.
En Capileira visité el museo de Pedro A. de Alarcón en que pude contemplar un carro de afilador de la tierra gallega, de los que las personas mayores conocimos hace cincuenta años.
En la ruta de la Alpujarra granadina está el pueblo donde nació aquel niño que llevaron los monjes tibetanos para hacerlo Lama suyo. También se encuentra en la comarca la aldea cuna del ya famoso cantante Carlos Cano.
En toda esta ruta alta de la Alpujarra de Granada, todos los pueblos muestran una gran peculiaridad que los caracteriza. Allí las casas no están cubiertas por tejados, sino por terrados. Se trata de una tierra de pizarra o pizarra molida, muy abundante por aquellos parajes, que al humedecerla con agua se convierte en una masa impermeable, por donde no pasa el agua de la lluvia. Así pues, en aquella comarca no se ve tejados, sino terrados grises, planos y horizontales.
Tierra aquella, con mucha historia y famosa por su artesanía, especialmente la cerámica de gran calidad que sobresale por su primorosa ornamentación con motivos árabes, verdadero legado de Al-Andalus. También hay manos artesanas que trabajan con esmero la mimbre y el junco.
Cuenta la Historia que en aquella zona, en concreto en Lanjarón existía un poblamiento árabe desde el siglo Xll, así como un castillo en el distrito de Ferreira. En el siglo XV es citado este pueblo como una alquería de la alpujarra que fue conquistada por Muhammad Xll en 1489.
Hoy el castillo sólo presenta sus ruinas encaramadas en un pináculo impresionante, dando testimonio de que pasó por aquel lugar un destacado jefe musulmán.

Lanjarón y sus aguas

Estuve en Lanjarón y conocí sus aguas y sus gentes, como también, un poco de su historia. A este pueblo le viene el nombre de los árabes, que lo llamaron Al-Lancharon, y quiere decir "campo de aguas saludables", nombre cuyo origen puede estar en la voz "lancha", o "manantial de agua viva y perenne". Todo esto es un legado del Al-Andalus de la España musulmana que tiene allí sus raíces mas hondas.
Lanjarón es el primer pueblo de la Alpujarra granadina. A su entrada se levanta un monumento en el que reza:" Lanjarón, Pórtico de Ia41pujarra". Está colgado de una montaña, en las estribaciones de Sierra Nevada, rodeado de un circo grandioso de lomas, con barrancos impresionantes. Abundan las quebradas, por las que se despeñan, en cascadas, torrenteras espumosas del agua. Porque Lanjarón es el pueblo de las aguas, por las que es conocido y prestigiado. Todo lo que puede ofrecer, le viene dado por sus aguas, cuya historia nace de un acontecimiento singular: Un monje capuchino que veía cómo se deterioraba su salud, hasta el punto de estar desahuciado de los médicos, bebió de uno de sus manantiales, quedando curado de sus dolencias, por lo que desde entonces el agua se llama "capuchina". Aunque también existen las aguas de la "salud" y "san Vicente".
Los tiempos recientes han hecho posible que en el pueblo haya surgido una industria de envasado de agua, una ciudad-balneario y un enclave turístico de gran afluencia.
Las aguas de Lanjarón están dotadas de propiedades minero-medicinales que son terapia y alivio para las personas que acuden allí aquejadas por enfermedades reumáticas, de las vías respiratorias o digestivas.
Las personas acuden masivamente, atraídas por la fama de aquellas aguas termales, llenando el Balneario y los hoteles, que al amparo del mismo han surgido, a lo largo del pueblo, en número impresionante.
En definitiva, que las aguas son las protagonistas de aquella prosperidad, que ha convertido a Lasaron en lugar de acogida para un turismo excepcional.
Durante mi estancia en Lanjarón me sorprendió algo que quiero contar. Se trata de un apunte cultural. Paseando yo por la avenida principal del pueblo, descubrí lo que vine a llamar "la ruta de las fuentes". Estaban colocadas todas ellas en la parte izquierda de la principal vía urbana, y desde allí mostraban al paseante lo más valioso del lugar: su agua. Pero todas ellas estaban embellecidas con un poema de García Lorca, algunos del Romancero Gitano, y otros, sueltos. Fue un regalo que yo acogía con entusiasmo y por lo que me sentía muy halagado.
Luego me enteré de que un día de mediados de siglo, el balneario de Lanjarón fue visitado por el poeta de Fuente Vaqueros y por Manuel de Falla. Sin duda los Cañoneros, que así llaman a los habitantes de Lanjarón, quisieron homenajear a Federico, reproduciendo sus poemas en aquellas fuentes de las aguas que eran lo más emblemático que poseían.

Los pastores de Belén

Los Pastores de Belén fueron los hombres más afortunados de la tierra, por los acontecimientos inauditos que su vida les permitió conocer. Porque no hay nada comparable y tan portentoso como el ver nacer al Hijo de Dios; un Dios, que no encontró delicia mayor para El, que humanizarse en un niño, como cualquiera de los que nacen cada día. Y ver bracear y pernear, llorar y reír, que es la primera manifestación humana, a todo un Señor de la Vida, para los Pastores sería, sin duda, inefable y sobrecogedor.
El Niño Dios quiso formarse del mismo barro de los hombres, en quienes el Padre tiene sus complacencias, viniendo a la vida, en la total precariedad, necesitado de todo como cada niño que nace.
La gran lección de los Pastores es la fe que nos transmiten a los que a través del
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tiempo vamos a creer en ese Niño que nació en Belén. Ellos reciben, del Ángel del Señor, el anuncio del nacimiento "de un salvador, que es Cristo Señor". Oyen esta Palabra, refrendada por " una multitud del ejército celestial", que da gloria a Dios y expresa a los hombres su deseo de paz.
Los Pastores han escuchado la Palabra que Dios les envía por el Ángel, la han acogido y han creído en ella. Y no solamente la han hecho motivo de su fe y vida de su vida, sino que se han puesto en marcha y van abriendo un camino para llegar a ^conocer a su Dios, al que rinden su corazón. Su fe queda confirmada, y regresan, ofreciendo al mundo su testimonio, alabando y glorificando a Dios.
Este ejemplo que nos dan los Pastores, es la mejor invitación a que los creyentes abramos nuestros oídos al mensaje de la Palabra de Dios, y a que la acojamos en nuestro corazón, para que se pueda llenar nuestra vida de la paz, el amor y la alegría que ese Niño, Dios y hombre, nos trajo para todos.
¡¡Felices Navidades!!

"O Monte do Gozo"

El Monte del Gozo es un lugar privilegiado de la Galicia compostelana, apenas a cuatro kilómetros del Sepulcro de Santiago.
Desde allí se sienten los latidos de la Historia, porque en este monte experimentaban los peregrinos el gozo de llegar a descubrir las torres de la Catedral, donde reposan los restos del Apóstol, y era el final y la meta del Camino de Santiago.
El Monte del Gozo, que deja ver el" Campo de la Estela" en la que Santiago quiso reposar, es sitio idóneo, por su altura, silencio y pacifícidad para rumiar los grandes acontecimientos de la vida interior. A su gran pradera han arribado un número incontable de peregrinos de todas las latitudes, y en todas las épocas de la historia. Y se detenían sobre los hombros del Monte, en su suelo verdoso, para respirar hondo, descansar y descubrir el centro de su vida.
Fue el lugar elegido por el Papa, Juan Pablo II, para celebrar la última concentración de Jóvenes de todo el mundo, donde les dio una Palabra testimonial de su vida cristiana que iluminara a la vez el camino de fe de su propia vida.
Estuve en el Monte del Gozo, días pasados, con una actitud abierta a lo que Galicia me mostraba y me ofrecía de su riqueza artística y espiritual.
Este lugar de acogida de peregrinos, se ha transformado en una Ciudad Vacaciones. La Junta de Galicia ha levantado en él, numerosos pabellones sencillos y confortables, con habitaciones hoteleras modernísimas, para acoger el turismo que llega a este centro y corazón de Galicia. En el recinto, hay residencia para estudiantes que cursan sus estudios en la Universidad de Compostela; alojamientos para peregrinos de acá y de allá, que hacen el camino de Santiago para encontrarse con su fe y con su esperanza en su propio interior y hacerla vida de su propia vida.
He podido ver en el Monte del Gozo a más de un centenar de jovencitos y un colectivo de adultos, todos extranjeros que acudieron allí para conocer la ciudad de Santiago. También buscan allí alojamiento las personas de la tercera Edad que acuden a los Circuitos Culturales organizados por Mundosocial.
Este complejo turístico está dotado de varios centenares de habitaciones con dos camas, baño, teléfono y televisión. Tiene servicio de cafetería y comedor. Servicios sanitarios que lleva a cabo el personal del propio Insalud, y un servicio de autobuses que llegan al Monte; desde Compostela, varias veces al día. También cuenta el Monte del Gozo con una sala fiestas y un grupo de jóvenes, organizadores y guías de cuanto acontece en el propio Monte y en las rutas turística/que se organizan desde allí, verdaderos artífices, dignos de todo elogio por su formación y calidad humana. Por aquellos pagos andan Angela, Ofelia y Antonio; desde Salamanca quiero enviarle una palabra amable, como respuesta a su exquisita amabilidad.

Para una reflexión

Si tu vida está llena de caminos y no sabes por cual de ellos caminar, busca aquel que Dios haya señalado para ti, síguelo y serás feliz.
Si sólo quieres hacer valer tu verdad, ¡ten cuidado!, porque ella siempre es subjetiva y puede equivocarse. Más bien procura siempre conocer y vivir la Verdad de Dios, que viene para que los hombres no se pierdan.
Si sólo vives tu vida terrena y corporal, la estás perdiendo. Busca conocer la Fuente de la Vida, porque ella es la Vida Eterna que Jesucristo ha ganado para ti. Esa es tu vida.
Isidro Marcos de Paul

Poema para el recuerdo

Todavía no nos ha abandonado la borrasca invernal, que se ha desatado y nos castiga hasta el extremo de que va dejando muertos en las carreteras, en los caminos y hasta en las calles.
Con ese motivo he recordado un poema, que mi padre, siendo yo niño, me repetía, al amor de la lumbre, en la casa rural, después de cenar, mientras zumbaba el ventarrón sobre los tejados, las calles eran anegadas por los aguaceros, y las fuertes heladas mataban la vida vegetal, haciendo tabla rasa de la hierba del campo, hasta dejarlo convertido en un páramo.
El poema que mi padre me recitaba, mientras ardía la candela de la cocina, cuando era niño, durante aquellas noches pavorosas, de lluvia, viento y nieve, era éste:
"Yo me acuerdo con pena esta noche/ del que está sin abrigo en las calles,/ contemplando la ajena alegría/ sentado a una puerta/ con frío y con hambre.
Yo me acuerdo con pena esta noche/ del perdido infeliz caminante/ que entre nieve que borra las sendas/ escucha a los lobos/ aullando acercarse.
Yo me acuerdo con pena esta noche/ del que cruza a tal hora los mares/ viendo en sueños el sitio vacío/ que habrá entre los suyos/ allá en otra parte".
Era la década de los veinte, cuando yo vivía los primeros años de mi infancia.
Ahora son otros tiempos, y ha cambiado mucho la vida, y estas situaciones apuntadas, son realmente excepcionales.
Sin embargo, yo mantengo este poema en el recuerdo, porque cuando llegan situaciones extremas en que peligra la vida del hombre a causa de temporales invernales, como el que hemos vivido estos días, y tragedias mayores que hemos conocido, siempre viene a mi memoria este poema y me arranca un sentimiento de solidaridad con el que sufre.
Y siempre habrá algún hombre, cuya única casa es la calle, expuesto a morir de frío y de hambre, en una noche de rigor invernal.
También habrá siempre algún infeliz caminante perdido por los infinitos caminos de la vida, acosado por los lobos del miedo a la muerte, que mira al abismo de la desesperanza.
Asimismo, en algún lugar de la Tierra, durante una noche de gélido invierno, siempre se encontrará algún viajero o emigrante, soñando con el sitio vacío que un día dejó en medio de los suyos, allá en otra parte.
Por eso este poema que me enseñó mi padre y que yo transmito a mis hijos, quiero que esté siempre en mi recuerdo, para que me haga descubrir dónde están mis sentimientos solidarios, cuando se desatan esa borrascas invernales.

Salamanca, 23-12-96

Sr. Don Fructuoso Mangas.
Querido Fructuoso:
Entre los amigos, nunca estará de más el compartir las cosas de nuestra vida. Todas esas que llenan el misterio que nos envuelve. Y son tantas, las que nos empujan, o nos frenan, o nos interpelan, o nos alegran, o nos entristecen ...,que se pierde uno en medio de ellas.
Pero algunas aparecen con más relieve ante nuestros ojos, y nos impactan más, como ha sido el paso de tu madre, de la prueba de esta vida al gozo del amor de Dios.
Y yo quiero dedicarte un pequeño tiempo de esta preciosa Noche Buena, para hablar contigo, pues ya he hablado con Dios de tu madre.
¡A qué reflexiones mas hondas le lleva a uno la vida, ya que caminamos entre luz y sombras, lo grande y lo pequeño, el egoísmo y la generosidad, entre el cielo y la tierra ..., en definitiva entre el bien y el mal!.
Te envío el Villancico 96. Me lo ha dictado mi fe en ese Niño que se nos ha dado en este día. En este día temporal nuestro, que se encuentra dentro del día eterno de Dios.
Quiero entender que El, siendo el amor puro y total, viene a llenar mi vida, para que yo pueda vivir en la alegría . ¡Y que yo pueda tener un corazón de amor para todos los hombres!.
Partiendo de ahí, creo que todo resulta más sencillo, aunque sea costoso. No sé por qué te digo todo esto, en este día de Navidad. Sin duda porque creo que ella es acogida para mí, y viene para que acoja todo lo que se me da de parte Dios, bueno o malo . Porque, ¿ qué es bueno, o qué es malo para mí?. Yo no lo sé. Quizá sí lo sepa: lo bueno para mí creo que es el bien de todos.
Creo que me estoy pasando al hablar insistentemente de mí, porque dejo así constancia de mi egoísmo.
Tal vez te estoy cansando: perdona. Aún así me atrevo a pedirte que reces por mí a por los míos. Yo procuraré corresponder contigo.
Querido Fructuoso, he querido pasar un rato contigo, y sólo lo he conseguido, dándole vueltas a mi pensamiento.
Yo sé muy poco, aunque creo que he experimentado el sufrimiento de este peregrinar humano, por eso cuando hablo de cosas de la vida, lo hago desde mi pobre experiencia.
¡Feliz Navidad!.Un abrazo muy fuerte en el Señor.

