sábado, 30 de diciembre de 2006

Perico el gato

Este es Perico,
dulce gatito
que busca amigos.

Tiene apetito,
por eso pide
un huevo frito.

Quiere ser músico,
cuando camina
él toca el pito.

Y pasa el río,
aunque es tan chico,
de un solo brinco.


El es un gato
al que le gusta
el farinato.

Toca el tambor
cuando lo pide
la procesión.

Y da consejos;
de su sombrero
saca conejos.

Si ve un ratón,
siempre lo mira
con compasión.


El tiene arrestos
de capitán.
En el combate
no hay otro igual.

Tras el arado
es un gañán,
mas en el bosque
gana a Tarzán.

Le gusta el queso,
pero a rabiar;
y las sardinas
todavía más.

Es muy chocante,
Perico el gato.
Siempre está alegre:
¡Perico es mago!.

Cada mañana,
sombrero en mano,
al sol saluda
desde el terrado.

A los amigos,
tiende la mano,
y a todo el mundo
envía regalos.

Todos los saca
de su chistera
porque su magia
es la primera.

Y se divierte
con su sombrero,
de buena copa
y mejor plumero,

Él, muy orondo
se lo encasqueta,
mientras lo aplauden,
en su cabeza.


Está Perico,
en la cocina;
huele los guisos,
come salchichas ...

Lame el bigote,
salta, se estira,
sube al tejado,
toma la brisa ...

Mira en redondo,
el rabo estira,
y ve a los pájaros
volar arriba.

Perico sale
de camarero.
Sirviendo platos
es el primero

Sirve la sopa,
el vino viejo,
los entremeses,
filetes tiernos ...

postres variados,
flanes de huevo,
chocolatinas
y caramelos.


Gato poeta,
tiene talento;
compone rimas
y escribe versos.

Hace deportes,
inventa juegos,
llama a los niños,
les cuenta cuentos.

Sabe sumar,
también solfeo
toca la flauta
y el violoncelo

Perico siempre,
canta a la vida;
recorre todo,
todo lo mira.

Es europeo,
muy español,
salamanquino
de Valverdón.

Hace gimnasia,
come, trabaja,
duerme, vigila,
nunca se cansa.

Pero Perico
tiene una historia
que no se borra
de su memoria.

Con los amigos
es generoso.
Piensa muy mucho
y habla muy poco.

Escribir quiere
cuentos amenos
que nos descubran
todos sus sueños.

Empieza el día
con alegría.

Guarda la casa
con su terraza.

Cuida el jardín
que tiene allí.

Es jardinero,
riega el romero;

las azucenas,
la hierba buena;

las margaritas,
que son chiquitas ...

Sigue la brega
riega que riega,

las maravillas
tan amarillas;

los tulipanes
y los rosales.

Quita las hierbas,
las hojas secas ...

Claveles rojos
llenan sus ojos.

Le hacen honores
todas las flores.

Entra Perico
en el corral
por la gatera
del albañal.

Allí está el gallo,
cual mayoral,
que cree, orgulloso,
no hay otro igual,

y abre su pico
para decir
su conocido:
“qui, qui, ri, qui”.

Y las gallinas
picando están,
con los pollitos
el muladar.

Ellos se afanan
por encontrar
blandos bichitos
para almorzar.

Nuestro Perico
tras saludar
al gallinero,
de allí se va.

Entra en el huerto,
que ya está abierto;

allí hay jilgueros
con pelo nuevo;

cantando trinos
a lo divino.

Hay lagartijas
en las rendijas,

los ruiseñores
cantan primores,

lanzando al viento
su gran contento.

Perico quiere
ser hortelano,
mulle la tierra,
prepara el grano.

Siembra patatas,
coge tomates,
planta lechugas
por todas partes.

Echa el abono
quita las hierbas
y hace una hoguera
con todas ellas.

Y ya, Perico,
con lo que ha hecho,
se encuentra, dice
muy satisfecho.


