miércoles, 7 de marzo de 2007

Mensaje de Vida

(En diciembre de 2006, este relato obtuvo un accesit en el concurso de relatos para mayores convocado por Cajaduero)


Pablo está sentado en un banco de piedra, sin respaldo ni adornos, que reposa en un lado de la plaza pueblerina. Sus manos temblorosas se apoyan en el bastón de bambú. En ese momento, su pensamiento escarba en las etapas primeras de su vida, trayendo a su memoria vivencias imborrables.
La plaza en la que medita está desierta. Sólo la leve algarabía de unos niños que juegan y los pasos de algún transeúnte aislado, rompen el silencio.
A pesar de su ancianidad, Pablo tiene un corazón sano y una mente fecunda, pero su cuerpo es solamente la ruina física de una gran personalidad.
A sus ochenta y cinco años su vida navega a la deriva por un mar de inseguridades. Para él todo son incertidumbres y dudas. Todo se le escapa y no hay nada a lo que pueda asirse. Él se pregunta: ¿Qué le espera a un hombre que ha cubierto todas las etapas de su vida? Analiza lo que ha hecho a lo largo de todos sus años, y cae en la cuenta de que se ha pasado el tiempo huyendo y buscando. Huyendo de todo sufrimiento, que era una forma de morir, y buscando cómo retener la vida, que se le escapaba sin remedio. La búsqueda y la huida tenían para él un mismo y único fin: vivir.
¡Con qué fuerza recordaba Pablo las etapas de su infancia, de su juventud, y de su edad madura, por lasque había pasado! Y ahora, cuando se acercaba la recta final, seguía preguntándose: ¿Qué busco yo? ¿De qué huyo? ¿Qué pasará cuando se rompa el hilo sobre el que voy caminando? ¿Será un salto hacia la nada?
En estas divagaciones, absurdas decía él, se entretenía Pablo, cuando llegó Cándido, su amigo, con el que pasaba tantos ratos charlando en el banco de piedra.
-Te encuentro ensimismado, Pablo; ¿En qué estás pensando?
-En lo mismo de siempre, que es lo que me atormenta. En mi porvenir. Mi pensamiento le da vueltas a todo los que me espera, y se hunde el ánimo. Porque, ¿podrá reservarse algo bueno para un hombre que ha cumplido ya ochenta y cinco años?
-No pienses en eso, hombre, que te matas tú solo
-¿En qué quieres que se piense cuando la vida toca a su fin?
-Yo tengo tu edad, y cuando me quiere invadir la tristeza, pienso que si este vaso mío de arcilla se rompe, el alfarero que lo moldeó, volverá a componerlo. Eso me consuela.
-Tu situación es distinta a la mía, Cándido, Yo te comprendo. Tú has pasado tu vida en este pueblecito; aquí has echado raíces, aquí te casaste y por ahí andan tus hijos y tus nietos. Tienes en quien poner los ojos y puedes ver cómo se renueva tu vida en ellos. Yo, en cambio, aunque nací aquí como tú, me fui a estudiar, obtuve un título que ejercí lejos de aquí, me casé con una mujer de otras tierras y fui dejando pedazos de mi vida en cada uno de los sitios en que estuve.
En mi peregrinación, fueron quedando mi único hijo y la esposa que compartió mi vida. He quedado solo. ¡Estoy solo, Cándido! ¿Te das cuenta? Vivo, si a esto se le llama vivir, en la más espantosa soledad. Luego, al ser jubilado, me vine huyendo, no sé si del frío de mí mismo, o de tanta gente a la que veía lejana e indiferente, y busqué en esta tierra nuestra, lo único que me quedaba: el calor verdadero de tu amistad y la paz inalterable de la casa.
-Tranquilízate, Pablo, los que somos viejos tenemos que irnos liberando de todo los que nos ata, hasta de la familia, porque cuando llegue el último momento, ni hijos ni nietos nos retendrán aquí, sino que nosotros solos tendremos que enfrentarnos al misterio. Pero tengo que confesarte que siempre queda un rayo de esperanza que ilumina tu vida y te consuela.
"¿Por qué no luchas por dominar tu desesperación? ¡Tienes que salir del abatimiento en que has caído, vencer el pesimismo y ver las cosas de forma distinta, porque no las podemos cambiar."
Cándido invitó a Pablo a dar un paseo hasta el Prado Grande, que estaba plagado de margaritas.
-Vamos a escuchar la canción de este día -le dijo-, que algún mensaje tendrá para nosotros.
Mientras caminaban, Pablo pensaba para él: "¡si yo tuviera algo de esperanza, eso tan sublime, sin lo cual no se puede vivir!"
Salieron del pueblo y se extendió ante ellos un panorama inabarcable. En primer lugar, y ante sus ojos, el Prado Grande, exornado de margaritas blancas y amarillas, guarnecidas de verdor. En el horizonte, la lejanía, que parecía el final, pero que había un mundo lleno de vida más allá.
Los dos ancianos contemplaban un paisaje colmado de alegría y de paz, mientras la sombra de dos nubes blancas que cruzaban el cielo, besaban sus pies. Sus ojos se le llenaron de margaritas. Estaban absortos ante aquella maravilla de color, que se le metía en el alma. Se quedaron callados un rato largo, gozando de aquel deleite; luego, Pablo rompió el silencio.
-Mira, Cándido, las margaritas blancas son tuyas y las amarillas, mías. Están contentas porque las mece el aire en una hamaca verde. Observa cómo esperan de la tierra y del sol, que las hagan fecundas en belleza.
-Oye, Pablo, ¿no has descubierto el milagro? ¡Mira, en medio del prado hay dos niños! Se sienten felices porque se quieren, y tienen la suerte de jugar juntos, aunque no sepan lo que se esconde en los recodos del camino que han de recorrer durante su vida.
-Esos somos nosotros, Cándido. Estamos ahí, en el recuerdo, donde jugamos juntos, ¿te acuerdas? Somos dos vidas que se abren en flor. ¡Mira con qué alegría compartimos la ilusión del juego. Tú eres mi mejor amigo, y yo tengo mis delicias en estar contigo. Son dos almas que claman por la vida y aspiran a vivir siempre, porque no se resignan a morir. Pensar estas cosas me aturde la cabeza, porque ¿quién sabe dónde empieza la vida y dónde acaba?
-Yo pienso que en el mismo que la da. El sol puede crear luz y negarla, porque es la fuente de la luz, no la luna, que la tiene prestada. Por eso la vida sólo puede venir de su propia fuente, que no se seca nunca, sino que siempre aflora a la luz del día con aguas nuevas de vitalidad.
Caía la tarde y el sol quería ocultarse. Pablo siente cómo las palabras de su amigo le llegan al corazón como un eco de eternidad. Delante de él se ha abierto una senda de esperanza. Sus pasos son más firmes, y está conociendo un camino nuevo que le lleva a la Vida con mayúscula. Ya no tiene miedo a lo que le espera. ¡Qué importa la vejez, si se han abierto los ojos del alma! Ha descubierto que lleva dentro de él un aliento eterno, que en lo hondo de su ser surge y se renueva; que su espíritu no ha envejecido. Es algo que experimenta y vive. Se
desvanecieron las angustias y los temores, porque presiente algo inefable y misterioso, algo realmente bueno que lo acoge al final.
Cándido no sabía qué había pasado, pero observó que el rostro de Pablo cambiaba de semblante y que su aspecto se hacían tan amable que no se cansaba de mirarlo.
Volvieron a casa contentos y alegres, como dos niños, con sus pasos lentos, pero exultante el corazón. Pablo había aprendido a escuchar la voz de las margaritas, de la lejanía y de los hombres que le traían un Mensaje de Vida.