Un nido de águilas

Estuve en una aldea vacía y sola, sin vida ni futuro, asentada en la cima de una montaña asturiana. No había en ella niños, hombres, ni mujeres, sólo pájaros, árboles y caminos. Allí me encontré con la abuela de aquel lugar, una mujer muy anciana, único superviviente, que había vuelto, buscando el recuerdo amoroso de lo que había perdido. Y ocurrió, un día de verano, que traía al corazón las resonancias celestes de un amor fiel al hombre.
La aldea de mi historia, era como nido de águilas, encaramado en la cresta de un monte, abandonado y solo: un museo de la historia humana.
La abuela, había venido de la gran ciudad, donde vivía con el hijo que le quedaba, su nuera y sus dos nietos. Pero ahora estaba allí, en medio de aquel silencio, entristecido por las elegías de los pájaros, rodeada de hórreos y manzanos. Y yo conocí aquella valiente mujer, que había vuelto para vivir recordando. Como si la recordación devolviera a su vida, la dulzura de su infancia, las delicias de su juventud y la plenitud de gozos y frutos del amor, que ella había experimentado en su hondo y feliz matrimonio.
La abuela nació en aquel picacho, junto a las estrellas, que era su aldea asturiana, he hizo del lugar la razón de su vida. Allí vio su luz primera, creció y se enamoró, abriéndose a la existencia, para darle los dos hijos que vinieron. Allí murió uno de ellos, también, el amor de su vida, que fue su marido. Ahora está allí sola, en el pueblecito abandonado y muerto. Ella, que había visto crecer los manzanos y los maizales, para llenar los hórreos de los sanos frutos de la tierra. Ella, que conoció el volar de las águilas en el azul del cielo, y el canto inefable de los jilgueros y ruiseñores, la alegría de sus hijos, el calor íntimo del marido ...
Allí estaban las raíces de su vida y todos sus amores. Sus padres, su marido, uno de sus dos hijos y toda la familia estaban enterrados en aquella aldea, ahora sumida en el silencio más sepulcral. Todo aquello estaba allí, pero ella lo había incorporado a su vida y lo vivía en su interior, donde estaba presente, hecho amor para siempre.
Ahora vivía en la ciudad, lejos de todo aquello, donde iba muriendo poco a poco, porque sentía cómo la aprisionaba la gran urbe. Y tiene dividido el corazón entre la ciudad y su aldea: entre su nacer y su morir. Pues aquella mujer ve cómo se van cerrando todos los caminos, a sus pasos, ya inseguros y vacilantes. Sólo vive con la esperanza de que el Dios bueno, al final de su vida, ya cercano, la acoja con misericordia.
Y yo me pregunto qué decisión tomaría aquella abuela amable, fiel a los suyos y a su tierra: ¿ volvería de nuevo al frenesí urbano, buscando el calor de su familia, o se quedaría en la aldea, habitando su verdadera casa, viviendo la más absoluta soledad, hasta el momento de su total liberación ?. ¡Me gustaría saberlo!.

Año nuevo

"A rey muerto rey puesto". Un año se va y viene otro; uno muere y otro nace, y todo sigue igual. Se suceden los días y las horas y siempre la misma cantinela: la mañana, la tarde y la noche, el ropaje del tiempo. Este es el paraje, en el que nos movemos. Nuestro paraje. Muy humano, como nosotros. El tiempo es la medida de nuestra vida, nada más.
Sin embargo, cada año tiene su personalidad, y viene a empaparse de nuestras vivencias, que son distintas en cada momento. La historia de cuanto vivimos, la imprimimos en nuestro interior, y nos acompaña eternamente. El año que termina, sólo se queda con una copia de esas vivencias, y son las que se lleva, como el viento las hojas de los árboles.
Por eso es importante aquello de "Año Nuevo vida nueva". Porque el año que llega a nuestra vida, tiene sus propias exigencias, y nos está llamando a una total e integral renovación.
Y no hace falta disponer grandes preparativos o proyectos: las obras más sencillas son las más bellas y meritorias. Sólo tener un corazón y una mente nueva, como el año que nace. Nuevos, los sentimientos de nuestro corazón y las ideas de nuestro pensamiento. Esto es lo único necesario: renovar los ojos del corazón. Porque si éstos son nuevos, todo será distinto. Nuestra vida tendrá nuevos aires, nuevo sol, nuevos caminos.
Así veremos mejor, lo bueno que existe en la vida de las personas que caminan con nosotros, y las podremos amar. Porque lo bueno es amable, y de aquí nace,como en el Año Nuevo, la necesidad de la acogida al otro. Lo piden la solidaridad, la verdad de la vida y la propia justicia, ya que somos unos imagen de los otros.
Esto debe ser lo que pedimos y esperamos, cuando decimos: ¡ ¡Feliz Año Nuevo!!. Pues nosotros damos contenido a los años y somos los protagonistas de la Historia, por tanto vamos a construir entre todos la paz en toda la tierra; a ser solidarios con el que tiene, o puede menos que nosotros; comprensivos y tolerantes y hasta amables y abiertos con todos, que eso es lo que nos grita el Autor de la Vida.

Apunte de Piedrahita

En el camino de la vida, nos encontramos con pueblos, villas o ciudades, que suelen dejar en nosotros, una visión, más o menos clara de su peculiar personalidad, y que, de algún modo, siempre nos enriquecen.
Cuando se está en Piedrahita, siempre llaman la atención los impresionantes macizos de Credos, cuyas estribaciones bajan hasta tocar las propias casas de la villa. Y estas montañas, se abren a derecha e izquierda, formando inmenso círculo, que deja en su interior un fértil y grandísimo valle, en el que discurre la vida de los piedrahitenses.
Está emplazada Piedrahita en un paso importante de Castilla a Extremadura, y desde un punto vial del núcleo urbano, se comunica con Avila, Salamanca y Barco de Avila.
Si te interesa la historia, tienes que interiorizar acontecimientos que han ocurrido allí, como la batalla del Monte de la Jura, en la que el rey Ordoño y su aliado Fernán González, batieron a las huestes agarenas, obligándolas a desplazarse a Extremadura, pacificando así las tierras castellanas.
La cultura nos mostrará que están allí huellas muy importantes de nuestro ilustre poeta José María Gabriel y galán. Pues no en vano, permaneció en Piedrahita, como maestro de primera enseñanza unos quince años, entregado a la docencia y a la composición de sus bellos poemas. Allí hizo buenos amigos, y por allí andan algunos poemas suyos, que él dedicó durante su estancia en la villa. Yo he tenido la ocasión de conocer el edificio, que fue la escuela, en que ejerció el poeta. Hoy es el Centro de Salud, y muestra en su fachada una lápida, que recuerda el paso del poeta por aquel lugar. Al lado, se encuentra la casa en que vivió, por cierto, con la techumbre derrumbada. Me enteré de que el Ayuntamiento, ya tiene el proyecto de restaurarla convenientemente e instalar allí un museo que recuerde al poeta de Frades de la Sierra.
Allí está el Palacio del Duque de Alba, que ha sido habilitado para un espléndido centro docente.
Se cuenta como dato anecdótico, supongo que histórico, que el cuadro de La Vendimia, lo pintó Goya en Piedrahita, con motivo de haber sido invitado por el Duque, a pasar unos días, como huésped suyo, en su Palacio de la Villa abulense.
Puede considerarse como rasgo de hospitalidad de Piedrahita, el que haya acogido una Residencia, de la tercera edad, cuyos residentes son, en su mayoría enfermos, procedentes de los lugares más dispares de nuestra geografía. Es un edificio que prestigia a la Villa por su estructura moderna, espléndida y confortable. Anticipándose a ella, hay un hermoso estanque con aguas de color dorado, que dan nombre a la Residencia; se llama " Estanque Dorado".
También podemos asegurar que los piedrahitenses son personas amantes de la ecología, ya que acogen en su medio urbano a una familia numerosa de cigüeñas, pues solamente el tejado de la Iglesia Parroquial sostiene a una docena de nidos de estas aves, otro se asienta en la torre del Convento de las Carmelitas, y dos más se pueden ver, uno en la cuna de un pino alto y otro sobre la cumbrera de un tejado de un edificio moderno. Por tanto, en primavera, visitarán Piedrahita un mínimo de treinta flamantes cigüeñas.
Me consta que Piedrahita es muy rica en historia y en arte, pero basta con lo que dejamos dicho para un apunte de esta villa serrana y abulense.

Cottolengo sufriente

Este Cottolengo está asentado en La Fragosa, que responde a la condición de aquel paraje, lugar agreste y escarpado del corazón de las Hurdes. Por allí discurre sobre piedra pizarreña el río Hurdano. La piedra es el rostro de aquella tierra, en la que aflora el dolor de la vida a raudales.
Estamos hablando de una Casa de acogida, en la que las Hermanas Servidoras de Jesús, del Cottolengo del Padre Alegre, cuidan con amor maternal a medio centenar de enfermos pobres, deficientes psíquicos profundos, verdadero testimonio de su incondicional seguimiento al Crucificado.
Visitar, en estos días de Semana Santa, este Centro sostenido por la caridad cristiana, es un verdadero acto de penitencia, si se acerca uno a aquellos enfermos dispuesto a compartir con ellos los sufrimientos de su vida.
Lo que sale del corazón al contemplar tanto desvalimiento, es una infinita compasión hacia aquellas personas, que forman parte de nuestra propia vida, como seres humanos que son, experimentándose una absoluta impotencia ante aquella situación.
Porque, ¿qué más puedes hacer por esos pobrecitos enfermos, que no se pueden valer para nada, sino es hacer tuyo su sufrimiento, y darle aliento y cariño, además de dejar un donativo en las manos de aquellas hermanas que sirven a Jesús en sus miembros más doloridos?.
Y resulta conmovedor y aleccionador el acercarte a tanto sufrimiento, pero también a tanto amor generoso. En este Cottolengo del Padre Alegre se dan la mano el dolor y el amor. Los dos se reciben: uno es aceptado y el otro entregado, y ambos son sublimes, porque es la agradecida respuesta humana al Creador.
Con la visita al Cottolengo siempre te traes en tu interior toda la grandeza invisible que allí descubren los ojos de tu corazón.

Cuestionario

- Háblame de tus ejercicios poéticos y narrativos. ¿Desde cuándo comienzas?.

Mi vocación a la literatura, nació como respuesta al amor a la lectura, que me inculcó mi primer maestro de escuela. El fue mi primera fuente de información y el que me descubrió este camino liberador. Y todo, en la placidez del medio rural en el que crecí.
Allí comencé a gustar este gozo espiritual. De ahí, que ya desde niño, sintiera que los libros me atraían de forma irresistible, porque yo deseaba conocer todo y creía encontrarlo en los libros.
A lo largo de mi andadura humana, la literatura, -tanto poética como narrativa-, ha sido la pasión de mi vida. Particularmente la poesía, con su fascinante belleza, ocupó desde el primer momento, mi mente y mis sentimientos.
Por eso acudía a las bibliotecas, donde podía saciar aquella sed que me acuciaba. Me gustaba leer. Todo mi tiempo libre lo llenaba la lectura.
Así empezaron a aparecer las primeras creaciones poéticas y narrativas. Ellas vinieron con esfuerzo, pero compensado por satisfacciones indecibles. E iban apareciendo, poco a poco, los libros, que son corno la respuesta que tú das a la vida, pues ella siempre te interroga.
Son cinco los libros de poesía publicados; el último ha salido a la luz estos días: "En el temblor del río".
También he escrito para niños varios libros de poesía, que esperan su publicación. Siempre sentí gran admiración por el mundo de los niños, pues no en vano llevamos uno dentro de nosotros.
En cuanto a mi producción narrativa, tengo inéditos numerosos relatos breves y cuentos, que esperan formar un volumen y salir a la luz. También he escrito cuentos infantiles.
Esta actividad me ha dado estabilidad espiritual. Siempre he cultivado esta parcela del arte, con especial intensidad, a pesar de haber vivido varias etapas, distinta cada una de las otras.
Ahora me doy cuenta de que cuanto escribo, responde a lo que he leído y captado en las propias vivencias, y siempre va amasado con lo que piensa la mente y siente el corazón.

- ¿Cuál de tus libros de poesía te ha producido mayores satisfacciones interiores?

No sabría decir cual de ellos. Todos mis libros están llenos de encanto para mí. Todos me han dado satisfacciones, sin duda, por deferentes motivos. No sé cual me ha satisfecho más, interiormente.
"Mis romances" es el primero; me gusta porque deja constancia de mi amor a Salamanca.
"Desde la Vida", es íntimo y existencial, y brota de lo más hondo mío. Hay en él un poema largo, que es lo más sentido y grato que he escrito. Por eso me complazco en él.
El nacimiento de "Las venas de la rosa", me llenó de entusiasmo, porque reviví en él, mis experiencias adolescentes, tan bonitas e irrepetibles, aunque no placenteras.
"Poemas líricos" me satisface por la belleza y musicalidad de sus composiciones.
En cuanto al recién nacido, "En el temblor del río", quiero subrayar su originalidad: en él está mi vida entera, envuelta en simbología. Es mi historia, sugerida en metáforas y símbolos, que se hace poesía.

- ¿Cómo valoras el panorama cultural salmantino; qué crees que falta, o qué sobra?.

No sé si seré capaz de valorar acertadamente la actualidad cultural de Salamanca: la expondré como la veo. En todo caso, acepto ser corregido.
Salamanca, evidentemente, es privilegiada y enriquecida por la cultura. Ella misma es cultura. Lo son sus rincones, calles y plazas. Su riqueza cultural es abrumadora.
La ciudad de Salamanca es un hontanar de fuentes de cultura. Son muchos los manaderos de donde brota su cultura. Así pues, son fuentes culturales, la Universidad Civil y la Pontificia, que acoge a la Universidad de la Experiencia, y la de Postgrado. Ellas tienen salas de exposiciones y aulas de cultura. La Escuela de " San Esteban", su museo, sus cursos, sus viajes. El Centro de cultura tradicional de la Diputación, que da a conocer toda la gama de nuestro folclore. Colegio de España y su Instituto Alfonso X el Sabio, con una gran actividad cultural.
Salamanca tiene tertulias de poetas y grupos folclóricos. Salas de exposiciones, museos, dos conservatorio y escuelas de música, algunas con su asociación cultural.
El paisaje urbano de nuestra ciudad rezuma cultura. Se puede ver en nuestras
Sesiones de mimo, escuchar música, y en ocasiones cuentacuentos y romances.
No olvidemos el Palacio de Congresos, quizá la mejor oferta de cultura que tenemos, y deseamos siga aumentando, pues es mucho lo que esperamos de Él.
Así mismo, cuenta Salamanca con numerosas bibliotecas que la prestigian: la Pública de la Casa de las Conchas, las Universitarias, Municipal, Popular, etc, que constituyen un tesoro cultural inmenso en libros de lectura.
Tampoco debemos olvidar, por su enorme importancia la Obra cultural de la Caja Salamanca y Soria, la Sala de Exposiciones de la Salina, la capilla Colegio Fonseca, el Casino y el Ateneo de Salamanca y los que se hayan refugiado en el olvido, por cuya omisión pido disculpas.
También tenemos en nuestra ciudad tres prestigiosos periódicos que son importantes vehículos y promotores de la cultura salmantina.
Yo creo que el nivel cultural de Salamanca es alto, aunque necesita ser siempre re vitalizado y renovado.
Ahora bien, ¿que falta?. Pues un teatro lírico, una orquesta sinfónica, una escuela de danza y ballet, galerías de arte, etc, etc. Ante todo, dar auténtica calidad a nuestras manifestaciones culturales.
¿Qué sobra?. Sobra indiferencia y desinterés. Lo denunciamos porque sabemos que se organizan conferencias, recitales, presentación de libros, etc, a los que sólo acuden una minoría muy pequeña. Espero que los salmantinos se den por aludidos, porque la cultura la hacemos entre todos.

- ¿Cómo defines tu poesía?

Creo que mi poesía es ante todo humanista, que es decir del hombre para el hombre. Existencial, que brota de la vida. Y, sobre todo, tiene una raíz mística.