(Fin de la primera parte)



PERICO, EL GATO.
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(Segunda parte)



Un día Perico
va de paseo
por un paraje
lleno de heno;

sobre la hierba
se echó el felino
y en un momento
quedó dormido.

Entonces sueña
que es muy feliz
y que en el mundo
todo es así:


-Oye gatito,
-dijo una flor-
toma un regalo
que te hago yo.

Es una caja
de lapiceros,
de cien colores
y todos nuevos.

Quiero que pintes
cosas hermosas,
que tú dibujes
todas las cosas.

Mas un secreto
quiero decirte:
yo soy un hada
para servirte.

-¿Eres una hada
que se ha hecho flor?.
-Una flor, hada
y un hada, flor-.

El sol caía
sobre los campos;
todo tocaba
su buena mano.


En un instante
se abrió la flor
cuando Perico
la acarició.

El hada se hizo
linda gatita
y los dos forman
una familia.

Hada y Perico
no tienen casa.
El con cuidado
abre la caja.



-Gracias gatita
por tu regalo...
tendrás a cambio
montón de halagos

Pero Perico
como es un mago,
los lapiceros.
transforma en gatos.

Y todos ellos
con gran fortuna
hacen moderna
casa gatuna.



Unos diseñan
el edificio,
otros lo hacen
porque es su oficio.


Allí trabajan
todos a una,
a pleno sol
o con la luna.


Hada y Perico,
con sus gatitos,
de todo el pueblo
son los amigos.



Es un modelo
de sanidad;
la bella casa
florida está.

Toda la vida
de la ciudad
es muy hermosa,
no hay otra igual.

Es asombroso
que los bomberos
con un pitido
maten el fuego.


Y los toreros
visten de moro;
en la gran plaza
juegan al toro.

Allí los guardias
hacen canciones
mientras disfrutan
las vacaciones.

Hay un alcalde
muy educado;
y no son menos
los ciudadanos.


Todos los perros
saben solfeo.
Juegan al fútbol,
son ingenieros.

Calles y plazas
son de cristal
y van los niños
a patinar.


Las casas tienen
olor a rosas.
De las campanas
salen palomas.


Y los ratones
viven muy bien:
bailan y tocan
el cascabel.

Un curandero
sale en camisa
y todo el pueblo
se cae de risa.

El río que cruza
por la ciudad,
corre que corre
buscando el mar.


Tienen muralla
de chocolate
y todos comen
hasta cansarse.

Y una montaña
que es de turrón,
de pan y huevos
y salchichón.

Vienen los pájaros
con instrumentos,
llenan la plaza
y dan conciertos.


Nadie se enfada,
tampoco grita
y todos piensan:
“¡viva la vida!”.


Pero Perico
sigue dormido;
la verde hierba
le da mullido.

Mientras la vida
en la ciudad
es muy dichosa
porque no hay mal.

El sol preside,
les quita el frío
y acuna el sueño
del buen gatito,


que ya no olvida
cuanto ha vivido
mientras soñaba
sobre el mullido.

Ni cuantas cosas
en sueños vio,
hasta que un topo
lo despertó

Así despierta
de su gran siesta;

pues durmió tanto,
sin sobresalto,

que lo que vio
se le grabó.

El recordaba
a su buen hada,

que conoció
cuando era flor,

y peregrino
por los caminos

quiere buscarla
hasta encontrarla.


“Yo soy Perico,
ya desperté.


Os he contado
lo que soñé.


Mi amiga el hada
aquí no está


y sin tardanza
la he de encontrar

Cuando la encuentre
ya volveré

y alguna historia
os contaré”.



Ya se acabó,
y digo yo:


¿Perico vio
por fin la flor


cuando salió
de nuevo el sol?.


¿Era hada o no
la bella flor?.


¿Y la encontró?.
¿No la encontró?.


¿O es que soñó
lo que vivió?