El huérfano

(En diciembre de 2004, este relato obtuvo un accesit en el concurso de relatos para mayores convocado por Cajaduero)

El valle se extiende hacia abajo, acompañando al río y formando su cuna. En él ha nacido Manolo y sus dos hermanos Rosina y Toño. Su madre, viuda joven, trabaja sin descanso por ellos. Pero lo que ella gana, es poco. El dinero no llega y si se compran pantalones no hay para chaqueta. El padre murió en un accidente cuando trabajaba en la mina apenas había nacido el más pequeño.
Rosina y Toño tienen ocho y seis años. Manolo, once. Este es un muchacho decidido y valiente que está muy compenetrado con su madre, por lo que conoce bien la situación de la casa en que vive, sabe de los pocos recursos con que cuentan y del esfuerzo que realiza en ella a diario, con el fin de llevar aliento y vestido para todos.
Manolo siente grandes deseos de ayudar a su madre. Quiere responsabilizarse. Anhela ser útil, resolviendo los problemas de todos: "Soy el mayor -piensa-, y he de velar por los hermanos y por la madre como si fuera un hombre".
La casa se levanta, no mucho porque es pequeña, en las afueras de aquel pueblo grande, cerca de la vía férrea. Allí, desde las ventanas que son sus ojos, contempla la corriente de vida que circula en los trenes día y noche.
Manolo tiene un recuerdo vivo de las charlas, ¡..cuántas..!, sostenidas con su abuelo paterno, hombre curtido en Tierra de Campos, donde no hay más abrigo que los rastrojos blancos, o los mudos barbechos. De él, mientras vivió con ellos, aprendió muchas cosas buenas que se desprendían de sus consejos y de su ejemplo.
Un día había poca comida en casa; por eso, el huérfano decidió ir a pescar. Desde su interior, pide a Dios que le ayude, pues tiene experiencia de que no lo va a abandonar a su suerte. Y con el preciado bagaje de su pecera y su caña, su esperanza y su alegría, camina vía adelante jugando y saltando.
Mientras avanza, se va empapando de la belleza del paisaje, observando el vuelo leve de alguna mariposa que bebe en el cuenco de su flor misteriosa.
Aquella vía del ferrocarril por la que él discurría, y la carretera, eran los caminos que comunicaban el valle con dos mares: uno de mieses y barbechos en las llanuras castellanas, y otro de agua, con espejos de plata, donde vive un mundo de ensueño y fantasía.
Y se le escapa el pensamiento, traspasando las montañas que rodean el valle, para luego volver a la realidad del momento presente, en que va por el camino de la vía, rumbo al río, a pescar. Y no se olvida de que quedan atrás, en la pequeña casa de las afueras, su madre y sus hermanos.
Está el valle verdecito y tranquilo. Con las heridas que hacen las minas en el hermoso paisaje. Y Manolo va a pescar peces al río para que coman sus hermanos, mientras por el camino alimenta su vista con la frondosidad de los bosques y el verdor de los prados, donde pacen las vacas.
Con los bártulos al hombro se dirige a un piélago profundo, donde la pesca promete siempre. Es un lugar muy conocido al que acude con frecuencia a jugar con sus hermanos y adonde acompañaba muchas veces a su padre que practicaba este deporte.
Pero en este día, al huérfano lo empuja la necesidad: Quiere llevar alimento a casa. Y con esa esperanza lanza el anzuelo al agua. Luego espera que los peces
vengan a visitarlo, mientras se deleita con el perfume denso y aromático de los manzanos y el discurrir del río.
Apenas habían transcurrido unos minutos, surge el primer alborozo con la caída del pez primero. Habla con Toño, -al que imagina junto a él: "este, para ti".
El Huérfano dialoga con los peces y con los pájaros: Canta, ríe disfruta...
De pronto, ¡otro pez! Luego... ¡otro!, y ... ¡otro!, y ... ¡otro! Y él se dijo: "Ya tenemos segundo plato para todos".
Por último, quedó enganchado en el anzuelo una enorme trucha que no se resignaba a abandonar el río, y que le costó gran esfuerzo llevarla a la orilla. Por fin consiguió meterla en su pecera, con lo que se colmó el vaso de su alegría.
Pero en la vida de cada ser humano siempre le acecha el espíritu del mal para hacerle sufrir de algún modo. Es lo que le sucede al muchacho huérfano en ese momento: alguien le está espiando para arrebatarle su pequeño trofeo, que a él se le antoja inmenso.
Detrás de un matorral hay un gamberro. Sí, un muchachote bigardo y desaprensivo observa los movimientos del pequeño pescador. Al momento, el libertino, con una actitud violenta y fanfarrona se presentó ante el chico con ánimo de arrebatarle todos los peces que había capturado. Lleno de insolencia y de cinismo le dijo:
- Oye, tú, dame esos peces.
La reacción del huérfano fue inmediata:
- No, eso nunca.
¡Cómo! Si no me das los peces así "afablemente" te tiraré al río y después me los llevaré igual-, replicó el gamberro.
Pero Manolo que, en el acto se dio cuenta de que se le pedía un acto heroico, con toda decisión se dispuso a defenderse. Entonces su corazón rezó esta plegaria: "Dios mío, ayúdame". Y dando dos grandes saltos, cual si fuera un puma se encaramó sobre un pequeño altozano; luego se armó con una piedra en cada mano, enfrentándose al malvado.
No te consentiré que te apoderes de lo que tanto trabajo me ha costado
conseguir; si das un paso más, te acordarás para siempre de tu osadía. - -Tú, mequetrefe, ¿me levantas la voz? Ahora vas a saber quién es "tu
padre".
Esto lo dijo a la vez que dirigía sus pasos y su cólera hacia el huérfano, pero éste le disparó una piedra con tal precisión que le pasó rozando la cabeza por el lado izquierdo. De tal modo sintió la proximidad del zumbido que se quedó inmóvil en aquel sitio. Sin embargo, reaccionó pronto y se dirigió a los peces para llevárselos. Entonces el huérfano, creciéndose le dijo autoritario:
Deja eso donde está.
Pero como el gamberro seguía en su empeño, Manolo le lanzó otra piedra, esta vez, rasgándole la oreja derecha, que sangraba bastante. Al verse humillado de aquella forma, se enfureció desesperadamente, dirigiéndole miradas asesinas; mas el huérfano, nuevamente tenía el brazo levantado, en actitud de lanzarle otro de sus proyectiles, y eso detenía al haragán allí quieto, sin avanzar nada hacia el chiquillo, cuya valentía mantenía a raya al fanfarrón.
Fue un momento trágico, aquel en que terminó el diálogo de chiquillo y mozalbete. Eran dos almas encontradas frente a frente: Manolo, como si hubiera subido a la cumbre de su lograda victoria, con actitud valerosa,
dejaba ver por sus ojos azules y muy abiertos, los nobles sentimientos de su gran corazón, y estaba dispuesto a no ceder, mientras el bigardo, que alardeaba de valentón, se veía como un vencido y vil gusano. Afortunadamente acertó a pasar por aquel lugar un cazador que conocía y profesaba gran afecto al huérfano y cuando captó el drama con su mirada, dirigiéndose a él, le dijo:
¡Hola, Manolo!, veo que tienes problemas. ¿Qué te sucede? Creo que llego
en buen momento, para hacer justicia en este pleito. Manolo contestó:
- Lo que pasa es que ese, quiere apoderarse de los peces que he podido
pescar. Entonces el cazador, mirando fijamente al gamberro, le dijo:
- Pues este mozalbete, si quiere peces que los pesque él. Creo que es lo
más razonable. Entonces, el malvado huyó corriendo cuanto podía, y desapareció.
El huérfano no contó en casa nada de lo ocurrido, y aquella noche a la madre y a los hermanos le supo la cena más rica que nunca.