El día de los mayores

"El Club de la vida" es un programa radiofónico, que se emite sábados y domingos, de siete a ocho de la mañana, por Radio Nacional de España, radio uno. Está totalmente dedicado a la atención y servicio de las personas mayores. Sin duda, un programa altamente bienhechor para este colectivo, por lo que tiene de animador, orientativo y de información.
Escuchando este programa, me enteré de que el uno de Octubre es el día dedicado a las personas mayores. Idea acertada y feliz, si ello significa un merecido homenaje a las personas que han pasado ya su otoño vital, o por lo menos han entrado en él. El otoño vivencial, humano, es el rostro amarillo de la vida del hombre, porque es cuando se le van cayendo las hojas amustiadas de sus ilusiones y de su vitalidad, pero también, cuando maduran los frutos de la sabiduría y de la experiencia de cuanto ha ido interiorizando en sus horas vividas.
Día llamado a reflexionar sobre aquello que la sociedad da a los mayores y lo que estos le han entregado a lo largo de su vida. Cosa difícil de conocer con objetividad, porque a cada cual le parece que da mucho y que recibe poco.
Uno que ha saltado ya la frontera de los setenta, se siente autorizado para decir una palabra al respeto, por cuanto significa este día dedicado a honrar a los mayores. En principio, yo diría que dedicar el uno de Octubre de cada año, realmente en muy pobre como reconocimiento a los valores de una vida de ochenta o noventa años. Pienso que "el día de los mayores" ha de ser todos los días del año, del mes y de la semana, porque cada día, la persona mayor necesita ser amada y comprendida.
Aquello "del viejo el consejo" creo que es acertado. Sin duda la persona mayor ha sido capacitada por los años para aconsejar. El consejo no es otra cosa que transmitir una experiencia aleccionadora. El abuelo puede dar consejos a sus hijos y a sus nietos, porque él ha sido nieto, hijo, y también padre; pero ellos no han sido nunca abuelos.
Y ¿cuantas páginas de paciencia, solidaridad, sufrimiento, comprensión, amor, dudas y toda clase de pruebas, habrá escrito una persona de ochenta años, en el libro de su vida?. ¡Cómo habrán madurado en su mente y en su corazón la abnegación, la entrega y la conformidad!. ¡Cuántas veces habrá vencido su propios egoísmos y violencias!.¡Cómo habrá cultivado su generosidad!.En fin, ¡ con qué espíritu habrá vivido cada uno de los actos de su vida, que han ido conformando su personalidad!.
No es posible escribir, ni siquiera insinuar en una líneas periodísticas, como tampoco en cincuenta libros, lo que puede pensar, sentir y realizar una persona a lo largo de su dilatada vida. La historia de cada persona está colmada de misterios insondables. Hay muchas maneras de vivir la propia existencia. Uno piensa que debe ser vivida desde el agradecimiento, ya que la vida da a raudales cada día. Y debe ser compartida, porque Dios comparte su vida con nosotros.
La persona mayor debe de saber, cuando camina, tal vez ayudada de un bastón, por un paseo urbano o por una callejuela rural, que está peregrinando hacia la eternidad, porque es portadora de una vida eterna. Una vida que tiene sentido, que no va hacia la nada.
La persona mayor debe estar enamorada de la vida. Una vida que ha madurado con el sol de todos los días. Que hace surgir de ella una brisa amable, como una caricia. Y esto, lo transmite, lo siembra, lo regala.
La persona mayor es como esa fruta que se convierte en zumo para nutrir el tejido social, mientras se libera de la pulpa de todos sus egoísmos.
Su imagen, en el momento de su tránsito, es el río cuando llega al mar de su muerte, que por la mañana sube al cielo en una nube blanca.

El otro nacer de Miguel angel

Cual si hubiera sido ayer, aun está fresca en nuestra memoria, la muerte del joven vasco Miguel Ángel Blanco, y, sin duda, permanecerá sangrante en el corazón de muchos hombres y mujeres de todos los pueblos, por mucho tiempo.
Miguel Ángel ha caído en tierra sin vida, cual otro Abel en las manos de Caín. El cainismo no se ha ido del vivir de los hombres. Está en su corazón, en su mente y en sus manos. La trágica voz de las pistolas, seguía los pasos de Miguel Ángel, e hizo detener su caminar humano, apagándose su aliento para siempre. Ya no pasea por las calles de Ermua, su rincón amado. No piensa, ni ocupa su asiento en el ayuntamiento. Ya no canta, ni ríe, ni habla. Sólo hablan por él, su recuerdo, su mensaje y su testimonio. Y el dolor de su madre, y la tristeza de su novia. Y la pena y las lágrimas de tantos corazones generosos y solidarios, que sienten esa muerte en su propia alma, y en su propia carne, ya que cada uno somos un poco de todos.
Miguel Ángel ha muerto, pero ha nacido de nuevo en cada uno de nosotros, donde vive y canta y ríe y reza. Y comparte con nosotros la Vida, esa que permanece y que no pueden matar las pistolas; esa que siempre puede satisfacer sus mejores anhelos y deseos de conocernos mejor para amarnos más.
Ojalá podamos descubrir a través de la muerte de Miguel Ángel, el verdadero valor de la vida, y que sepamos respetarla como el más sublime don del hombre. En plena juventud, cuando apenas había llegado a madurar, tuvo que gustar la amargura de sentirse odiado, hasta verse morir. Resulta estremecedor, conocer la negrura y profundidad del mal, de los son capaces de suplantar la vida con la muerte.
T __
¡Honor a ti, Miguel Ángel!. Desde tu libertad de ahora, escucha la canción de tantos corazones que sienten como tú, el amor a la vida. ¡Que su llama nos ilumine a todos!.

Hacia el nuevo milenio

Queramos o no, vamos a su encuentro. Ya empiezan a vislumbrarse las cumbres de su presencia, en la lontananza de estos tres años que nos separan de él.
Ya está más cerca de nosotros el uno de Enero del año 2000, y quiera Dios que lo podamos conocer. Pues no es nada corriente que uno pueda conmemorar el nacimiento de un milenio.
Pero, ¿qué nos pide a nosotros el tercer milenio?
Todas las cosas que inauguramos son nuevas y demandan nuevos impulsos.
Cada día que llega, o cada año, o cada siglo, o cada milenio, reclaman total renovación, porque la Vida se renueva cada momento. Y cada día que vivimos es nuevo, porque son nuevas nuestras vivencias.
¿Y cómo nos prepararemos, de forma sensata y razonable para vivir este nuevo milenio que se acerca?
Sin duda, con una actitud de humildad y de agradecimiento, porque en verdad, nosotros no nos damos la vida, ni el tiempo que vivimos, sino que los recibimos, por tanto, son dones que hemos de agradecer.
Las manos que nos dan la vida, así como el tiempo para vivirla, esperan de nosotros la llenemos de buenos sentimientos, de manera que transmita a su alrededor amor y paz. Esto es una costosa hazaña que sólo se logra desterrando del corazón toda violencia e intolerancia.
Esta requiere una firmísima voluntad de hacer siempre el bien, aunque tengamos que pisar nuestros deseos. Porque el que camina a nuestro lado, blanco o negro, sabio o ignorante, participa de la vida como nosotros y le debemos toda nuestra benevolencia.
El año 2000 está muy cercano y nos pide todo esto. Vamos a dárselo. Ya desde ahora nos lo proponemos.

La mística del indio americano "Aguila en pie"

Estuve presente en una charla-conferencia que ofreció, días pasados, en la Fundación Sánchez Ruipérez de nuestra ciudad, el chamán indio nativo americano,"El Águila en Pie".
¡Era un acontecimiento insólito para estas latitudes!. Y aunque parezca extraño, nos ofreció una charla sorprendente.
El indio iba desgranando sus palabras, en un castellano casi correcto, tratando de descubrir su chamán interior, que no era otra cosa que la vida de su espíritu o lo más íntimo de su propio ser.
Según su testimonio, después de treinta años dedicado a la sanación, volvía al mundo para ofrecerle la experiencia de cuanto había vivido.
Estaba allí para presentar su trabajo del chamán interior, cuya experiencia vive y a enseñarnos el arte de vivir plenamente el potencial de la sabiduría tradicional, olvidada por el mundo actual.
Hablaba de la sabiduría del universo, que nos lleva a conectar con el lugar del Todo Poder y Conocimiento, la Fuente del Amor, conocido en la antigüedad por la expresión "El Nada y El Todo".
Cuanto salía de su boca, eran, decía él, experiencias vivenciales.
Con un lenguaje diáfano y metafórico nos mostraba la sabiduría de la Abuela y del Abuelo universales.
Explicaba el proceso a seguir, para obtener los conocimientos específicos que dan el crecimiento personal, y en el cual interviene la inteligencia que unifica la persona con el Universo y la comprensión del corazón.
El hablaba de tres fases: Silencio interior; percepción limpia y conexión con el Todo, y, la creatividad desde la fuente.
Una forma de conectar, entendía yo, a través del silencio interior, de la percepción limpia y conexión con el Todo, con la Fuente de la Vida.
Durante su intervención, yo recordaba a nuestro poeta Juan de la Cruz, águila de vuelos inmensos del alma.
Porque "Águila en Pie" llama a esto la perfecta unión entre lo masculino y lo femenino, entre las energías de la Abuela y del Abuelo universales; es estar perfectamente alineados con las estrellas y con la Madre Tierra, recibiendo conocimientos diversos bajo la acción unificadora del corazón.
Iniciado, dice, por su abuela india, durante los cinco primeros años de su vida, "Águila en Pie", despertó a esta sabiduría que había sido sembrada en él.
Las flores llegaban ahora a la madurez, convirtiéndose en el fruto del Camino del Corazón Inmortal.
Este camino nos lleva, según él, a la experiencia de Unidad, y al despertar, nos reconocemos en todas las cosas, porque somos el Todo, y, abriendo nuestro corazón nos inundamos con un saber permanente.
Luego, el corazón personal se transforma en corazón inmortal, quedando en paz con el corazón de la Madre Tierra.
Toda esta cultura del indio, Águila en Pie, le viene de la sabiduría de los antiguos, que conocían "El Nada y el Todo", y que le enseñaron el ejercicio de la sanación.
Yo recogía todo aquello, que apenas entendía, pero estaba de acuerdo en que dentro del hombre hay un espacio interior, en el que late una vibración del Universo; que la luz del sol duerme en nuestros ojos; la corriente del río va llevando nuestra vida hacia la morada que siempre va buscando ; la montaña es una invitación a mirar a lo más puro del cielo, que es lo que ansiamos conocer; y la Madre Tierra, que el indio tanto venera, nos está ofreciendo cada día nuestro lecho definitivo. En suma, que la infinitud de cuanto existe, nos muestra la grandeza de la mano Creadora, y sobre todo, la Fuente de la Vida, que nos inunda con su eterno caudal espiritual.

La nueva Escuela de Música Sirinx

La escuela de música Sirinx, autorizada y reconocida por el M. de E. y C., y que ya tiene once años de historia, ha surgido de la noche a la mañana, en un nuevo emplazamiento, como una espléndida y gozosa realidad, verdadera promesa cultural para Salamanca.
Ella es una deliciosa edificación que parece nacida para esta misión. Un recinto que rezuma poesía y encanto. Su diseño es el de un nido de ruiseñores que hará las delicias de profesores alumnos y padres.
La he visto y me ha fascinado porque se muestra con una humildad bellísima. A tono con los tiempos que vivimos, alejada de la ruidosa calle y en medio se una silencio tranquilo, se levanta la Escuela de Música Sirinx, ahora nueva, pulcra y acogedora.
Recibe en sus aulas luminosas, a niños desde cuatro años de edad, para los que es una fuente de gozo y de esperanza.
Se trata de un rincón admirable en el que se respira paz armonía y silencio, cosas necesarias para hacer, estudiar y escuchar música, y para vivir la propia vida.
Felicitamos a la familia Sirinx, tanto profesores como alumnos y padres de alumnos por el renacimiento feliz de la Escuela, a la que deseamos muchos años de vida y que sea motivo de alegría para todos.

sábado, 27 de enero de 2007

Memorias de la rosa

Es el título del libro que escribiera Consuelo de Saint - Exupéry en el año 1946, y que fue publicado cincuenta años después.
Consuelo Sucin, era una joven salvadoreña, viuda de Gómez Carrillo, que conoció en el año 1930 en Buenos Aires al famoso aviador francés, con el que se casó en 1931, llegando a ser el amor de su vida. Ella fue la que inspiró a su marido la creación de El Principito, y que está palpitando en cada una de las palabras de ese libro infantil, recordando la rosa, cuyo cariño quitaba el sueño al niño protagonista.
Desde el primer momento de su unión matrimonial, comenzó en su vida una historia de amor apasionante y borrascosa, como ella nos cuenta en sus "Memorias". Consuelo, es la "rosa" del pequeño príncipe, mujer que inspiró este símbolo al escritor francés, así como el remordimiento del autor por haber tratado tan injustamente a aquella flor impresionante.
Toda su vida estuvo asentada en un amor apasionado, a pesar de incontables separaciones, reencuentros, infidelidades y reconciliaciones. Una historia desenfrenada de amor que revela toda su grandeza, pero también su debilidad humana.
Se casan en Agay, un año después de conocerse, en el que Consuelo tendrá tiempo para imaginar cómo había de ser la esposa de aquél impulsivo aviador y voluble escritor en ciernes." Un matrimonio repleto de mudanzas y viajes, en el que la mujer deberá adaptarse siempre a la caprichosa e imprevisible voluntad de "Tonio". Un hombre que le pide que sea su esposa, pero que lo hace temblando y llorando; un egoísta que no se resigna a perderla; que la obliga a permanecer junto a él, mientras la está arrojando de su lado y que, finalmente la empuja a abandonar París, para a continuación seguirla con su avioneta, con la que acaba estrellándose en gravísimo accidente en las costas de Guatemala.
"Fueron quince azarosos años de matrimonio, en los que la profesión del piloto, la bohemia del éxito como artista y sus incontables amantes los distanciaron. Sin embargo, a pesar de noches enteras de espera, huidas febriles y crisis nerviosas, Antoine y Consuelo lograron vivir pequeños momentos de felicidad absoluta".
Consuelo y "Tonio" eran dos grandes personalidades que se peleaban mucho en la convivencia, pero que no soportaban la separación; dos corazones que se amaban apasionadamente y a la vez se rechazaban.
Consuelo es la "rosa" de El Principito, la mujer que inspiró este símbolo al autor, así como su remordimiento por haber tratado tan injustamente a esa flor orgullosa e impresionante.

Palabra y música por el tercer mundo

Estuve en el teatro de Caja Duero. Allí tuvo lugar la tarde-noche del viernes, un interesante concierto por el Tercer Mundo. Lo organizó la Delegación de Manos Unidas de Salamanca y fue protagonizado por la Orquesta de Pulso y Púa "Tomás Bretón". Esta nos ofreció numerosas obras de otros tantos prestigiosos compositores como Mozart, Bretón, Albeniz, etc.
El concierto estuvo complementado por la palabra de un grupo de poetas, que se nos ofreció, en la voz profunda y vibrante, tan aplaudida ya en nuestras salas culturales, del gran rapsoda José María Sánchez Terrones.
El concierto alcanzó un alto nivel cultural y artístico, y fue muy aplaudido tanto en su parte musical como en la poética.
Sin duda, fue un acto edificante, e hizo presente ante la audiencia, la realidad conmovedora, de ese paupérrimo mundo que a todos nos interpela. Un acto más, que se celebra, para que nos sensibilicemos de que realmente hay hambre en muchos países, y tanta, que faltan los alimentos más indispensables para poder subsistir.
Poemas fuertes e inquietantes, denunciaban esa realidad, dejando ver la situación de los que no cuentan para nadie; que son los últimos; los que se desmoronan sin fuerzas por el camino; los poseedores de la pobreza, y de la debilidad, y de la indefensión. De aquellos a los que no se escucha, ni se ama, ni aun se recuerda.
El ambiente, el clima cultural, la palabra y la música que escuchamos, era la mejor invitación a la solidaridad con todos esos que van cargados de miserias por la vida; una llamada a abrir nuestra mente y nuestro corazón, a los que a fuerza de sufrir carencias, no encuentran sentido alguno a su vida.
Era una reflexión que yo me hacía, y que despertaba en mí varios interrogantes. Intentemos dar respuesta colaborando en la medida de nuestras posibilidades con Manos Unidas, para llegar a erradicar tanta hambre corporal y espiritual y tanta injusticia.