martes, 30 de enero de 2007

Fe y cultura

Ayer estuve en la Iglesia Parroquial de Santa Teresa, de nuestra ciudad. Allí asistí a la fiesta que los P.P. Redentoristas celebraron, en unión de aquella comunidad parroquial. Fue una Celebración Eucarística, en honor de la Virgen del Perpetuo Socorro, tan bonita y fervorosa que será difícil de olvidar.
Tuvo una duración de hora y media, pero se me antojó corta, teniendo en cuenta la belleza y la riqueza que ofreció. Una fiesta religiosa, en que estuvieron presentes, sin duda con gran relieve, la fe y la cultura, pues ambas rayaron a un alto nivel.
Participó en la fiesta un nutrido grupo, excepcional representación de nuestro folklore, con su inevitable tamborilero, que nos ofreció sin duda lo mejor que llevaba dentro y que hizo las delicias de los que allí estábamos.
Se bailaron varios bailes charros, con finura y buen ritmo, que realzaron altamente el acto religioso. Fue una forma de vivir la fe y la cultura al unísono, porque ambas, hermanadas, se manifestaban juntas
Yo quiero felicitar a aquella comunidad, especialmente a los protagonistas de la fiesta, porque nos ofrecieron a los que nos unimos a ella, una fervorosa Eucaristía y una rica y entrañable fiesta cultural.
También se hizo una ofrenda generosa de los más variados frutos de nuestra tierra, armonizada por las cadencias de nuestra gaita. Y se dejó sentir el acento andaluz, en la interpretación de la Salve Rociera, que estuvo acompañada de palmas y demás ingredientes propios del caso.
Yo me siento movido a aplaudir el gesto de introducir en la liturgia lo mejor de nuestra cultura, que son sus raíces, porque pienso que el hombre es tan deudor a su Creador, que en el momento de hacer su ofrenda, será laudable que se dé a El con todo lo que es y con todo lo que tiene.
Finalmente se sacó en procesión un icono de la Virgen del Perpetuo Socorro, por las calles adyacentes, al que siguió un verdadero gentío.
Se prolongó la fiesta con una sangría, que puso en movimiento los bailes charros, nuevamente, con su peculiaridad, en los que destacaba el tamborilero, artífice de aquella charrada.
En definitiva, una exaltación a la fe y la cultura, que han recorrido el camino de la historia, coqueteando la una con la otra.

La tragedia de Biescas

Todavía resuena en nuestros oídos la terrible noticia. Aún está abierta la conmoción que trajo a nuestro ánimo, pues en verdad que la dimensión de la catástrofe ha sido aterradora.
Por eso el triste acontecimiento mueve a una profunda reflexión.
La experiencia mía a cerca de esta tragedia y de otras que he conocido a lo largo de mi vida, es que surge del corazón un sentimiento de conmiseración y solidaridad hacia las víctimas. Después te preguntas; ¿qué puedo yo hacer en este caso, desde la distancia? Y la respuesta es que, realmente nada, o casi nada. Entonces descubres tu debilidad e impotencia.
¡El hombre, que está llamado a dominar la tierra, se siente pequeño e impotente ante un fenómeno semejante de la Naturaleza!.Ciertamente que ella, ya nos tiene acostumbrados a esos exabruptos. Por eso es aconsejable, tener cimentada la vida en roca firme, para mantener la serenidad. Porque, ¿qué puedes hacer en estos casos, si es que no han podido prevenirse ni se puede evitar? Solo rezar por los que han muerto y por los que sienten el vacío de los que se han ido.
Por eso importa mucho estar abiertos a las necesidades de nuestros semejantes, compartir con los demás nuestra vida y ser solidarios con todos, en la medida de nuestras fuerzas, mientras vivimos. A esto nos exhortan estas grandes tragedias, pues el hombre es consciente de que el número de sus días está señalado en el libro de la vida. Yo, que soy rico en años, estoy considerando cómo durante mi infancia la gente moría, habitualmente en su propia cama; ahora muere en la carretera, por accidente de tráfico, o laboral, o por alguna de las muchas violencias de toda índole que nos asaltan.

La voz del Bautista

La voz del Bautista, cuya fiesta celebramos estos días, resuena siempre en el corazón del hombre, porque trae para él un mensaje de salvación. Toda su vida es un testimonio valiente de su condición de profeta y precursor. Isaías dirá de él:"Voz que clama en el desierto: preparar el camino al Señor" .Pues bien, este clamor, viene resonando, a lo largo de dos milenios, en el desierto de la vida de cada hombre, con estas palabras: "Convertíos, porque ha llegado el reino de Dios". Es una voz que llama a todos los hombres a renovar su vida, y a descubrir ese reino en su interior. En esa voz se encuentra el deseo de solidaridad, tolerancia, aceptación y acogida, que el hombre ha de trasformar en realidad.
Juan, como buen profeta, conocía el corazón humano; por eso ponían toda su vehemencia cuando anunciaba al pueblo sencillo el reino de Dios, que es el reino de la inmortalidad. Como así mismo, hostigaba a los fariseos, que por su autosuficiencia rechazaban ese reino de la Vida: "Raza de víboras, ¡quién os librará de la ira inminente!", les conminaba.
El Bautista muestra una imagen pavorosa, cuando anuncia que está el hacha, sobre la raíz de los árboles, que no dan frutos buenos, para cortarlos y arrojarlos al fuego.
Por eso ofrece a todos un bautismo de conversión, para que se puedan acercar a Aquel que tiene la plenitud del amor, y que da una vida nueva con su Espíritu renovador.
Juan el Bautista, prepara el camino al Salvador. Un camino de alegría que nos acerca y comunica con los demás hombres del universo mundo. Predica un bautismo de salvación para el perdón de los pecados: Es decir, la liberación de toda esclavitud.
Siempre obra desde la humildad, reconociendo que hay otro más fuerte y digno que él, al que no merece ni acercarse a la correa de sus sandalias.
Juan es el hombre del desierto que representa la austeridad y la integridad. Se alimenta y se viste de lo que le da la tierra, y su cuerpo parece estar hecho de raíces.
La voz del Bautista es un clamor para los cristianos que quiere ayudarles a descubrir en lo más hondo de su vida, su fe en el Hijo de Dios.

Las tertulias

Estamos viviendo unos tiempos en los que proliferan las tertulias. A todos los niveles y de todos los colores, los grupos de tertulianos abundan en España. Yo mismo formo parte de una tertulia, en nuestra incomparable Salamanca, estando convencido de que hay mucho de positivo en ella.
Pienso que una tertulia tiene mucho de escuela que prepara para la convivencia. En ella se pueden aprender muchas cosas. Pero, para que esto se dé, lo primero que hace falta es una buena materia prima, o sea: tertulianos respetuosos, y un moderador inteligente, que responda a la condición real que lo define: es decir, que sepa transmitir a la tertulia la moderación, y conducirla con una mano suave, pero firme, y, a ser posible, sin perder nunca la calma ni la amabilidad.
Decía que se aprenden muchas cosas en una tertulia. Una de las más importantes, es la de saber escuchar. La escucha se hace en silencio, con los oídos del corazón abiertos al que habla. Normalmente, a todos los hombres y mujeres nos domina el afán de protagonismo, pues es algo innato en la persona humana, que está instalado en nuestro ego y que a todos nos gusta que sea valorado, estimado y admirado, o sea, que a todos nos gusta hablar y que se nos escuche. Y yo sé, que en la tertulia también se aprende a dominar esa tendencia, dejando que hablen los demás.
Toda tertulia responde a una necesidad de comunicarse las personas, por medio de la palabra hablada, para enriquecimiento del espíritu personal y colectivo. Esta comunicación ayuda al ejercicio de la palabra escrita; y doy fe de ello, porque la cultivo, como aquí es evidente.
El moderador de una tertulia, es un poco el alma y el hilo conductor de lo que allí acontece; es el que orienta, corrige, anima, conduce y recoge cuanto hay de enriquecedor en el grupo.
Mi tertulia, no voy a exagerar diciendo que es modélica, porque yo pienso que no hay nada perfecto, como dijera EL PRINCIPITO, en su diálogo con el zorro, pero estoy convencido de que tiene muchas virtudes, y a mí me gustaría cantar sus excelencias. En ella, nadie molesta a nadie, al menos queriendo. Todos nos escuchamos. Nos respetamos. Hablamos con moderación. Pedirnos la palabra, levantando el brazo. Nadie grita.Cada uno se muestra como es, y yo creo que todos somos, más o menos solidarios. Estas pequeñas buenas cualidades, que yo creo no son tan pequeñas, son las que definen mi tertulia.
Quisiera dedicar unas palabras de afecto al moderador de mi tertulia, que bien pudieran ser de felicitación por su conducta hacia los tertulianos, pues sus palabras y su ejemplo nos edifican a todos. El nos ha mostrado cómo hemos de ser tolerantes y solidarios, hablando y dejando hablar a los demás, cualidades que por otra parte nos pide a todos la convivencia humana.
Recientemente, he escuchado algunas tertulias radiofónicas, que se emiten desde la capital de España. Alguna de ellas era un verdadero torbellino de voces. Los tertulianos querían intervenir todos a la vez; sus palabras eran altisonantes y se atropellaban de tal manera, que aquello parecía la guerra; o, si queréis, un gallinero. No había manera de entender nada. Yo lo escuchaba horrorizado, mientras me iba con la mente a mi tertulia, que me parecía un camino normalito, un árbol de apacible y gratificante sombra.
Y me preguntaba: ¿pero es que a estas alturas del siglo XX, hay tertulianos que aun no han aprendido a serlo? O, ¿es que es tan difícil dejar hablar?....¡Que los están oyendo en toda España y quizá desde fuera de ella!
Las tertulias, como todo colectivo, tienen la posibilidad de edificar o de destruir.

Una experiencia singular

Una de las cosas que yo aprendí en mi juventud fue el jugar al ajedrez. Me atraía tanto este juego que corría hacia él tan pronto podía. Porque me parecía que había descubierto en él un mundo nuevo. ¡Tan fantástico, tan cerebral, tan del pensamiento como era! ¡Yo que venía del medio rural: un pueblo perdido por el mapa! Sin embargo, ya entonces me entusiasmaba ejercitar mi pensamiento en este juego tan concentrado.
El ajedrez es un deporte de mesa muy absorbente y posesivo, y quiere todo el tiempo para él, y toda la persona. Esto lo descubrí yo en Madrid cuando me abría a la vida y preparaba mi futuro. Por eso lo dejé; porque necesitaba todo el tiempo para lo esencial de mis aspiraciones.
He de reconocer que nunca fui sobresaliente en este maravilloso y selecto juego, pero tenía gran capacidad de resistencia y tenacidad para no entregarme fácilmente al enemigo. Creo que se me podía considerar como un jugador normal, ni bueno ni malo.
Como digo, me alejé de él y a lo largo de mi vida lo he tenido olvidado. Pero el que rige el destino de los hombres, a veces nos depara experiencias singulares y emotivas. Una de ellas la he vivido yo en estos días. Seguro que ya estáis impacientes porque os la cuente. Pues,¡allá va! ¡Que he tenido un reencuentro maravilloso con el ajedrez, ahora, después de más de cuarenta años de no tocarlo, y cuando menos pensaba en ello.
Esta situación ha surgido cuando he conocido en Salamanca al poeta chileno, don Luis Gustavo Acuña, residente en Alemania hace más de treinta años, con edad parecida a la mía, que ofrecerá a los salmantinos, en el Aula Cultural de la caja Salamanca y Soria, un recital poético musical y la presentación del libro "Páginas Olvidadas", por José Miguel Santolaya Silva.
Una de estas tardes, mientras conversábamos al amor de una terraza y nos contábamos las cuitas de nuestra vida, actividades y proyectos, él amablemente me invitaba a jugar una partida de ajedrez, y me recomendaba que lo practicara, porque era muy conveniente para los que hemos rebasado los setenta.
Yo, que como os decía antes, tengo el hábito de ejercitar el pensamiento, accedí a la invitación, celebrándose la partida en la Cafetería Harmoni de la Plaza de Carmelitas, y no quiero callar que perdió él porque me dijo cómo podía ganar yo. Y como me gusta ver volver a los amigos, emplazo a don Luis para otra partida en su próximo viaje a España. ¡Me entrenaré!.

Año nuevo (2)

"Año nuevo que naces como niño pequeño, y vienes a la vida alegre y bullanguero yo sé, tierno retoño, que pronto serás viejo".
I. M.
Cada año que nace, trae a nuestra vida resonancias de futuras vivencias. Ellos vienen y se van como las alegrías y las penas.
El Nuevo Año siempre llega a nosotros lleno de inquietudes y de incertidumbres. Porque,¡cuántas y cuales serán las sorpresas que nos tendrá reservadas el devenir de sus días!.
El Año Nuevo siempre mueve a reflexión, para descubrir los errores cometidos en el año anterior, y prevenirlos en el venidero. Porque siempre se puede mejorar la vida; y no solamente la propia, sino también la del entorno, la de los demás, porque ellos quieren compartirla con nosotros. La vida, llama, cada momento, a una solidaridad generosa. Y es una llamada que debe implicar a todo hombre.
Los años dan la medida del tiempo en la vida del hombre, y le van mostrando las vicisitudes de su historia terrena y temporal. Ellos comparten con nosotros las primaveras, los veranos, los otoños y los inviernos que vivimos en nuestro interior.
Los años, que nacen nuevos y mueren viejos, son los espacios que el hombre puede vivir, durante el tiempo que le concede el Autor de la Vida. Pero cuando se acaba el plazo de esta peregrinación, porque llegamos a la meta de la recta final, entonces los años se desvanecen "el mar de lo eterno.
Urge sembrar el bien en el camino que recorremos cada día del año, desde la salida del sol hasta su ocaso, con la mente, el corazón y las manos abiertos para todos los que nos sigan: ricos o pobres, inteligentes o ignorantes, grandes o pequeños, pero al fin, personas del mismo barro que nosotros. Los que venga detrás, recogerán gozosos el fruto de la bondad que nosotros quisimos derramar en la vida, para que ellos puedan gustarla.
Este Año Nuevo que estamos viviéndolos mueve a todos a felicitarnos los unos a los otros, pero yo pienso que la mejor felicidad, y es lo que deseo para todos, es que nos sintamos con un corazón nuevo, libre, valiente, que sea capaz de amar y perdonar siempre, todo y a todos. Esto es lo que pide todo corazón humano.