Sociología de los mayores

Hablando de Sociología, diremos que ella tiene su raíz en la propia persona que, desde su nacimiento está llamada a vivir en sociedad. Por eso, la Sociología es la ciencia que trata de las relaciones sociales, acompañando a cada ser humano a lo largo de su propia vida. Ella estudia a cada persona en el colectivo en el que esté integrada: infancia, juventud, o adultez; ya sea soltera, casada o viuda.
Entre las diferentes áreas sociales se encuentra la sociología de los mayores. La vida se está alargando en los últimos tiempos, mostrando este colectivo un gran relieve y despertando mucho interés entre los sociólogos estudiosos.
Y, ¿ por qué una sociología de los mayores, y el interés por conocer los aspectos sociales y psicológicos de esta etapa de la vida?
Hace no muchos años, el porcentaje de mayores en la sociedad, era escaso/con relación al que muestran en el día de hoy las preocupaciones de la ciencia social. En la actualidad la sociedad se encuentra con un colectivo tan importante, que no puede eludir su identidad y sus problemas.
La psicología del desarrollo entendía que en la juventud era cuando se completaba la maduración de la persona y que a partir de aquí comenzaba un período de declive motivado por el deterioro biológico. Al propio tiempo, enseñaba que a medida que avanzaba la edad en las personas mayores, se notaba una cierta desvinculación de la sociedad, por la reducción de la actividad humana con los años....
Sin embargo era una teoría del desarrollo equivocada, pues está demostrado que una actividad adecuada en la persona mayor, es lo idóneo para mantenerse en constante renovación, mientras madura mental y espiritualmente.
De entre los distintos grupos sociales, la familia es uno de más indicados para estudiar su relación social, por la variedad de personas que la integran. En ella se presentan como en un libro abierto los diversos valores que la enriquecen. Y se pone en acción la psicología del padre, la de la madre, así como la de los hijos e hijas desde sus distintas edades.
Se me ocurre imaginarme una familia integrada por madre viuda y dos hijos, uno de ellos subnormal. Es una situación bastante difícil para la convivencia. Hace falta una gran fortaleza de espíritu por parte de la madre y mucha comprensión del hijo normal hacia las otras dos personas. En todo caso, la madre, a la que se le presenta una vida complicada, tiene que ser el aglutinador de la familia. Cuando los hijos sean pequeños, tal vez se vea obligada a hacer trabajos en casa que le permitan vivir, mientras cuida a sus hijos, tal vez con la ayuda de la Seguridad Social, hasta que el hijo normal llegue a la edad de trabajar para ayudar a la madre en el sostenimiento de la casa. En todo caso la madre tendrá que elaborar grandes dosis de ternura y de amor para mantener a sus dos retoños felices a su lado.

Una especial invitación

Me gustaría, como donante de órganos que soy, hacer llegar a la conciencia de la gente la invitación a que haga donación de sus órganos.
A mí me llevó a una profunda reflexión, el testimonio de la vida de un hombre que vive con un corazón trasplantado. Que existe, gracias a la generosidad de otra persona. El veía cómo se le escapaba su vida, y alguien donó el corazón que él necesitaba. Ningún valor material podía salvar lo que era insalvable. Sin embargo, hubo una persona solidaria y generosa, que amaba la vida en los demás, y que puso parte de su propio ser, como es un órgano vital suyo, a disposición de un semejante que lo necesitaba.¡Decisión sublime!.
A lo largo de la vida, el hombre puede llevar a cabo muchas decisiones sublimes, relacionadas con la generosidad. Y puede escribir páginas gloriosas. Sin embargo, nada requiere tanto amor, en un ser humano, como darse a sí mismo, en sus órganos vitales. Una persona que tenía ese amor, y esa solidaria generosidad, puso su propio corazón a disposición de este hombre que lo estaba necesitando y se salvó una vida.
Pues bien este hombre de mi historia, reside en Salamanca, se llama José Antonio Pardillo y es Presidente de la Asociación de trasplantados de Corazón en Salamanca. Lo conozco hace tiempo, y sostengo con él un trato frecuente y afectuoso. Me consta, que es consciente de que debe su vida al corazón trasplantado que lleva, para el que siempre tiene palabras de agradecimiento.
Pues bien, yo quiero desde aquí felicitar a José Antonio Pardillo, por la alegría que transmite desde la situación de su vida, que no deja de ser muy aleccionadora; también por su esfuerzo en la promoción de los trasplantes de órganos.
Por mi parte, desde estas páginas, yo quisiera animar e invitar a los salmantinos a concienciarnos de la necesidad que tienen muchos humanos de ser trasplantados, y hacernos donantes de órganos. A ver si somos capaces de formar un colectivo tan numeroso, que satisfaga estas necesidades.

Algo más sobre Monleras

Sí, algo más, porque ya, en alguna otra ocasión he escrito sobre determinados aspectos de Monleras. Este pueblo, como todos los demás, tiene su propia fisonomía y su auténtica personalidad. Su fisonomía es amable, y su personalidad, bien definida; con voluntad de vivir como el que más. Un pueblo de gentes sencillas, trabajadoras, solidarias; con una juventud pujante. Cultivador de la comedia y del teatro, amante de la cultura. En suma, un pueblo culto, honrado, apacible y silencioso.
Camino de Trabanca, aparece de momento ante los ojos del viajero, sin previo aviso: es decir, inesperadamente, como si quisiera disimular su presencia. Pero pronto se deja contemplar, tranquilo y sosegado, sobre un terreno ascendente. Lo primero que destaca, en un ligero altozano, es la Iglesia, con su nido de cigüeña, atenta a todo aquello que le espera, como a todos los seres vivos y contingentes que pueblan la Tierra.
Al tocar la realidad de la iglesia de Monleras, recuerdo a don Avelino, párroco que ha sido, durante muchos, de este pueblo, y al que conocí, siendo yo adolescente, por tierras de Sierra de Francia, hombre íntegro y bondadoso, amigo de Dios y de los hombres, fiel a su vocación de cristiano y a su ministerio sacerdotal.
La plaza, ni grande ni pequeña, a la medida del pueblo, se encuentra alegre y remozada, con un suelo pulido y farolas nuevas, sumamente acogedora.
Saliendo al campo, en estos días de marzo, se percibe la venida de la primavera. Los caminos trazados por los agentes del ministerio de agricultura, en una gran extensión, asumen un destacado protagonismo y se ofrecen a un grato paseo, para el ejercicio de las piernas.
A los que estamos acostumbrados al trafagoso bullicio de la ciudad, los paseos por aquellos espléndidos caminos, nos resultan deliciosos y saludables, porque nos permiten respirar aire puro, en medio de un embriagador silencio.
El pantano de La Almendra es uno de los grandes atractivos para el visitante. El lleva la explanada de sus aguas hasta las inmediaciones del pueblo, formando un espacio ecológico, junto al agua remansada, donde se levanta un bosque de fresnos, que viene a ser un verdadero paraíso para las cigüeñas. Nunca en mi vida, ya larga, he visto reunidos tantos nidos de estas zancudas. Sin duda, las orillas del embalse proporcionan alimento abundante a las aves que, allí mismo, en lo alto de los fresnos colocan sus nidos. En cualquier momento del día se puede contemplar el peculiar vuelo de las cigüeñas, enamoradas de nuestra tierra.
Pero el propio embalse solamente, es suficiente espectáculo para atraer al visitante. La sola contemplación de tanta agua, en total reposo es impresionante. Sólo la brisa, lo altera ligeramente, poniendo sobre la superficie líquida un rizo espumoso. El embalse, con toda su grandeza parece que está allí, olvidándose de su misión, como si quisiera acercar las tierras zamoranas a las salmantinas.
La presa de La Almendra, gigantesca obra hidráulica moderna, es la culpable de retener el agua y de generar una cantidad gigantesca de electricidad, capaz de poner en marcha otras actividades industriales de todos conocidas.
Si te vas hacia el oeste de Monleras, camino de Portugal, te encuentras una extensa zona, poco fértil, en la que abundan las piedras de todos los tamaños, como si se hubieran dado cita en aquel lugar, para ser allí protagonistas.
Me impresionó ver el lecho del Tormes, por bajo de la Presa, totalmente seco, sin la alegría del líquido vital, como si estuviera reclamando la fluidez del agua, porque quería seguir siendo río.
Dejando más cosas para otro día, quiero dejar constancia de que me cautiva la contemplación del encinar inmenso que mira a Portugal, recordando la vida de "tras os montes", que nos descubre en sus libros el genio de la literatura portuguesa José Saramago.

Cultura de la tolerancia

La tolerancia, a nivel individual, nace de la necesidad que tiene la persona humana de pacificar su propio interior, ante las luces y las sombras que han de convivir en su vida. Luces y sombras que se pueden considerar como el bien y el mal que luchan por dominar su corazón.
Por extensión, esa tolerancia se debe dar en la sociedad, cuando las guerras enfrentan a los pueblos, como necesidad de un posible acuerdo que salvaguarde los mas elementales derechos humanos.
Así, la tolerancia viene a colocarse entre dos personas, o dos colectivos enfrentados. Una referencia puede ser el enfrentamiento entre Católicos y Protestantes, que en algunos lugares, la intolerancia ha llevado hasta derramamiento de sangre.
Con la democracia, se hace totalmente necesaria la presencia de este valor humano, para que se pueda dar la mutua convivencia, a nivel individual, o de partido, o de comunidad: una manera de dialogar, soportar o aguantar, lo que hay de diferente o de adverso en aquellos con que hemos de compartir la historia humana de cada día.
¿Y qué es la tolerancia?. Pienso que tiene su fundamento en el respeto que se debe a la dignidad de toda persona. La tolerancia hace que se pueda convivir pacíficamente, y permite aprender a caminar por la vida sin violencia.
La tolerancia debe llegar a todos lo pueblos, blancos o negros, ricos o pobres, desarrollados o no desarrollados y a toda la sociedad con su propia complejidad.
Ante la postura radical y la intolerancia, debe de adoptarse una actitud moderada, indulgente y de apertura a la diferencia del otro, si se quiere llegar a establecer un diálogo constructivo.
La tolerancia que, como hemos dicho, nace del respeto a los demás, nos permite escucharnos, haciéndonos cada día más humanos. Creo que la clave de la pacificación en la vida del hombre y de la mujer está, efectivamente, en que cada día vayamos madurando en nuestra propia humanización.
Por eso, una buena norma de vida será: trabajar pensando en los demás; contestar siempre con respeto; contar con los otros; no manipularlos y no buscar los propios intereses.
El hombre bueno es el que respeta y tolera la forma de pensar de los demás, a los que considera como un fin para él, y a quien debe servir y no manejar. Ir al otro para desearle el bien, para compartir el bien con él y para hacerle el bien.
No querer que el otro sea propiedad nuestra, sino buscarlo para decirle: quiero estar contigo para crear juntos mundos e ideas. Tratar entre todos de encontrar la renovación de nuestra vida, para compartirla con espiritual benevolencia. Vivir juntos el gozo y el sufrimiento; tratar de cambiar el mundo mejorándolo, para que cuando lo abandonemos haya ganado quilates de bondad.
Alumbrar caminos nuevos y más justos para todos, a fin de que el mundo sea más humano y solidario. Es bueno soñar con que las cosas sean mejores y con que seamos cada día mas tolerantes. Y cuando lleguemos a serlo con los otros, tanto como lo somos con nosotros mismos, llegaremos al amor, que es aceptar a los demás como son.
El amor nos descubre lo que antes no veíamos, por eso cada momento debe ser una novedad para nosotros.

El albergue de La Cabañuela

Siempre que voy a Monleras me recibe el mismo silencio acogedor. Un silencio que se te mete dentro y te llena de paz. Los pájaros te saludan desde la atalaya de los tejados, o desde la fronda fresca de los árboles, con su música sencilla y saludable.
La Calle del Monte, entrañable ella, se abre para que yo la pasee y admire, escoltada por sus gigantes fresnos que le regalan sombra. Más abajo está el espacio elegido por las cigüeñas, al amor de las aguas remansadas del Pantano, ahora en una impresionante crisis de sequía. Allí tienen su morada estival para la crianza de sus cigoñinos e incremento de su cabaña.
La inabarcable panorámica del encinar, que impertérrito permanece a través de años y de siglos, mirando a Portugal, espera para que se le contemple con la mayor delectación. La línea limpia del horizonte que rodea Monleras es grandiosa. La he visto bien y es como un inmenso círculo que se le va acercando protector. Detrás de él se esconden las comarcas de Zamora, las Arribes, Vitigudino y Ledesma, con sus realidades peculiares.
La campiña del pueblo atrae poderosamente la mirada, que se siente prisionera de tanta arboleda verde oscura, y es lugar idóneo para disfrutar de la paz y del descanso que pide el trajín de cada día.
Monleras es un pueblo hospitalario y acogedor que invita a acercarse a su realidad sencilla y actual. Ahora tiene una oferta turística para los amigos del turismo rural que deseen gozar del senderismo y de sugestivos paisajes, un día, una semana o el tiempo que le plazca, en el Albergue de La Cabañuela que está en el Camino de Berganciano, a un tiro de piedra del Pantano, en el paso hacia las Arribes; allí seréis recibidos por la grata solicitud y amabilidad de Raquel y de Fati que son las promotoras y responsables del albergue.

El prodigio de la primavera

La primavera es el hada prodigiosa que todo lo viste de alegría y belleza. Ella nos muestra en la Naturaleza el primor de su obra, cuando la renueva con sus manos mágicas.
Año tras año, viene a nuestra vida. Nunca falta a la cita que tiene con nosotros. Porque, cada año tiene su primavera; como también nosotros, que somos distintos cada año. Estamos sometidos a una renovación permanente: se renueva el corazón, y el pensamiento, y la palabra, y las células, todas, de nuestro ser. Así, pues, la primavera, encuentra un mundo nuevo dentro de nosotros. Vivimos experiencias nuevas, nos sentimos diferentes y se aviva nuestra sensibilidad. Así, en cada primavera nacen nuevas flores.
Los hombres interiorizamos los prodigios de la primavera, aunque los veamos, cada uno, con una mirada diferente: el joven la recibe exultante de gozo, porque su vida florece al unísono con ella.
El niño se llena de asombro ante su llegada, mientras juega en el camino por donde pasa, ofreciendo plenitud de vida y de belleza.
Al hombre adulto, las primaveras se le meten en el alma, donde se dan cita una tras otra, recordando cada una la nostalgia de la anterior.
Y al anciano, cada primavera le anuncia el otoño venidero, con las flores marchitas, y le recuerda las hojas que se le cayeron en el anterior, de todas las ramas de su vida.
Hay una primavera para cada año, y para cada persona y, si quieres, cada día tiene su primavera, y hasta cada momento, porque la primavera es la luz misteriosa que alumbra al alma.
Cada primavera visita al poeta de una forma muy especial, y le comunica esas dos cosas que ella es: vida y belleza; y también esperanza.
Sí, cada primavera es una siembra de esas tres cosas, y el poeta las vive y las
canta desde la tierra honda de su sensibilidad. Porque la primavera es una dama
eternamente joven, que tiene unos labios llenos de gracia y galanura, y hablan a
aquello que tiene cada ser de eterna juventud. ¡Bienvenida seas,
primavera, a la vida de los hombres! Siempre despertarás en el alma la luz de la
alegría, y en el corazón abrirás las rosas del Amor, que es la raíz de la Vida.
La primavera/ de verde claro/ es una niña / de quince años. Ella despierta/ siempre soñando/ horas felices/ para el verano. La primavera/ viene cantando/ por la colinas/ y los collados. Cruza los mares/ y los regatos;/ todo lo toca/ su bella mano. Luego conversa/ con los naranjos,/ que la reciben/ de rosa y blanco. La primavera/ viene saltando/ por los caminos/ y los barrancos. Ella se ha puesto/ su traje guapo;/ es una niña/ de quince años. Cantan las flores,/ también los pájaros,/ mientras los niños/ siguen jugando.