Apoteosis teresiana

Estamos viviendo un momento de exaltación teresiana. En Alba de Tormes han brillado las fiestas en honor de Teresa de Jesús; Juan Pablo II termina de declarar Doctora de la Iglesia a Teresa de Lisieux, y hace pocos días, tuvo lugar el tránsito definitivo, con aureola de santidad de Teresa de Calcuta.
Tres estrellas que brillan con luz propia en el firmamento de la Iglesia Universal, y bellas flores del jardín carmelitano.
Me propongo solamente hacer un breve apunte, acerca de cada una de estas tres Teresas, que han vivido diferentes momentos históricos, y alcanzado las más altas cimas de la santidad, por caminos diferentes.
Teresa de Jesús, cuya grandeza viene definida por su vida y por sus obras, significa un hito glorioso en la historia de España y de la Iglesia universal, así como en las ciudades en que nació y murió.
Andariega de los caminos de Castilla y de Andalucía en la siembra de "palomarcitos" carmelitanos, para la reforma de su Orden, nació en Avila el 28 de Marzo de 1515, y murió en Alba de Tormes el 15 de Octubre de 1582.
Hija de padres de ascendencia judía, pasó la mayor parte de su vida fundando conventos de la Orden Carmelita Descalza, buscando la autenticidad en la fe, la esperanza y el amor en Jesús de Teresa, al que entregó su propia vida.
Durante su recorrido entre Avila y Alba de Tormes, tuvo tiempo para hacer numerosas Fundaciones, en las que hoy, después de siglos de historia se mantiene con toda su frescura y vitalidad el espíritu de esta mujer excepcional, como también escribir incontables páginas y libros de espiritualidad.
Entre ellos destacan, "Libro de la Vida", "Camino de Perfección, "Meditaciones sobre los Cantares, "Moradas del Castillo Interior, "Cuentas de Conciencia", "Exclamaciones",
"Poesías", "Libro de las Fundaciones, "Constituciones", "Visita de Descalzas" y "Avisos.
Además nos ha dejado un "Epistolario" de 468 cartas a otros tantos destinatarios, desbordantes de sabiduría y espiritualidad.
Devota ferviente de la Familia Trinitaria y de la Sagrada Familia, nos dejó trazado un camino humano divinizado, que ella siguió con una vocación integral.
Tampoco hemos de silenciar lo esencial de su vida: la propia santificación, y el mensaje de amor que ha dejado para futuras generaciones.
A continuación cito algunas estrofas aisladas de sus poesías líricas, que serán para el lector como exquisitos bombones de espiritualidad.

"Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero
que muero
porque no muero"
"Yo toda me entregué y di y de tal suerte he trocado que mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado"

"Cruz, descanso sabroso de mi vida, Vos seáis la bienvenida"
Teresa de Lisieux, o Teresa del Niño Jesús, como se quiso llamar, hizo suya la infancia de Jesús, se identificó con su condición de Niño y quiso sentirse niña como El.
Le entusiasmaba la idea de ser ella para Jesús un juguete de los más baratitos, con el que el Niño Dios se encontrara feliz. Al nacer recibió el nombre de Teresa Martín, cuyo apellido recuerda raíces hispanas.
Esta Teresa, vive una vida de sufrimientos, venidos de la penosa enfermedad de su padre y de la gran austeridad del monasterio. Recorrió un camino pequeño y doloroso: pequeño, porque fue corta su vida, pues murió a los 24 años; y doloroso, por las grandes pruebas que hubo de soportar.
Escribió "La historia de un alma", autobiografía en la que se manifiestan sus experiencias místicas y se muestra su profunda espiritualidad.
Decía que no era lo más importante el hacer cosas grandes, sino en poner, en las pequeñas, un amor grande. Trataba de vivir su vida cotidiana con toda humildad, gustando y compartiendo el amor de Dios con los demás.
Su vocación era el amor. Afirmaba: " en el corazón del cuerpo de la Iglesia, yo seré el amor".
A los 23 años enferma de tuberculosis, lo que convirtió el camino de su vida en un verdadero viacrucis. Sin embargo, ella quería vivir con alegría, el abandono del niño que se duerme sin miedo en los brazos de su padre, de quien lo espera todo.
Cuando le preguntaban si aceptaba sus dolores, contestaba: "me gusta todo lo que Dios hace". Y obre su muerte decía que cuando, cansada de caminar, llegara al final de su vida, descansaría en los brazos de Dios.
En fin, una vida corta, purificada por los sufrimientos y sublimada por el amor.
Vivió el más profundo deseo de que la Palabra y el Amor de Dios llegase a todos los hombres de todos los lugares, por lo que fue nombrada Patrona de las misiones.
En este año en el que se cumplía el primer centenario de su muerte, y en el mismo día del Domund, el Papa Juan Pablo II la ha proclamado Doctora de la Iglesia.
Teresa de Calcuta, conocida en el mundo entero como la madre de los pobres, por los que cada día entregaba su vida, cargando con todas las carencias de los hombres que se encontraba en su camino. Conviene aclarar que los pobres para la Madre Teresa era todas las personas que sufrían por cualquier motivo.
"Los pobres son maravillosos; poseen una extraordinaria generosidad; nos dan mucho más de lo que nosotros les damos a ellos": eran sus palabras.
Y sigue su discurso: " la desdicha de los pobres, no es sólo la carencia de cosas materiales, sino sus heridas espirituales".
Es evidente que hay muchas clases de pobreza: todos somos pobres en algo. Cada hombre tiene sus carencias.
La Madre Teresa vivía la preocupación por la redención de los pobres: "sólo unidos, podemos redimirlos". Y quería satisfacer sus hambres, llegando a sentir lo que ellos sentían, haciendo suya el hambre de ellos.
Decía:" los pobres son el mismo Cristo. ¿Compartiremos con los pobres, como Jesús comparte con nosotros?.
En su pensamiento espiritual se puede leer: "sentirse felices con Dios en este mundo supone algunas cosas: amar como El ama; ayudar como El ayuda; dar como da El; salvar como El salva; permanecer siempre en su presencia, experimentando su contacto en los pobres y en las personas que sufren".
Teresa de Calcuta: camino de amor y generosidad, abierto en el mundo en este final del segundo milenio.

Desde Monleras

Hace pocas horas he llegado a este pueblo de Monleras y termino de dar un paseo por el entorno, con mi hijo Paco. Ha sido una ronda de lo más agradable; se palpaba la tranquilidad y se percibía la caricia del frescor de la tarde y el silencio denso de la campiña: un encinar inmenso que avanza, camino de Portugal.
Es curioso, pero desde lejos se veía la casa de Paco, recién estrenada, que se levanta sencilla y hermosamente pulcra.
Todo el paseo ha sido placentero y saludable. Hemos pasado por El Santo, campo de prado, que preside una gran charca, casi colmada de agua. Se sentía uno atraído, y también acogido por todo aquello, que nos llevó al embalse de La Almendra, pequeño mar de esta provincia nuestra.
Regresamos despacio, contemplando todo. Me llenaron de asombro la cantidad de nidos de cigüeña, encaramados encima de los árboles por toda aquella zona. Pero los nidos estaban vacíos, porque ya habían cumplido su misión este año, y esperaban otro más, a que las aves los visiten y les den calor.
También me ha impresionado la frondosidad de los fresnos que bordean la carretera del Monte, a la que sombrean densa y gratamente. ¡Una maravilla!. Quiero decirle, desde aquí, a Don Avelino y a Juanje Delgado, amigos míos, que soliciten del Ayuntamiento el cambio de nombre de esa carretera, por el de "AVENIDA DE LOS FRESNOS", como homenaje a su hermosa fronda.
Esto sólo es un apunte del entorno. Pero Monleras, sin duda es mucho más. Es su estructura y sus gentes, con toda su riqueza espiritual, su generosidad, su sentido de la acogida y de la aceptación. Además de todo lo que corresponde al mundo interior de las personas y que se manifiesta en la historia de un pueblo, con su cultura, sus costumbres, su peculiaridad. Esto, ya lo iremos conociendo para contarlo en otra ocasión.
Pero ya adelantamos ahora, que Monleras nos ha regalado la noche del sábado, día veintisiete, organizada por el Centro Cultural "Las Mestas", la puesta en escena de la obra teatral "Pedro y el Capitán" de Mario Benedetti, interpretada por Ramón Pascual y Ángel González, dirigida por éste último. Se trata de un impresionante diálogo, verdadera tragedia humana, como otras a las que nos tienen acostumbrados los acontecimientos de la vida.
Fue muy aplaudida por el auditorio.

El dúo Mayalde

Sin duda, Eusebio y Pilar, dúo "Mayalde", son dos grandes intérpretes del folklore salmantino. Su actuación del jueves en La Alamedilla, ante una presencia masiva de personas, fue la mejor prueba de que conocen y sienten las raíces de nuestra cultura.
Eusebio, desde la poesía nos muestra el alma de la historia. Esa historia profunda sobre la que se asienta y edifica nuestra historia presente. Que trae a nuestra vida lo que está guardado en el baúl de los recuerdos, un tanto olvidado, para que lo vivamos y lo gustemos.
Ayer ví cómo vibraba la gente al contacto con su palabra y ante el manejo de los utensilios que utilizaba. Porque todo aquel menaje de cocina: sartenes, tapaderas, calderetas, cántaras, etc, etc, que hace años compartía su vida con el hombre en los ámbitos del hogar, y que muchas de ellas han sido retiradas del uso, echadas al trastero de la casa y relegadas al olvido, cobraban vida y emoción en sus manos.
Eusebio es un gran artista, enamorado de nuestra tierra, y muy sensible a todo lo que sea cultura tradicional salmantina. Se pudo constatar a lo largo del repertorio costumbrista ofrecido por él, a la vera de la VII Feria del Barro de Salamanca.
Cada una de las historias que nos contó, tenían un especial encanto, y sus brindis estaban llenos de aforismos y de filosofía popular.
"La Ronda" comentada y cantada por Eusebio fue un primor. Los que somos mayores, conocimos, si es que no la hicimos, la inolvidable ronda de los mozos por las calles del pueblo, que se detenían en las plazuelas para cantarle a las mozas, a las fiestas del lugar y a las tareas más representativas del campo.
La representación de la escena del cazador de perdiz con reclamo, fue tan viva que te hacía presente el canto de esta ave, peculiar y típica de nuestro entorno paisajístico, con su libertad y con el propio drama de su vida; "cuarenta tajas": ¡quien las comerá!.
"La Loba Parda" es una trágica leyenda que yo aprendí siendo niño, de labios de mi padre, y al escucharla en la voz de Eusebio se llenó mi espíritu de aquellas felices resonancias infantiles.
Eusebio y Pilar se despidieron de nosotros con "La Polla". Una historia llena de encanto y de gracia, también muy conocida. Sin duda el protagonista supo sacar provecho del talento que recibió, ya que con una sola polla, mediante una negociación inteligente, consiguió comprar nada menos que a Madrid con todos sus madrileños.
Fue una tarde inolvidable. ¡Gracias Eusebio y Pilar!. Hasta otra.

El silencio interior

El silencio no es solamente la ausencia de ruidos que pudieran llegar a nosotros, como el silencio de la noche, el de los campos, los silencios de la música, o tantos otros silencios.
Hay un silencio especial y distinto, activo, dinámico y vital, que es el silencio de lo escondido, que sólo lo perciben los oídos del alma.
Lo poco que he podido gustar de él, me dice que es un silencio deleitable. La voluntad no lo podrá traer a nosotros por mucho que nos esforcemos, porque no se logra con el propio esfuerzo, sino que se da gratuitamente. Por eso hay que esperarlo
y acogerlo cuando llega. Porque sin duda vendrá.
Estamos hablando del silencio interiór, ese que dice lo inefable.
No es ninguna sombra de ningún ruido. Es un silencio que se siente en lo más hondo y que interpela a todo hombre con estas palabras:"¿Qué buscas?","¿hacia dónde caminas?" ;preguntas que reclaman una respuestas definitiva. Porque el hombre viene del silencio y camina hacia él. Hay como una convocación del silencio y para el silencio. Una realidad integral de palabras, gestos y hasta celular.
Pero no hablamos de la palabra que se calla, ni de los pasos que se detienen: se trata de un silencio del que brota la vida. Un lugar para la oración y la libertad. Un silencio vivo, elocuente, dinámico, que construye, que purifica. Este silencio no se puede decir, pero se debe hacer. Una aventura maravillosa.
La clave y razón de ser del silencio interior en el hombre es el conocimiento de sí mismo .Es el silencio de nuestro espíritu y de nuestro corazón, vida de nuestra vida.
Este silencio es el espacio en el que se permite rezar por el criminal y por el engreído y por el envidioso, porque ves en ellos los hermanos, según te los descubre tu corazón de amor. Esto tiene toda la fuerza del misterio. Porque en este silencio se puede hacer de la vida una oración en la que haya un hueco para los demás.
El silencio interior es aquel en el que somos y esperamos, y donde siempre nos aguarda el amor. Dios puede ser ese silencio, morando en el silencio de nuestro corazón, en el que va dejando su hermosura.
No se justifica nunca, ve las cosas con objetividad y se deja ver como lo más maravilloso. Símbolo del interior del hombre, es lo secreto de su corazón.
Dice el P. Moratiel que el silencio es trascendencia de todo ego. Es fidelidad a todo: a cada flor, a cada mirada, a cada atardecer, a cada palabra. Es feliz con lo que tiene y con lo que es. El hombre puede ser feliz con poco. Mejor, con nada. El silencio vuelve al hombre nada, pero ese nada es el todo de Dios. En nosotros está todo, porque está Dios.
En el fondo del silencio está la mística, donde se vive el misterio de la acogida del alma amada por el amado. En ese silencio se desarrolla la oración silenciosa, en la que todo es placidez, porque no habrá ninguna tensión. Hay que despojarse de los juicios, de los deseos, de las preocupaciones...
En el silencio nos transcendemos a nosotros mismos con todas las inquietudes. Es necesario desvanecerse en el yo para encontrar la calma del silencio. Porque el silencio va a llegar a mí, cuando viva la presencia de Dios en mi vida y experimente la resurrección a una vida nueva.