Experiencias vividas

La vida del hombre está jalonada con las experiencias de cada día. Son como hitos luminosos que vienen a iluminar nuestra historia y que siempre están presentes ante nosotros.
Quiero referirme a esos acontecimientos profundos y trascendentes, a veces graves, que marcan momentos decisivos de nuestra vida y que nos descubren lo más peculiar de la condición humana. Tales como su debilidad y brevedad. Esto ocurre cuando nos sentimos impotentes y parece que se toca la propia raíz de la existencia que se nos escapa.
Es como una luz que ilumina la mente y te ayuda a ver mejor la realidad de la vida, ese regalo enriquecido por tantos valores corporales y espirituales al que hemos de cuidar y ante todo amar.
Y hay algo muy importante que descubrimos en esas situaciones límite, de riesgo y gravedad, cuando hemos podido superar las consecuencias del acontecimiento: es el amor que tu situación ha conseguido despertar entre las personas de tu mundo conocido que te rodea y estima. Entonces observas cómo se movilizan los más cercanos a ti, que son tu familia porque sienten al unísono contigo, llevan tu sangre, y te quieren.
También tus amigos se sienten conmovidos por el acontecimiento y se apresuran a mitigar tu pena y tu dolor con las palabras de ánimo y de esperanza más afectuosas que encuentran en sus labios.
Y tus vecinos y compañeros sintiéndose solidarios, se detienen contigo y te saludan muy atentos expresándote el mejor de los deseos para tu total y pronta recuperación.
Entonces te das cuenta de que no es verdad que no haya amor ni solidaridad en el mundo, como " algunos" aseguran, porque tú los has sentido vivamente en tu corazón. Y has descubierto y conocido la bondad, que viene a despertar en ti el deseo de ser bueno con los demás.

La Navidad se acerca

La Navidad llega y, como siempre, nos trae la fiesta y convoca a la alegría. A una alegría honda y auténtica, de todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.
La Navidad tiene mucho de humanismo, porque el Niño que nace, viene a curar el corazón del hambre. De todos los hambres. Y cada uno vive la alegría de la Navidad de distinta manera. Según su capacidad de amar. Porque esta fiesta, en la que Dios se hace hombre, tiene mucho que ver con el amor, y con la libertad, y con la cultura.
Se ha escrito muchísimo sobre la Navidad, pudiéndose reflexionar sobre su significado y también sobre la manera de celebrarla, y de su folclore.
La verdad incuestionable es que Dios nos quiere. De lo contrario, no hubiera hecho el prodigio que hizo, haciéndose uno como nosotros, ya que le trajo terribles sufrimientos.
Una forma de celebrar la Navidad consiste en abrir el corazón a esta verdad, con lo cual el gozo será inmenso. Así podremos descubrir el abismo de bondad que viene en ese Niño, que nace en la mayor precariedad. Es un§ poco, lo que pide la fe en él.
Pero esta manera de vivir la Navidad, sin duda se exteriorizará con grandes manifestaciones de alegría como son villancicos, madrigales, espirituales negros y tantos contenidos de conciertos navideños que hacen las delicias espirituales del hombre.
¡Ah!, y también los turrones, mazapanes, cortaditos, obleas, uvas pasas, amén de buen vino, -con moderación-, que hacen las delicias del paladar, y tantas y tantas cosas buenas, si las sabemos descubrir, que tiene la vida. Por ejemplo: compartir con el que no tiene.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

La madre Teresa de Calcuta

En el momento de su muerte, la Madre Teresa de Calcuta, ha dejado para nosotros, como ejemplo de humanismo cristiano, el testimonio de su servicio a Dios en los pobres. Porque el motor que movía la vida de esta monja, recién fallecida, era el amor más puro y espiritual. La Madre Teresa ha marcado con un camino de amor, la Historia Universal Contemporánea. De su ardiente caridad han quedado impregnados los caminos y las veredas que recorrió. Estelas de luz, son todos sus senderos.
Ella había descubierto la insondable ternura de Dios a los hombres y se sentía impulsada a amarlo en los hombres.
El corazón de Madre Teresa estaba siempre abierto a la voluntad de su Creador, de donde le llegaban la fortaleza y la paz más profunda; y también su vida, estaba abierta a las carencias materiales y espirituales de los más pobres. En su sensibilidad, ella fue enriquecida con el más puro amor, clave de la felicidad que busca todo hombre; porque no se puede vivir sin sentirse amado, como tampoco se hace daño a aquello que se ama. Y de ese amor nace la paciencia para con el violento, la generosidad para con el necesitado y la solidaridad con los de cerca y los de lejos.
Ella aprendió de Dios, que quiso compartir su Vida con la nuestra, viviendo nuestra propia vida para que nosotros pudiéramos participar de la Suya. Por eso se enriqueció con los dones de Dios, para paliar tanta carencia humana.
Ahora que le han llegado las exaltaciones y los homenajes a la Madre Teresa, debe ser para nosotros el momento de las renovaciones del corazón, tratando de ser como ella. La imitación de su vida, es el mejor homenaje que le podemos hacer.
Sin duda, la vida de esta Madre espiritual, estará siempre invitando a los cristianos a la santidad. Y no debe ser tan difícil ser Santo, pues ella nos dice desde su "pensamiento espiritual": "La santidad no consiste en llevar a cabo cosas extraordinarias. Consiste en aceptar y seguir la voluntad de Dios". Ahora bien, ¿cual es la voluntad de Dios? Sin duda, que seamos santos como El. Y si El nos quiere santos, sin duda nos dará lo que necesitemos para serlo.
La Madre Teresa de Calcuta nos ha dejado además de una vida ejemplar para toda persona humana, un testamento entrañable en su pensamiento espiritual, en el que nos invita a ser generosos, que yo creo es por donde debemos empezar, si queremos llegar a metas más altas como ella.
¡¡Honor a ti, Teresa de Calcuta!!

sábado, 13 de enero de 2007

El gran amor de Dani

Dani era un chico de seis años. Su figura estaba envuelta en una lozanía que resplandecía en su rostro. Tenía una gran vivacidad en su mirada: Era candoroso, con una alegría que contagiaba; muy inquieto, todos sus movimientos eran de un empuje arrollador.
A este niño, le asaltó una irreparable desgracia cuando había cruzado el umbral de la vida. Ahora, huérfano, vive una infancia rota y solitaria.



Era por la tarde de un día de primavera, cuando Dani abandonó el orfanato al que le habían llevado dos días antes: Y comenzó su peregrinación. Un anhelo profundo, por encontrar a su madre, lo dominaba:
“Me voy a buscar a mamá. ¿Por qué tardará tanto? -Iré a su encuentro. ¡Así nos veremos antes! .Yo no quería venir a esta ciudad que no conozco. ¡Aquí no voy a encontrar a mamá! .Pero mi tía, que vive en un barrio y no me quiere, tenía que meterme en esa casa donde no quiero estar. ¡Ahí nadie me llama hijo! Las monjas son buenas, pero el celador ... ¡tiene una cara más larga!
Por las mañanas, mi madre siempre me despertaba con un beso. Aquí es la campanilla la que te quita el sueño. ¡Y tienes que despertarte aunque no tengas ganas! .Es verdad que puedes jugar, pero mi madre me ha dicho que me va a traer un hermanito para juegue con él. ¡Me lo voy a pasar “bomba”, porque será como yo, aunque un poco más pequeño, claro”.
De este modo discurría Dani, que, sin saberlo nadie, en un momento se encontró en plena vía pública. Este día le dejó recuerdos imborrables.
Cuando nació Dani, su padre pensó al contemplarlo impotente y débil:” ¿Qué será de este niño en el correr del tiempo? Su infancia, ¿le brindará felicidad? ¿Será dichoso en su juventud? ¿Su vida, en la edad madura, le dará frutos granados de gozo y felicidad?
Y su vejez si llega a ella, esa recta final de la vida, será para él un rescoldo que le preste calor y anime su espíritu, hasta su último pensamiento?”
Todo aquello era una incógnita, sin embargo, ahora desde el cielo, podía ver la tragedia
que se cernía en el corazón de su hijo, mientras caminaba hacia la calle, a la salida de aquél orfanato, con el ansia de encontrar a su madre que había perdido.


En la pequeña cabeza de Daní destacaba una idea obsesiva: su madre. Ella lo fue todo para este niño. Por eso le dirige a ella los pensamientos de su mente y las ansias de su corazón.
Dani amaba a su madre con todas sus fuerzas y no comprendía la vida sin aquella mamá que había saciado todas sus hambres de cariño.
El niño había sido muy feliz en el seno de una familia acomodada, pero cuando más necesitaba de sus padres, un acontecimiento familiar le privó de ellos para siempre. Fue un accidente de tráfico inesperado y fatal. También Dani iba en el coche con sus padres, pero le respetó la muerte.
La idea que tenía del suceso, apenas se dibujaba en su mente. Sólo un confuso y aterrador recuerdo de aquel momento sobrevive en su memoria. Sin embargo, la viva angustia de aquel aciago instante, acompañaba a cada uno de sus pasos, firmes y presurosos, cuando iban de un lado para otro.
La obsesión daba vueltas en su cabeza;”¿Dónde estará mamita? ¿Cuando vendrá mamita? Esta idea no le abandonaba un momento.
A Dani le habían dicho que su madre estaba de viaje. Que había ido a la capital. Por eso Dani preguntó a otro niño del orfanato, si estaba lejos la capital. El chico le contestó encogiendo los hombros.
Dani se sentía atormentado por la ausencia de su madre, aunque le hacía sobrevivir la firme esperanza de encontrarla. Por eso abandonó aquella residencia y se lanzó a buscarla por los caminos de la vida.
En la residencia de niños huérfanos, de la que formaba parte, notaron enseguida la falta del niño. La religiosa a cuyo cargo estaba, agotó todas las posibilidades de búsqueda, y como no lo halló, puso el hecho en conocimiento del director del centro. Este se inquietó mucho. Ordenó explorar los lugares donde pudiera estar. Pero no dio resultado. Entonces comunicó lo ocurrido a los distintos departamentos de la Policía gubernativa y Municipal. Preguntó en hospitales y casa de socorro, sin que dieran con una huella suya.
También las emisoras de radio transmitieron la noticia de la pérdida del niño, y la publicaron los periódicos. Así pues, la ciudad entera tuvo conocimiento de que Dani andaba solo por la calle. El acontecimiento fue un fogonazo que resonó enseguida en el corazón de todos.
Se divulgó que el niño buscaba a su madre, pero que ella había muerto, por lo que la noticia caló hondamente en la sensibilidad del pueblo. Muchos transeúntes creían ver al niño cuando circulaban por la calle, y el comentario fresco y conmovedor asomaba en todos los labios. En el aire flotaba esta pregunta: ¿Dónde estará el pobre niño?



Entre tanto, el niño circulaba por la vía pública como un pequeño rey. Le acompañaban los penosos sentimientos de su orfandad y los mil personajes de su fantasía.
Tiene un alma candorosa y fresca. Su pequeña figura imparte belleza. Unos ojos azules, vivísimos, bailan en sus órbitas. Es fornido su tronco. Sus piernas y brazos son fuertes y está bien desarrollados y dotados de gran movilidad.
En aquel niño hay base y fundamento de hombre integro que busca, su mejor tesoro con todas las fuerzas de su ser. ¡Estaría dispuesto a traspasar una montaña por encontrarse con su madre! .Era una fuerza que nacía en lo más hondo, la que lo empujaba a salir por los caminos de la vida, en busca de lo que más quería. Porque estaba convencido de que la hallaría. ¡Tan grande era su empeño que, siendo un anhelo imposible, florecía la esperanza en sus ojos!.
Dani se encontró, de paso, un parque infantil. Como era de mañana, no había nadie en él. Nunca se cansaba de jugar; por eso se detuvo allí para recrearse con aquellos juegos que llenaban el delicioso parque.
Olvidándose de todo, se entregó a aquella diversión, en la que no estaba solo porque lo acompañaba multitud de amigos imaginarios:”Yo salto más que tú, Toni! ¡A ver quién llega antes al tobogán!; ¡a la una, a las dos y a las tres! Nacho, ¿quieres que montemos en la locomotora? ¡Haremos un viaje a Avila! ¿O vamos a Madrid?”.
De repente se acuerda de su madre, y la invoca:
“Mamá, ¿dónde estás? ¿Vas a venir pronto? Mira que estoy solo. Quiero que sepas que se me están rompiendo los zapatos.
¡ Vuelve ya! ¡Que no he vuelto a comer las patatas fritas que me servías en el plato
chico! ¡Qué ricas! ¡Y el huevo que freías para mi, blando y calentito! ¿Te acuerdas? Y las tostadas con mantequilla para la leche. Ah, ¡y el chocolate que me pintaba aquellos bigotes! ¿Es que no te acuerdas? ¡Con qué ganas te reías entonces, mamá! ¡Nunca te he visto reír tanto! Pero lo que más me gustaba era las patatas fritas, y tú bien lo sabías. Mamá, cuando sea mayor, quiero ser como papá. Y tener todas las cosas como él. Me dejaré bigote. O quizá barba, como papá. ¿Verdad, mamá?
Pero bueno, mamita,6cómo has emprendido ese viaje tan largo? Te digo que ya tardas mucho. ¡Vuelve ya! ¡Quiero tener madre, y no estar solo! ¡He venido en tu busca! ¡Te salgo al encuentro!”.
Dani abandonó el parque, y cuando traspasaba la puerta de salida, un nudo le oprimía la garganta. De su corazón brotaba una fuente de sentimientos que afloraba a sus labios, y sus ojos no sabían si reír o llorar.