domingo, 28 de enero de 2007

La ruta de las Alpujarras

Nace en Granada y muere en Almería. Discurre desde el Pórtico de las Alpujarras, que está colocado a las mismas puertas de Lanjarón, pueblo que acoge al Balneario de su nombre, de aguas terapéuticas minero-medicinales, y corta en dos la Alpujarra granadina. Es una ruta ascendente hasta Trevélez, el pueblo mas elevado de España, desde donde se ve la cumbre del Mulhacén y la nieve de la Sierra de Granada, y donde la carretera empieza a descender, camino del Mediterráneo, hasta Almería. Se dice que el nombre de Trevélez le viene a este pueblo, porque fueron las familias de tres hermanos con apellido Vélez los que lo habitaron.
Es de suponer que los hermanos Vélez ya descubrirían las excelencias de aquel lugar para la cura de jamones, pues en la actualidad Trevélez tiene acreditada fama por el buen jamón que sale de sus excelentes curaderas, principal atracción para los gastrónomos.
En las Alpujarras se asientan cuarenta y ocho pueblos, cuarenta corresponden a la Alpujarra granadina y ocho a la almeriense. En todo el territorio, la reina es la montaña, sucediéndose en todo el recorrido, lomas, bancales, barrancos y quebradas. Se descubre la impresionante altura de las cimas, y los abismos por donde se despeñan las aguas de los ríos.
Me sorprendió sobremanera, que en la Alpujarra granadina hubiera una presencia histórica gallega, que data del final de la Reconquista, cuando Los Reyes Católicos expulsaron a los moros y pidieron repobladores que habitaran aquellas tierras.
Allí acudieron familias gallegas que arraigaron hondamente en aquella comarca, siendo hoy un injerto en la cultura granadina.
He conocido pueblos, cuyos nombres están en la raíz del dialecto que habló Rosalía de Castro, como son Capileira, Campaneira e Ilandeira; como también el río Pagueira. Así mismo pude conocer y hablar con personas, descendientes de aquellos gallegos que bajaron a cultivar la tierra alpujarreña, cuyos apellidos revelaban su origen del Noroeste de España, como son las provincias de Pontevedra y Orense, de donde procedían los afiladores que recoman los pueblos de España.
En Capileira visité el museo de Pedro A. de Alarcón en que pude contemplar un carro de afilador de la tierra gallega, de los que las personas mayores conocimos hace cincuenta años.
En la ruta de la Alpujarra granadina está el pueblo donde nació aquel niño que llevaron los monjes tibetanos para hacerlo Lama suyo. También se encuentra en la comarca la aldea cuna del ya famoso cantante Carlos Cano.
En toda esta ruta alta de la Alpujarra de Granada, todos los pueblos muestran una gran peculiaridad que los caracteriza. Allí las casas no están cubiertas por tejados, sino por terrados. Se trata de una tierra de pizarra o pizarra molida, muy abundante por aquellos parajes, que al humedecerla con agua se convierte en una masa impermeable, por donde no pasa el agua de la lluvia. Así pues, en aquella comarca no se ve tejados, sino terrados grises, planos y horizontales.
Tierra aquella, con mucha historia y famosa por su artesanía, especialmente la cerámica de gran calidad que sobresale por su primorosa ornamentación con motivos árabes, verdadero legado de Al-Andalus. También hay manos artesanas que trabajan con esmero la mimbre y el junco.
Cuenta la Historia que en aquella zona, en concreto en Lanjarón existía un poblamiento árabe desde el siglo Xll, así como un castillo en el distrito de Ferreira. En el siglo XV es citado este pueblo como una alquería de la alpujarra que fue conquistada por Muhammad Xll en 1489.
Hoy el castillo sólo presenta sus ruinas encaramadas en un pináculo impresionante, dando testimonio de que pasó por aquel lugar un destacado jefe musulmán.

Lanjarón y sus aguas

Estuve en Lanjarón y conocí sus aguas y sus gentes, como también, un poco de su historia. A este pueblo le viene el nombre de los árabes, que lo llamaron Al-Lancharon, y quiere decir "campo de aguas saludables", nombre cuyo origen puede estar en la voz "lancha", o "manantial de agua viva y perenne". Todo esto es un legado del Al-Andalus de la España musulmana que tiene allí sus raíces mas hondas.
Lanjarón es el primer pueblo de la Alpujarra granadina. A su entrada se levanta un monumento en el que reza:" Lanjarón, Pórtico de Ia41pujarra". Está colgado de una montaña, en las estribaciones de Sierra Nevada, rodeado de un circo grandioso de lomas, con barrancos impresionantes. Abundan las quebradas, por las que se despeñan, en cascadas, torrenteras espumosas del agua. Porque Lanjarón es el pueblo de las aguas, por las que es conocido y prestigiado. Todo lo que puede ofrecer, le viene dado por sus aguas, cuya historia nace de un acontecimiento singular: Un monje capuchino que veía cómo se deterioraba su salud, hasta el punto de estar desahuciado de los médicos, bebió de uno de sus manantiales, quedando curado de sus dolencias, por lo que desde entonces el agua se llama "capuchina". Aunque también existen las aguas de la "salud" y "san Vicente".
Los tiempos recientes han hecho posible que en el pueblo haya surgido una industria de envasado de agua, una ciudad-balneario y un enclave turístico de gran afluencia.
Las aguas de Lanjarón están dotadas de propiedades minero-medicinales que son terapia y alivio para las personas que acuden allí aquejadas por enfermedades reumáticas, de las vías respiratorias o digestivas.
Las personas acuden masivamente, atraídas por la fama de aquellas aguas termales, llenando el Balneario y los hoteles, que al amparo del mismo han surgido, a lo largo del pueblo, en número impresionante.
En definitiva, que las aguas son las protagonistas de aquella prosperidad, que ha convertido a Lasaron en lugar de acogida para un turismo excepcional.
Durante mi estancia en Lanjarón me sorprendió algo que quiero contar. Se trata de un apunte cultural. Paseando yo por la avenida principal del pueblo, descubrí lo que vine a llamar "la ruta de las fuentes". Estaban colocadas todas ellas en la parte izquierda de la principal vía urbana, y desde allí mostraban al paseante lo más valioso del lugar: su agua. Pero todas ellas estaban embellecidas con un poema de García Lorca, algunos del Romancero Gitano, y otros, sueltos. Fue un regalo que yo acogía con entusiasmo y por lo que me sentía muy halagado.
Luego me enteré de que un día de mediados de siglo, el balneario de Lanjarón fue visitado por el poeta de Fuente Vaqueros y por Manuel de Falla. Sin duda los Cañoneros, que así llaman a los habitantes de Lanjarón, quisieron homenajear a Federico, reproduciendo sus poemas en aquellas fuentes de las aguas que eran lo más emblemático que poseían.