El sol está en lo alto y es fuerte. El cielo limpio. Azul. Dani ve cómo la ciudad busca su vida en el trabajo, en el descanso o en la diversión; aunque no lo comprenda.
Nuevamente ha empezado a andar, sin rumbo fijo. Por el camino que está recorriendo, hay muchos niños acompañados de sus mamás y se le van los ojos hacia ellos.
Dani siente imperiosamente la necesidad de hablar con alguien; y se acerca a un invidente que está sentado en uno de los bancos, mientras pregona, ofreciendo el cupón de los ciegos:
¡El premio! ¡llevo el premio!”
Dani se le quedó mirando desde muy cerca, y le dijo:
-Oye, ¿tú eres ciego, no?.
-Sí, soy ciego. Tú no, claro.
-No, yo no lo soy; por eso puedo ver a mi madre. Yo sé que tú no puedes ver a la tuya. Aunque si la tienes contigo y la puedes besar ya es bastante.
-¿Es que tú no puedes besar a la tuya?
-No, porque se ha ido.
-¿A dónde?
-Creo que está en un viaje muy largo.
-¿Y tú padre?
-Se fueron juntos los dos.
-Y tú, ¿qué haces?; ¿A dónde vas?
-Voy en busca de mi madre.
-Pero, tú eres muy pequeño.
-No, no soy muy pequeño, y no pararé hasta que encuentre a mi madre. ¡No puedo vivir sin ella!
El ciego, que era un buen hombre, se impresionó mucho por el problema del niño y empezó a descubrir que se cernía un drama sobre él.
Pensaba que al hombre no debe resultarle ajeno nada de lo que le acontece a los demás hombres, aunque sean todavía niños. Hondamente meditó el caso de Dani y su angustia; deseando quitarle aquella pena, o al menos compartirla con él. Vivamente le preguntó:
-Pero, vamos a ver; ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Dani.
-Y, ¿dónde vives? porque yo creo que estás perdido.
-Yo vivo en una casa muy grande, con muchos niños .Pero no quiero estar allí. Por eso voy a ver si viene mi madre del viaje.
Y, ¿en qué sitio esperas encontrarla?
-Por ahí.
-Mira, pienso que debes estar interno en la Residencia de Niños. Allí es adonde debes ir. Verás como tu madre va a buscarte. Yo te llevo si quieres.
-No, mi madre no sabe que yo estoy en esa Residencia. Ella no me habría llevado a ese sitio. Seguro que viene por esta calle. ¡Me voy a buscarla!.
Dani salió corriendo, sin dar tiempo a que el ciego reaccionara; y aunque empezó a llamarlo a gritos, sus voces se perdían a lo lejos mientras el niño se alejaba por aquella avenida.



La ciudad estaba en pleno apogeo de gente. Las calles eran ríos humanos, en las que las personas circulaban de un lado para otro, en pos de sus anhelos o empujados por sus obligaciones.
El ciego empezó a dar vueltas en su cabeza a lo ocurrido. No sabía qué pensar ni qué hacer. Lo cierto es que se quedó con la honda preocupación por la suerte que correría el chico, al que creía solo en el mundo. Estaba seguro de que sentía por él admiración, por sus dotes de valor y energía, y a la vez compasión, por su total orfandad a los seis años.
Queriendo poner remedio a aquella situación, tuvo una idea que puso en práctica:
llamar a la Comisaría e informar de que había un niño perdido por la ciudad buscando a su madre, la que decía estaba de viaje.
En la Comisaría se dieron cuenta de que se trataba de Dani, e intensificaron la búsqueda.
El ciego siguió su ronda, practicando su oficio de vendedor de cupones, mientras mascullaba en su pensamiento: ”¡Pero verás qué renacuajo! ¡Me ha dejado perplejo!”.



Dani caminaba por la ancha avenida, confundiéndose con la gente y sin que nadie se fijara en él. A medida que avanzaba con sus pasos menuditos y breves por la acera de la calle, sentía más el peso del cansancio y las punzadas del hambre. En su ánimo perdía fuerza la luz de la esperanza. Sin embargo, entonces, surgía con más brío y tenacidad el deseo de hallar a la que para él era como el aire que respiraba.
Todo lo que aparecía ante sus ojos le resultaba insólito, pues era la primera vez que descubría aquellos paisajes urbanos. Sin darse cuenta, ya que todo cuanto acontecía a su alrededor era inesperado para él, se encontró a las puertas de una casa de religiosos.
Rápidamente entró en ella y recorrió varias dependencias sin ser visto por nadie. Luego pasó al salón central. Allí se encontró con el hermano lego, que era un anciano. Parecía un cascarrabias, pero este hombre, a fuerza de practicar el bien en su larga vida, había conquistado paciencia u humildad.
El hermano lego le miró fijamente y le dijo:
-¡Hola!; qué feliz visita! ¿No me habrás hecho ninguna fechoría, eh?
-No, no he hecho nada.
-Y dime, amiguito, ¿qué te trae por aquí?
-Pues nada, -contestó el niño.
-Pero vamos a ver, ¿cómo te llamas?
-Dani.
El lego vio el desamparo y agotamiento que denunciaba su aspecto.
-Pues bien, Dani; explícame de dónde vienes y a dónde vas. Pienso que tendrás hambre, frío o cansancio, o tal vez las tres cosas.
-Sí, hambre si tengo, también estoy cansado.
-Bueno, está bien; miraré a ver si hay algo para ti. Aunque te advierto, amigo, que aquí hay poca pitanza. Acaso encuentre alguna cebolla por la cocina. En todo caso tú no te preocupes, algo aparecerá. Ahora, te sientas en esta silla, para que descanses. Yo iré a buscarte algo.
El hermano se fue y Dani quedó descansando con sus menudos huesos.
El anciano no tardó en volver. Y, ¡qué sorpresa! No traía ninguna cebolla, sino un enorme bocata de queso que puso en las manos del niño. Los ojos de Dani se iluminaron de alegría.
El le hacia un movimiento de cabeza muy significativo, y a la vez que se dibujaba en su acerado rostro una sonrisa tenue, le decía:”con paciencia se vencen las injurias, y con esto vencerás tú al chacal del hambre. Ahora te dejo tranquilo reparando fuerzas ‘y luego vuelvo para que me cuentes la historia de tu vida”.
El niño devoró el bocadillo en un momento, entre tanto, sus penetrantes ojos recoman la estancia, examinando el mobiliario y objetos que la llenaban.
Cuando volvió el hermano, ya Dani se estaba impacientando. Esta vez fue el niño el que abrió el diálogo:
-Gracias por el queso. ¡Estaba muy bueno!
-Me alegro; ¿quieres más?
-No; ya no tengo más hambre. Bueno, ¡oiga!, ¿ha visto por aquí a mi mamá? La estoy buscando. Se fue hace unos días, y no ha vuelto.
Estas palabras del niño, aclararon al lego la cuestión, ahorrándole muchas preguntas. Dani siguió explicando:
-Íbamos a otro pueblo. A mí me dio sueño y me dormí. Luego no pude saber lo que pasó. Pero no volví a ver a mi madre.
-¿De dónde eres tú?,-le preguntó el religioso.
-Yo soy de la Peña Alta, pero mi tía me trajo a la ciudad y me llevó a una casa donde hay muchos niños. Yo no quiero estar allí. No puedo olvidar a mi madre y voy a buscarla. Me han dicho que está en un largo viaje.
El lego le había escuchado atento y complacido.
-¿Y tu padre?.
-Se fue con mi madre.
-¡Vaya, vaya! ¿A quien se le ocurre marcharse y dejarte solo? Pero mira, no te apures, seremos amigos; yo tengo muchas cosas para ti.
El lego había captado el problema del niño en toda su hondura. Y se dio perfecta cuenta de la tragedia que significaba para él, haber perdido a sus padres para siempre. Pues aunque Dani le dijo que estaban de viaje, un sentimiento interior le decía que aquel niño era huérfano.
El lego quería allanar las cosas, por eso le dijo:
-No te apures; yo soy algo renegón, pero sano de alma. Y veo que tú eres un valiente. Te aseguro que habrá diálogo y afecto entre nosotros.
-¿Qué es diálogo? -preguntó el niño.
-Diálogo es conversación; lo que hacemos ahora; lo que hablamos-aclaró el lego.
-Sí, ya sé-dijo Dani, mientras se iluminaban sus ojos porque había aprendido una cosa más.
La preocupación de aquel niño por la suerte de su madre, caló muy hondo en el ánimo del religioso, que corrió a comunicar todo, al superior de la Comunidad. En efecto, el superior mandó que fuera el niño a su presencia, pero cuando el lego volvió a buscarlo, ya no vio a Dani por ninguna parte. El pájaro había volado dejando el eco de sus píos en el aire del convento. También quedaba allí el recuerdo de un niño encantador y quién sabe, si las huellas de un genio de la humanidad.



La ciudad vivía una inquietud constante: el paradero de Dani. Circulaban varias versiones, y la opinión generalizada era la de que el niño aparecería de un momento a otro.
Por una calle amplia y recta circulaban dos guardias municipales. Uno es observador y el otro, socarrón y superficial.
Eso sí, los dos son cumplidores y celosos del orden. Parsimoniosos, cambian palabras de vez en cuando. El socarrón devora cigarrillos; el otro escudriña con su mirada por todas partes. Observa todo; capta todo.
-¿Qué opinas tú del caso Dani?-preguntó el que era observador.
Pues yo pienso que cuando se ha escapado del orfanato, sin duda es un “bala”, o por lo menos un indómito.
-Juzgas tú, me parece, muy a la ligera. Ese niño creo que está viviendo el drama de su vida. Tiene seis años, y sus padres han muerto, aunque le han metido en la cabeza que están en un largo viaje. El, que debe de tener un aguante y una voluntad de acero, se ha marchado por ahí, en busca de su madre, como el que se toma un vaso de agua. Debe ser un muchacho tan decidido que no se amilana ante las dificultades.
-A los chicos de hoy lo que les hace falta es que se les ate corto, porque están muy sueltos; ya no hay respeto ni sumisión de los pequeños a los mayores. Antes los hijos reverenciaban a sus padres, seguían sus consejos... Ahora, todo eso ha sido barrido de la sociedad.”
“Pero hombre, eso es un tema aparte. No quieras juzgar lo que no conoces. Hay que conocer la vida de las personas y las circunstancias que les llevan a obrar de una forma o de otra.
El niño es el blanco de todos los comentarios en la ciudad, en la que no se habla de otra cosa. Está interesada por el pequeño y le duele su orfandad.
Yo personalmente admiro a ese muchacho. Comprendo que lo que hace no es nada común a su edad. Que hay un hombre superior en potencia, dentro de su cuerpo pequeño. Debe de sentirse protegido por un recio carácter y una gran personalidad. Y no le asustará la vida, si no lo abandonan esa constancia y tenacidad.”
Los dos guardias seguían su paseo. Iban despacio, como tomando el pulso a la ciudad, cuyas palpitaciones se dejaban sentir desde aquella céntrica calle.
De pronto, el más inteligente dijo al otro:
-Oye, mira y fíjate en aquel escaparate de juguetería y en el “rapaz” que está asomado al cristal. Tiene los ojos clavados en lo que hay dentro. Observa; toda la traza, indumento y figura son del niño que buscamos.
¿Será Dani? Vamos a acercarnos. Hay que tener mucho tacto en esta ocasión para que no se asuste.
-No lo vamos a dejar escapar, después de tanto buscarlo. ¡ Vamos, digo yo!
-Escucha, hombre. Tú no tienes niños, ni buena información sobre este caso. Por eso no caes en la cuenta de que Dani es como una planta tierna, a la que no se puede zarandear, sin peligro de causarle graves estragos. La sociedad, no lo olvides, tiene que dar a este niño, lo que él no puede recibir de sus padres: el cariño, alimento y vestido que necesita. Piensa que no tiene familia.
-Bueno, no te pongas así, lo haremos lo mejor que podamos.
-En eso tenemos que estar de acuerdo.
Los guardias se acercaron al niño. El más culto, despacio y afable, hizo como que se sentía atraído por todo aquello que llenaba el escaparate.
- ¡ Oh, cuántos juguetes! ¡ Y qué bonitos! ¡ Son preciosos! Dani se le quedó mirando y le dijo:
-Oye, ¿también a ti te gustan?
-¡Pues claro! Fíjate en ese payaso que toca el violín; no se sabe si llora o ríe.
¿Te gusta el payaso Dani? Sí, me gusta mucho. Yo lo he visto tocar en el circo. Fui con papá y mamá.
¿Y dónde están tu padres?-
-No lo sé. Voy ahora a buscarlos.
-¿A ti te gusta jugar?
Entonces el rostro de Dani se iluminó con una luz viva que formó un intenso resplandor en su mirada. Y contestó:
-Sí, jugar me gusta mucho.
-Bien, si vienes con nosotros, te daré un balón grande para que juegues. También te ayudaremos a encontrar a tu madre.
-¿Sabes tú dónde está?
-No, pero la buscaremos, ven con nosotros.
El niño se sometió con docilidad y los tres se dirigieron a la comisaría. El guardia vulgar mostraba indiferencia y aun desprecio por aquel niño, al que consideraba culpable de su situación. Al otro, sin embargo, le dominaba la preocupación por Dani, y ponía todo su empeño en ayudarle a salir de aquella angustia, tanto más cuanto más corta era la edad del que la padecía.
Dani, que sufría en su carne aquella violenta separación de su familia, tenía su alma atormentada por la soledad que lo rodeaba. En su ánimo había un cúmulo de sensaciones de abandono y desamparo que lo llevaban al borde de la desesperación. El espíritu animoso y tenaz del niño se bamboleaba, agitado por la fuerza de los acontecimientos que vivía, como el tallo de trigo por una tormenta.
Camino de la Comisaría, Dani atraía las miradas y el interés de los transeúntes. Al lado de los guardias, algunos decían:
“Este debe ser el niño que busca a su madre”.
Pero Dani no iba a gusto con aquellos hombres, porque le decía el corazón que por allí no le vendría la ternura que necesitaba.
Momentos después se encontraba ante el comisario, rodeado de policías. Estaba extrañado de que en aquella oficina hubiera tantos hombres reunidos.
El comisario, dulcificando sus palabras, habló con el niño, que estaba triste y atemorizado.
Seguidamente sonaba el teléfono en el orfanato, dando la noticia de que el niño había sido hallado. Al momento se movilizó vehículo, conductor y celador para su traslado desde el centro policial. Pero Dani, que estaba huidizo porque se aburría allí, decidió evadirse nuevamente.
La sorpresa de aquellos hombres llegaba al asombro, al palpar con sus propios ojos la evasión del niño. ¡ Y no acertaban a comprender cómo, sin que ellos se enteraran, había podido filtrarse por la puerta!
Otra vez la radio, los teléfonos y las personas transmitían la noticia de que Dani había desaparecido de la Comisaría.



Anochecía. Dani tomó rumbo a las afueras de la ciudad, y cuando las alcanzó, vio cómo se levantaba ante sus ojos atónitos un edificio de enormes dimensiones. A primera vista le pareció gigantesco. Era un colegio moderno. A pesar de su grandiosidad, no se intimidó. Al contrario, a la vista del colosal inmueble, se creció, convirtiéndose en el pequeño David que se enfrenta al terrible Goliat.
Como un imán atrajo el colegio a Dani. Y se dirigió a él. Caminaba entonces, por una pequeña avenida que conducía al colegio, festoneada por álamos blancos, de gran frondosidad.
A Dani empezaron a flaquearle las piernas y el sueño cerraba sus ojos. EI relente de la noche metía el frío en sus carnes, pero en su despejada mente aparecía nítida la imagen de su madre. La puerta de acceso al centro docente aun permanecía abierta: Dani entró. No había portero. No había nadie. El director, los profesores y los alumnos internos, asistían en el propio colegio a una velada musical.
Dani tuvo una vacilación. Como si se preguntase, qué haría él en aquella casa tan grande. Era la primera vez que entraba en un sitio donde lo invadió la timidez. No obstante, como era habitual en él, la reacción no se hizo esperar, y ya, recobrada la serenidad, se decidió a entrar, queriendo captar cuanto veía a su alrededor.
Sin darse cuenta se encontró en un sala amplia, rectangular, que estaba contigua a dirección. Todas las dependencias del edificio se encontraban amuebladas lujosamente. En ellas había profusión de butacas y sofás, cómodos y blandos, tapizados con exquisito gusto.
Exploró un poco y descubrió en la oficina de al lado una chaqueta colgada de una
percha. Se la puso y dijo:”Es un abrigo”.Luego buscó el calorcito al amparo de un radiador que ocupaba un ángulo de la habitación. Se acercó a la butaca que allí había y se dejó caer en aquel asiento mullido y calentito.
Enseguida le venció el sueño.
Mientras dormía, de vez en cuando pronunciaba palabras sueltas, o emitía sonidos acompañados de gestos ininteligibles.
Había en el colegio un perrote que era la mascota de los colegiales. Todos los alumnos lo conocían, y él a ellos. A su antojo recorría todas las dependencias, y en su deambular por unas y por otras, dio con Dani, que soñaba con los ángeles del cielo. El perro se acercó. En los ojos tenía una expresión cargada de ternura. Husmeó sus ropas y tiró con sus dientes del borde de la chaqueta, como si quisiera mitigar el frío de sus piernas.
Después se tumbó en el suelo, mientras lo contemplaba atento. Y queriendo imitar a Dani, también él se echa, apoyando su pesada cabeza en sus patas y se duerme.
En el colegio todos se habían retirado a descansar. Allí todo era silencio, apenas quebrado por el lejano ruido de los vehículos que circulaban por la bulliciosa ciudad. Dani y el perro tenían un sueño feliz.



Ha transcurrido plácidamente, casi toda la noche, lo que significa para el niño la recuperación de sus fuerzas. Hay un momento en que Dani, entre sueños grita en voz alta: mamá”.
El perro se levantó y le lamió el rostro. Dani se estremeció; lo ha confundido con el beso de su madre y se despierta dulcemente. Entonces exclama: “mamá, mamita, ¿dónde estás?”.
El perro da muestra de gozo al ver que se incorpora el niño. Pero éste no se asusta; al contrario, la presencia del animal lo llena de alegría. Es algo que no esperaba. Ambos se sienten dichosos. Y como siempre saluda primero el más educado, Dani rompió el silencio:
-¡Hola!
El perro movió el rabo como respuesta.
“Me llamo Dani, dijo éste. Y tú, ¿cómo te llamas? ¿No tienes nombre? Te voy a bautizar. Desde ahora te llamarás “Pipo”. El perro se rascabas las costillas con la pata. ¿Qué te pasa “Pipo”?
¿Te pica? ¡Pero hombre! ¡Vaya orejas que tienes más grandes!
¡Y qué rabo! ¡A ver! ¡Hombre no te enfades! ,si no quieres que te toque el rabo, no te lo tocaré. ¿Tampoco quieres que te coja la cabeza con las manos, ni que te las pase por el lomo? Ah, ¿eso sí? Ya veo que eso te gusta.
“Pipo”, ¿cuántos lobos has matado? Supongo que habrás salvado niños antes de que muriesen ahogados, ¿No?; porque tú eres un perro valiente. ¿A que sí?.”Pipo”, cuando yo sea mayor como tú eres ahora, quiero ser valiente y saber mucho, como esos hombres que escriben libros.”Pipo”, yo ya he leído cuentos. Sé, uno de un niño malo. ¿Quieres que te lo cuente?
Escucha:”Le ató las patas a un pobre burro, sólo para reírse de él; pero el burro al dar el salto, sin querer le aplastó un dedo.
Luego, le metió un palo grande entre las patas. El burro se esforzaba y sufría, hasta que consiguió soltarlo. Entonces el palo se le disparó a la cara del niño malo, dejándosela del color de los negritos, y eso por hacer el mal. No es verdad,”Pipo”.
¡ Tengo mucho sueño! ¡Vamos a dormir otra vez!
Dani se dejó caer en el sillón nuevamente, y el sueño se apoderó de él.
“Pipo” le hizo compañía algún tiempo, y hasta se durmió, pero al amanecer, la necesidad lo llevó a la calle. Cuando se marchaba, dirigió una mirada a Dani, acompañada de un bosquejo de despedida.



Nace un nuevo día para Dani . Uno más que sumar a la cuenta de los que ya ha vivido .El amanecer iluminó el ámbito de la habitación que le había servido de dormitorio, abriéndole los ojos. Se quitó la chaqueta, dejándola en el sitio en que había dormido, y abandonó el colegio por la misma puerta por la que había entrado.
Dani había descansado bien aquella noche, pero el hambre estrujaba implacablemente su flojo estómago. Cuando se encontró en la calle, la ciudad soltaba su pereza nocturna. Aquel día sería muy importante para él, como lo fueron las cosas que le acontecieron. Caminaba sin saber a dónde lo llevarían sus pasos. Deseaba comer, pues el hambre que sentía casi no le dejaba pensar en su madre. Pero tuvo suerte, porque encontró al paso una churrería en la que había una bandeja, con churros gruesos. Exclamó:”¡Cuántos churros!”.Sin que aquello se explique, no había nadie en el establecimiento y en aquella ocasión la debilidad le llevó a llenar las manos del apetitoso desayuno. Luego continuó andando, mientras consumía el sabroso manjar, tomando uno de la derecha y otro de la izquierda. Así dio fin a su inesperado almuerzo y, sintiéndose mejor, continuó su camino con nuevas fuerzas dentro de él.
Ya estaba el sol alto cuando Dani se dirigía a un parque tranquilo situado en una zona céntrica de la ciudad. En este parque, había gran cantidad de árboles. Algunos asombraban por su frondosidad. También abundaban allí los jardines, cuidados con esmero, y asientos de piedra diseminados por todas partes.
En el centro del parque había una fuente de piedra con artísticas figuras, en bajo relieve, donde el niño bebió un agua con un ligero sabor a cloro. Y, ¡arena, mucha arena colocada en montoncillos, como si fueran dunas, a las que los niños que acudían a jugar se acercaban con verdadera emoción.!
En aquel sitio acogedor, Dani se detiene bastante tiempo. Pero la soledad le invade su corazón de niño. Hay algo que le envuelve y aprisiona. Por eso lucha su voluntad, que intenta romper aquel cerco y liberarse.
En un extremo del parque, se encuentra un anciano que lee el periódico de la mañana. Este hombre es un buen sujeto. Está jubilado y ha sido funcionario, habiendo quemado las largas horas de su vida en una total entrega a su vida profesional, y a la familia. Amante de los niños, por su vejez se considera un niño más. Le gusta mucho el parque, al que conoce palmo a palmo. A veces detiene su lectura para que sus ojos lo contemplen. Disfruta como nadie de la apacibilidad de su sombra, y de la hermosura y perfume de sus flores.
La mirada del anciano se fija en el niño, que juega con la arena. Le sorprende la soledad que lo rodea. Piensa:”no lo acompaña nadie”.Lo observa con calma y se impresiona más:
“Juega él solo”. ”Ninguna persona hay a su cuidado”. Lo nota muy extraño. Ve cómo tiende a esconderse y a huir. De vez en cuando, se oculta detrás de los arbustos y bancos del parque.
Dani siente cómo la sociedad, si no lo hostiga, tampoco lo acoge. Pero el anciano intuye la situación del niño, y como si quisiera prestarle el calor de su compañía, busca otro asiento más próximo, pero no demasiado para no intimidarlo. Desde allí lo observa mejor. Entonces tuvo la certeza de que aquel niño estaba rodeado de misterio.
Pasó por allí un matrimonio con su hijo, conocido del anciano y cambiaron unas palabras de saludo. Los dos niños se miraron abiertamente y ello bastó para que se inclinara su voluntad a jugar juntos. Pero apenas el otro niño se hubo detenido, el padre elevó la voz para llamarlo:
-Vamos, hijo, que se hace tarde. Y la madre:
-Javier, no te pares a jugar, que no llegamos a casa de tu abuela.
Ante aquella insistencia, el muchacho, a regañadientes se marchó con ellos, quedando a Dani sumido en un gran desconsuelo, cuando ya creía haber encontrado un amigo. El jubilado, por su parte, iba recogiendo en su interior todas aquellas cosas que habían despertado en él un interés inusitado hacia el niño, por el que ya empezaba a sentir honda compasión. Fue entonces cuando, movido por aquella inquietud buscó el modo de ayudarle y ofrecerle su amistad.
La figura infantil de Dani se iba agigantando en la mente del viejo y traía a su memoria el recuerdo de un meto suyo, muerto cuatro años antes, al que amaba con gran ternura.
El anciano leía el periódico aparentemente, pero su atención estaba prendida de los movimientos y evoluciones del chiquillo. Y empezó a pensar cómo pondría en práctica algunas ideas que bullían en su cabeza.
El deseaba acercarse al niño, pero ¿cómo podría hacerlo? ¿No se asustaría e intentaría huir? Entonces se acordó de que tenía en el bolsillo algunos caramelos. Los cogió con la mano derecha, y cuando Dani estaba de espaldas a él, los tiró, formando un reguero entre los dos. El niño, que vio la primera golosina, y la segunda, se precipitó sobre ellas, recogiéndolas del suelo. Cuando tomó en sus manos el último caramelo, ya estaba junto al anciano .Este le miraba gozoso y satisfecho porque había acertado con la estratagema. Fue el momento en que los ojos de ambos se encontraron y se comprendieron.
Dani tenía en sus manos suficientes caramelos como para sentirse feliz. Pero, ¡qué pequeño era aquello que tenía y qué grande, lo que le faltaba!
-¡Caramba, cuántos caramelos!-dijo el anciano.
-¿Quieres? Toma, estaban ahí-contestó el niño.
Y los mostraba en sus pequeñas manos, que vaciaron aquellas golosinas en las grandes manos del viejo. A éste le invadió el entusiasmo:”¡A mí me gustan mucho los caramelos! A mí también”, agregó el niño. Este acontecimiento rompió el silencio y empezaron a hablar, mientras le devolvía los caramelos.
-Oye, mira, yo quiero mucho a los niños y me encanta jugar con ellos y contarles cuentos, así pues, si te agrada, puedo jugar contigo y contarte alguno.
-Si, sí, cuéntame un cuento; mi madre también me cuenta cuentos.
-Pues allá va, escucha:
“Había dos niños que eran amigos; uno era egoísta y otro generoso. Un día fueron a jugar juntos. El egoísta llevaba treinta pesetas para sus caprichos, y el generoso, sólo dos pesetitas para chicle. En el camino se encontraron a un pobre mendigo que les pidió algo para comer, porque tenía hambre.
Entonces el niño generoso, movido a compasión le dijo: Mira, sólo tengo dos pesetas, tómalas. En cambio, el egoísta se expreso así: ”Yo no tengo nada; lo siento; para otra vez”. Con lo que demostró que además de egoísta, era mentiroso.
Pero sucedió que aquel hombre era un sabio que conocía los corazones de los niños y que tenía una gran fortuna. Por eso, luego se dirigió a los niños con estas palabras: ”Toma niño, como premio a tu generosidad, quiero regalarte esta caja repleta de juguetes. En cambio a ti, dijo al otro, por tu egoísmo y por haber mentido, verás tus monedas convertidas en pulgas, que te picarán para que tengas que rascarte hasta que seas bueno”.
Dicho esto, se despidió con mucha cortesía.
Ellos se fueron a un sitio apartado y tranquilo, donde el niño generoso mostraba los preciosos juguetes con que había sido premiado, mientras el egoísta se rascaba sin cesar porque no soportaba las picaduras de las pulgas. Pero este niño ya estaba arrepentido. A fuerza de rascarse se hizo bueno y le volvieron las monedas al bolsillo. Entonces empleó las treinta pesetas en golosinas, y las repartió entre los niños conocidos”.
Y aquí se acabo el cuento, en el que como ves cada uno recibió su merecido.
-Claro los niños tienen que compartir las cosas que tengan con los demás. ¿Verdad? interrumpió Dani.
-Sí, los niños tienen que ser buenos y compadecerse de los otros niños que no tienen tantas cosas como ellos. Y compartirlas, a fin de que haya alegría para todos.
Y ahora que el cuento se acabó, ¿quieres que juegue contigo?
-Sí, vamos a jugar a hacer caminos.
-De acuerdo; mira, yo te los señalo con el bastón y tú los cubres con arena, ¿quieres?
-¡Si, hala!
-Aquí hay una gran ciudad, y en esta otra parte, un campo de fútbol. Ahora trazaré una carretera para ir de un sitio a otro, ¿te parece bien?
-Sí, me parece bien.
La amistad surgida con el anciano había hecho desaparecer de momento, en la cabeza de Dani, la preocupación por su madre. Y se entregaba al juego con toda alegría y espontaneidad. En cambio, para el anciano era un pretexto todo aquello, y sólo quería conocer la verdadera situación y suerte del chiquillo, porque intuía que en la vida de aquel niño había algo apasionante. Le estremecía él pensar que estuviera solo en el mundo, y quiso saber el motivo por el que estaba allí, así como el paradero de sus padres.
De pronto recordó la noticia del niño perdido por la ciudad y empezó a dominarle el temor de que aquel niño fuera Dani.
-Oye, no me has dicho tu nombre-le dijo.
-Me llamo Dani-contestó él.
-Y tus padres, ¿dónde están?
-Me han dicho que han ido a un viaje muy largo. Yo estoy buscando a mi madre y no la encuentro.
-Yo tenía un nieto, y también se ha ido a un largo viaje. Tal vez estén en la misma ciudad. En cuanto a tu madre, no pierdas la esperanza de encontrarla. Pero ahora, pienso que es la hora de comer, y que sentirás hambre.
-Sí, tengo hambre.
-Escucha Dani: quiero que vengas a comer conmigo, si no te importa .Y como premio al buen chico que eres, te regalaré un montón de juguetes. ¿De acuerdo?
Dani vacila un poco, pero luego, decidido como es, asiente.
-Bueno.
El anciano insiste.
“¡Anda, hombre, dame la mano y vámonos.”
El niño le dio la mano y ambos se dirigieron a casa.
En el camino encontraron un kiosco donde compraron un tebeo, cuyas historietas hicieron las delicias de Dani.
Al llegar a casa, por indicación del anciano, se sentó en una silla, que era la que ocupaba su nieto cuatro años antes.
-Quédate viendo el cuento-le dijo-, ahora vengo.



El anciano fue a ver a su hija que estaba atareada en la preparación de la comida. Mientras llegaba al punto de cocción, se había sentado abstraída, con mirada perdida en su interior. De tal modo estaba ensimismada, que no se dio cuenta de que habían llegado a casa dos personas. El padre contempla su actitud y la comprende.
-Pero Clara, hija, por favor, ¿hasta cuando vamos a seguir con esta tristeza? ¿Todavía
pensando en tu hijo? ¿Hace cuantos años que murió Jorge?
-Padre, a un hijo que se muere, el corazón de la madre no lo olvida nunca.
-Pero una cosa es el recuerdo, y otra la obsesión que te va a arrebatar la salud.
-No lo creéis, desde que murió mi hijo siento que me duelen todos los huesos; hasta las paredes de la casa parece que lloran conmigo.
-Ya va siendo hora de que olvides y pienses en vivir.
-Eso quisiera, pero no puedo.
-Te voy a dar una noticia que quizá se lleve el dolor de tus huesos y llene de alegría todas las paredes de este hogar.
-¿Qué noticia es esa? Si es portadora de gozo, dímela pronto, para que se me quite la impaciencia que tengo.
-¿Recuerdas a Dani, ese chico evadido del orfanato y de la comisaría, que anduvo ayer perdido por la ciudad? ¿Ese muchacho que ya es popular, porque lo conoce todo el mundo?
-Sí, claro, a lo largo de todo el día mi ánimo estuvo inquieto por la suerte de este niño, y en mi interior se libró una lucha entre ese oleaje de emociones que iba del corazón a la garganta Al pensar en él, sentían algo hondísimo e inexplicable, como si viera a mi propio hijo por ahí; él solo, buscando su gran amor. Te aseguro que daría mi vida para que a ese niño no le aconteciera ninguna desgracia.
-Pues hija, por si te sirve de alegría te diré que ese niño está en tu propia casa.
-¿Cómo, en mi casa, padre? ¿Que Dani está en mi casa?
-Pues claro, en el cuarto de Jorge, donde te espera para saludarte. El parque nos reunió a los dos, haciéndonos buenos amigos. Y como tenía hambre, el pobre chico, me lo he traído para que comiera con nosotros.
-Has hecho bien en traerle a comer a casa.
-Este niño me ha hecho pensar en muchas cosas. Quizá también a ti te suscite alguna idea que cambie tu vida.
-Ahora no quiero pensar en nada; quiero verlo enseguida.
Padre e hija entraron presurosos donde estaba Dani. En esta ocasión no se había evadido, pues algo le decía que en aquella casa encontraría calor de hogar. Cuando Clara tuvo ante ella la figura atractiva y amable de Dani, se clavaron sus ojos en ella y llegó a considerar que había hallado un tesoro.
-¡Hola Dani! -le dijo, poniendo en aquellas dos palabras todo el caudal de ternura contenido por mucho tiempo, de mujer y de madre.
-¡Hola!-contesto-, ¿me conoces?
-Pues claro, hijo.
-¡Me has llamado hijo! Desde que se fue mi madre, nadie me había vuelto a decir hijo. Yo no puedo vivir sin madre, por eso la busco.
-Oye Dani, ¿quieres que yo te encuentre una madre?
-Si, yo quiero tener madre.
-Mira, como eres un niño bueno y la has buscado tanto, te prometo que te daré una madre.
-¿Una madre como la mía?
-Sí, como la tuya.
En aquel momento suena el timbre de la puerta, que anuncia la llegada del marido de Clara.
-Tu marido-le dijo su padre.
-Sí, voy a recibirlo, quédate con Dani y mímalo.
El padre asiente con la cabeza; luego se abrió una animada charla entre los dos.



Clara abre la puerta y recibe a su marido con dulce sonrisa.
-Hola Jorge,-le dijo, acercándole el rostro, que él besó.
-Hola, te veo contenta y siento un ruido extraño en esta casa, siempre tan silenciosa. O ¿me lo ha parecido?,-contestó él.
-No te lo ha parecido, Jorge, sino que has oído perfectamente. Es que ha puesto un ángel los pies en tu casa, del que esperamos mucha alegría para nosotros.
-¿Qué dices, Clara?
-Lo que oyes. Sabes que en esta casa había muerto la alegría; pues en estos momentos la siento renacer.
-¿Quieres explicarme qué es lo que pasa aquí?
-No pasa nada Jorge, sino que Dani, el huérfano que busca a su madre, está aquí en casa. Mi padre se ha encontrado con él en el parque y lo ha traído.
-¿Como, ese niño está en casa? ¿Habrás avisado al orfanato o a la policía?
- No, no he avisado a nadie.
-Pues creo que era lo procedente.
-¿Por qué había de hacerlo? Dani, aunque sea un niño, es dueño de su vida y de su libertad. Él no quiere estar en el orfanato; si no encuentra a su madre, se inventa una.
-No sé que te propones. ¡Quisiera leer tus pensamientos!
-Pues no corras a comunicar nada.
-Te equivocas, porque voy a llamar ahora mismo para que vengan a buscarlo. ¿No crees que es nuestro deber? ¿Por qué hemos de retener nosotros a ese niño?
-Mira Jorge, es algo que te lo pediría de rodillas: espera, ¡quiero que me comprendas! Por el niño no sufre nadie. La preocupación por encontrarlo obedece a normas civiles y sociales establecidas, ¡A nada más! Deja que podamos agasajarlo un poco solamente; que coma con nosotros porque tiene hambre, y que descanse tranquilo esta noche en una cama blanda, sin zozobras ni sobresaltos. Mañana será otro día, y quizá nos traiga grandes cosas. Cada día trae un mensaje nuevo.
-Sí, trabajo.
-Trabajo, sí, pero también anhelos, esperanzas e ilusiones. Mañana vestiremos al niño con ropa nueva. Tiene rotos los zapatos: lo calzaremos. Luego, si quieres llamamos para que vengan a buscarlo.
-Pienso, Clara, que tal vez tengas razón, y en esta ocasión quiero complacerte. Por tanto se hará como tu quieras. Pero ahora, déjame que quiero ver a Dani.



Jorge no esperaba encontrar aquel niño tan resuelto y decidido. Cuando lo vio se quedó pasmado de su soltura y naturalidad. No había en él encogimientos ni timideces, y se comportaba cual si hubiera vivido en aquel ambiente familiar los pocos años que contaba.
A Jorge le asaltó una idea que ya había visitado la cabeza de Clara y la de su padre, pero nada dijo sobre ella. Entre tanto saludó al niño con mucha simpatía.
-Hola Dani.
-Hola -contestó el niño.
-¿Te encuentras bien aquí?- Le preguntó.
-Si, muy bien -contestó Dani.
-Bueno, creo que ya conoces a todos los que vivimos en esta casa. Como sospecho que te devorará el hambre, vamos a comer y así acabarás con ella. ¿Te gustan las patatas fritas o no?
-Sí, mucho.
-¿Y un huevo frito, calentito y blando.
-Más todavía.
-Pues ... ¡al ataque!.
Entonces se trasladaron al comedor, sentándose a la mesa. A un lado tomó asiento el matrimonio; al otro estaban el anciano y el niño.
Rompió el silencio Jorge que estaba deseando conocer los pensamientos de Dani, así como todo lo que bullía en su interior.
-Bueno, vamos a ver. ¿Dónde has dormido esta noche?.
-En un casa muy grande. Había una butaca blanda, y me acosté allí. También, un perro grandote, que se llamaba “Pipo”; le gustaba que le pasara la mano por el lomo.
Entre tanto, Clara iba colocando con amor, sobre la mesa, aquellos alimentos que con amor había condimentado. Y observaba cómo resplandecían los rostros de todos, a la vista de los platos exquisitos, preparados por ella, mientras saciaban su apetito.
Durante la comida, los esposos dirigían sus miradas a Dani, y luego las cruzaban entre ellos, intercambiando inteligencia y comprensión.
En un instante recorrieron con su memoria el tiempo que llevaban casados, desde los primeros rubores de su amor cuando se conocieron, hasta llegar a saborear el fruto de su unión y el dolor de haberlo perdido. El recuerdo de Jorge, su hijo, es algo que llevaban los dos grabado muy adentro: Por otra parte la presencia de Dani avivaba en su memoria aquel recuerdo.
Terminada la comida el anciano se dirige al niño.
-Bueno, qué, ¿estás dispuesto a venir conmigo al parque otra vez esta tarde? Si vienes te invito a merendar. Te comprare una “pantera rosa”
-¿Y me contarás un cuento?
-Sí, hombre.
-¿Me lo prometes?
-Prometido. Pero antes veremos los dibujos animados de la “Tele”. ¿Quieres?.”
-Sí, vamos a verlos.
A Jorge le esperaba el trabajo, por lo que se despidió de todos, y advirtió a Dani que lo vería a la vuelta.
Clara se ocupaba de retirar todo de la mesa y fregar. Mientras ponía orden en la cocina y el comedor, su corazón rebosaba de gozo. Era un gozo nuevo que se levantaba sobre su propio abatimiento, ayudándole a superar la pena que le invadía hacía tiempo.
El anciano elevó la voz para hablar con su hija:”Clara, me voy con Dani a dar una vuelta. Iremos al parque para jugar un rato”.Pero ella acudió a la puerta para despedirle. Se inclinó ante el niño y le preguntó:
-¿Te han gustado los dibujos animados?
Una amplia sonrisa iluminó el rostro de Dani, mientras decía:
-Sí, han sido muy bonitos.
-Me alegro, hijo -dijo Clara, dándole un beso; vete con el abuelo y volved pronto, que os estaré esperando.
Y, sin más, se marcharon.



Cuando Clara se quedó sola, encontró en el silencio y sosiego de la casa el ambiente y el momento propicios para reflexionar sobre el asunto que tanto preocupaba a la familia:
Dani. Y brotaron de su despejada mente ideas claras y anhelos placenteros que se alojaron en su corazón.
Entre tanto, el anciano y el niño avanzaban hacia el tranquilo parque. En aquellos dos seres había un punto común que los unía: su impotencia. Sin que se dieran cuenta, coincidían en aquella encrucijada de la vida donde se daban cita dos mundos distintos. Dani se asomaba a un valle de ensueño y tentación, cargado de promesas y esperanzas. En cambio el anciano se sentía abrumado por el peso del recuerdo y la nostalgia. Recordaba las cosas que había dejado atrás y que fueron depositando en su espíritu un sedimento, mezcla de dulzura y de amargor.
Dani era una verdadera promesa. Sus ojos grandes, azules y vivaces como un cielo abierto, eran el objetivo que captaría las maravillas que la vida pusiera en su camino. El anciano, sabedor de tantas cosas, personificaba la bondad y la comprensión. Por eso comprendía al niño, que inocentemente, iba en pos de las ansias de su corazón.
La solicitud del jubilado se esforzó por hacer pasar a Dani una tarde agradable. Ni por un momento le invadió al niño el aburrimiento. Al contrario, entre cuentos y juegos se le pasó el tiempo como un soplo.
Ambos se entendían bien. La mente del anciano se hacía pequeña como de niño cuando jugaba con él, en cambio se elevaba a gran altura cuando lo deleitaba con aquellos cuentos ingeniosos.
Clara se afanaba en dejar la casa limpia y ordenada, en especial el cuarto de Dani, donde volcó su pasión femenina y maternal. Se gozaba contemplando el cuarto una y otra vez, respirando orden y limpieza, porque ella, hasta perfumó la habitación para que el niño estuviera a gusto.
Llegó su marido y enseguida surgió el tema obligado de Dani.
-Clara, he pensado mucho sobre el niño toda la tarde.
-A mi también me ha dominado el mismo pensamiento.
-Es que ahora recae sobre nosotros una gran responsabilidad,-indicó Jorge-, porque está en nuestras manos la posibilidad de retener al niño o de entregarlo. Sabes que Dani se siente incómodo en el orfanato, y en casa de la tía no quiere estar, porque ella no le da cariño maternal.
-Dices bien, Jorge, que está en nuestras manos retenerlo, supuestos los oportunos trámites legales, o entregarlo, que es lo mas fácil. Yo, no quisiera, por nada del mundo ver alejarse de nuestra casa este niño que ha llegado a ella como angelito llovido del cielo. Sufriría muchísimo. Por eso me gustaría sugerirte algo relacionado con una idea, por mí muy meditada y sentida. Y le he pedido a Dios que nos ilumine en la decisión que hemos de tomar.
-¿Qué es lo que tanto has meditado?
-Adoptar a Dani por hijo nuestro. ¿Qué te parece, Jorge? Se trata de una vida a la que podemos acoger y dar bienestar. Es la formación de una persona, la que está a nuestro alcance. Creo que no podíamos tener entre manos nada más importante.
-¿Qué quieres que te diga? Que si tomamos esta decisión, suponiendo que Dani dé su conformidad, recae sobre nosotros un grave deber. Ya sé que las grandes resoluciones implican serias obligaciones. En fin, si lo has meditado sin prisas y estás dispuesta a coronar la obra, sin medir ni pesar sacrificios, por complacerte, accederé.
-O sea, que estás de acuerdo conmigo en adoptar al niño. ¿No es eso Jorge?
-Sí, sí, estoy de acuerdo.
-¡Gracias!, me das la mayor alegría de mi vida.
Apenas habían salido de sus labios aquellas palabras alborozadas, cuando llegó el anciano seguido de Dani.
-Bueno, ya estamos aquí. Venimos contentos y hambrientos -dijo el jubilado- ¡Ah, sí, ¿tienes mucha hambre?-interrumpió Clara.
-!Mucha, mucha hambre!
-Ya verás, ahora mismo preparo merienda para todos. ¿Me quieres ayudar tú?
-Sí, yo te ayudo.
-Pues ven conmigo.
Jorge se quedó hablando con el padre de Clara.
-Quería decirle, que Clara y yo, de común acuerdo, hemos decidido adoptar a Dani, para que se quede con nosotros. Se lo digo para saber si usted aprueba la decisión, ya que todos tenemos que convivir en esta casa, y la formación del chico ha de ser obra de todos.
-Jorge, debo decirte que es para mí la más grata sorpresa. Os aplaudo y felicito por vuestra resolución. Yo, que soy el que más ha conocido a Dani, creo que no podría verle marchar sin estremecerse de pena. Por mi parte, gustoso os ayudaré el poco tiempo que me quede de vida; así, cuando yo me vaya, no os quedáis solos.
La voz de Clara cortó el diálogo:
-Vamos, en el comedor espera la cena.
-Dice Clara que vayamos a cenar -comentó Dani.
-Enseguida vamos -contestaron ellos. Y se fueron.
Seguidamente unos suculentos emparedados, reunieron a todos en torno a la mesa y con los que quedaron saciados.
Durante el breve tiempo que duró la cena, el niño era el centro de observación de todos, especialmente de Clara que estudiaba atenta todos sus movimientos y reacciones. Sentía necesidad de conocer aquel niño, al que pensaba hacer hijo suyo. Por otra parte miraba su interior, como si intentara medir sus fuerzas. Porque. . . ,¿sería ella capaz de llevar a cabo la empresa? Su disposición le parecía buena, pero, ¿cual sería su espíritu de entrega? ¿Llegaría ella a llenar como madre las aspiraciones y anhelos del pequeño? Estas preguntas que se hacía a sí misma y en silencio, tendrían en el tiempo la respuesta.
Después de la cena se reunieron todos en el cuarto de Dani, como queriendo dar, al acto que iban a celebrar, un tono solemne. Los dos hombres estaban de pie. Clara se sentó, y poniendo al niño sobre sus rodillas, habló de esta manera:
-¡Oye, Dani, hijo!, ¡hemos pensado que te quedes con nosotros!. ¡Queremos ser tus padres! .Tú, ¿qué dices? ¿Quieres ser nuestro hijo?
Dani, como si se diera cuenta de que iba a dar un paso importante, se concentró profundamente y luego contestó:
-Yo si quiero ,pero . . . ¿y cuando vengan mis padres?
-Hasta que vengan tus padres, ¿quieres vivir con nosotros? Te daremos todo cuanto tenemos. Y todo nuestro cariño. Pero si no quieres quedarte con nosotros, nos lo dices ahora y te llevamos adonde tú quieras.
-Sí, quiero vivir y estar con vosotros.
Entonces Clara abrió sus brazos para acoger al niño, en una acción profundamente humana. Dani, por su parte buscó en ellos refugio seguro, porque intuía que allí lo encontraría y no se engañaba.



Jorge llevó a cabo las acciones legales para la adopción de Dani, que encontró así el gran amor de su vida.