Los pastores de Belén

Los Pastores de Belén fueron los hombres más afortunados de la tierra, por los acontecimientos inauditos que su vida les permitió conocer. Porque no hay nada comparable y tan portentoso como el ver nacer al Hijo de Dios; un Dios, que no encontró delicia mayor para El, que humanizarse en un niño, como cualquiera de los que nacen cada día. Y ver bracear y pernear, llorar y reír, que es la primera manifestación humana, a todo un Señor de la Vida, para los Pastores sería, sin duda, inefable y sobrecogedor.
El Niño Dios quiso formarse del mismo barro de los hombres, en quienes el Padre tiene sus complacencias, viniendo a la vida, en la total precariedad, necesitado de todo como cada niño que nace.
La gran lección de los Pastores es la fe que nos transmiten a los que a través del
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tiempo vamos a creer en ese Niño que nació en Belén. Ellos reciben, del Ángel del Señor, el anuncio del nacimiento "de un salvador, que es Cristo Señor". Oyen esta Palabra, refrendada por " una multitud del ejército celestial", que da gloria a Dios y expresa a los hombres su deseo de paz.
Los Pastores han escuchado la Palabra que Dios les envía por el Ángel, la han acogido y han creído en ella. Y no solamente la han hecho motivo de su fe y vida de su vida, sino que se han puesto en marcha y van abriendo un camino para llegar a ^conocer a su Dios, al que rinden su corazón. Su fe queda confirmada, y regresan, ofreciendo al mundo su testimonio, alabando y glorificando a Dios.
Este ejemplo que nos dan los Pastores, es la mejor invitación a que los creyentes abramos nuestros oídos al mensaje de la Palabra de Dios, y a que la acojamos en nuestro corazón, para que se pueda llenar nuestra vida de la paz, el amor y la alegría que ese Niño, Dios y hombre, nos trajo para todos.
¡¡Felices Navidades!!

"O Monte do Gozo"

El Monte del Gozo es un lugar privilegiado de la Galicia compostelana, apenas a cuatro kilómetros del Sepulcro de Santiago.
Desde allí se sienten los latidos de la Historia, porque en este monte experimentaban los peregrinos el gozo de llegar a descubrir las torres de la Catedral, donde reposan los restos del Apóstol, y era el final y la meta del Camino de Santiago.
El Monte del Gozo, que deja ver el" Campo de la Estela" en la que Santiago quiso reposar, es sitio idóneo, por su altura, silencio y pacifícidad para rumiar los grandes acontecimientos de la vida interior. A su gran pradera han arribado un número incontable de peregrinos de todas las latitudes, y en todas las épocas de la historia. Y se detenían sobre los hombros del Monte, en su suelo verdoso, para respirar hondo, descansar y descubrir el centro de su vida.
Fue el lugar elegido por el Papa, Juan Pablo II, para celebrar la última concentración de Jóvenes de todo el mundo, donde les dio una Palabra testimonial de su vida cristiana que iluminara a la vez el camino de fe de su propia vida.
Estuve en el Monte del Gozo, días pasados, con una actitud abierta a lo que Galicia me mostraba y me ofrecía de su riqueza artística y espiritual.
Este lugar de acogida de peregrinos, se ha transformado en una Ciudad Vacaciones. La Junta de Galicia ha levantado en él, numerosos pabellones sencillos y confortables, con habitaciones hoteleras modernísimas, para acoger el turismo que llega a este centro y corazón de Galicia. En el recinto, hay residencia para estudiantes que cursan sus estudios en la Universidad de Compostela; alojamientos para peregrinos de acá y de allá, que hacen el camino de Santiago para encontrarse con su fe y con su esperanza en su propio interior y hacerla vida de su propia vida.
He podido ver en el Monte del Gozo a más de un centenar de jovencitos y un colectivo de adultos, todos extranjeros que acudieron allí para conocer la ciudad de Santiago. También buscan allí alojamiento las personas de la tercera Edad que acuden a los Circuitos Culturales organizados por Mundosocial.
Este complejo turístico está dotado de varios centenares de habitaciones con dos camas, baño, teléfono y televisión. Tiene servicio de cafetería y comedor. Servicios sanitarios que lleva a cabo el personal del propio Insalud, y un servicio de autobuses que llegan al Monte; desde Compostela, varias veces al día. También cuenta el Monte del Gozo con una sala fiestas y un grupo de jóvenes, organizadores y guías de cuanto acontece en el propio Monte y en las rutas turística/que se organizan desde allí, verdaderos artífices, dignos de todo elogio por su formación y calidad humana. Por aquellos pagos andan Angela, Ofelia y Antonio; desde Salamanca quiero enviarle una palabra amable, como respuesta a su exquisita amabilidad.

Para una reflexión

Si tu vida está llena de caminos y no sabes por cual de ellos caminar, busca aquel que Dios haya señalado para ti, síguelo y serás feliz.
Si sólo quieres hacer valer tu verdad, ¡ten cuidado!, porque ella siempre es subjetiva y puede equivocarse. Más bien procura siempre conocer y vivir la Verdad de Dios, que viene para que los hombres no se pierdan.
Si sólo vives tu vida terrena y corporal, la estás perdiendo. Busca conocer la Fuente de la Vida, porque ella es la Vida Eterna que Jesucristo ha ganado para ti. Esa es tu vida.
Isidro Marcos de Paul

Poema para el recuerdo

Todavía no nos ha abandonado la borrasca invernal, que se ha desatado y nos castiga hasta el extremo de que va dejando muertos en las carreteras, en los caminos y hasta en las calles.
Con ese motivo he recordado un poema, que mi padre, siendo yo niño, me repetía, al amor de la lumbre, en la casa rural, después de cenar, mientras zumbaba el ventarrón sobre los tejados, las calles eran anegadas por los aguaceros, y las fuertes heladas mataban la vida vegetal, haciendo tabla rasa de la hierba del campo, hasta dejarlo convertido en un páramo.
El poema que mi padre me recitaba, mientras ardía la candela de la cocina, cuando era niño, durante aquellas noches pavorosas, de lluvia, viento y nieve, era éste:
"Yo me acuerdo con pena esta noche/ del que está sin abrigo en las calles,/ contemplando la ajena alegría/ sentado a una puerta/ con frío y con hambre.
Yo me acuerdo con pena esta noche/ del perdido infeliz caminante/ que entre nieve que borra las sendas/ escucha a los lobos/ aullando acercarse.
Yo me acuerdo con pena esta noche/ del que cruza a tal hora los mares/ viendo en sueños el sitio vacío/ que habrá entre los suyos/ allá en otra parte".
Era la década de los veinte, cuando yo vivía los primeros años de mi infancia.
Ahora son otros tiempos, y ha cambiado mucho la vida, y estas situaciones apuntadas, son realmente excepcionales.
Sin embargo, yo mantengo este poema en el recuerdo, porque cuando llegan situaciones extremas en que peligra la vida del hombre a causa de temporales invernales, como el que hemos vivido estos días, y tragedias mayores que hemos conocido, siempre viene a mi memoria este poema y me arranca un sentimiento de solidaridad con el que sufre.
Y siempre habrá algún hombre, cuya única casa es la calle, expuesto a morir de frío y de hambre, en una noche de rigor invernal.
También habrá siempre algún infeliz caminante perdido por los infinitos caminos de la vida, acosado por los lobos del miedo a la muerte, que mira al abismo de la desesperanza.
Asimismo, en algún lugar de la Tierra, durante una noche de gélido invierno, siempre se encontrará algún viajero o emigrante, soñando con el sitio vacío que un día dejó en medio de los suyos, allá en otra parte.
Por eso este poema que me enseñó mi padre y que yo transmito a mis hijos, quiero que esté siempre en mi recuerdo, para que me haga descubrir dónde están mis sentimientos solidarios, cuando se desatan esa borrascas invernales.

Salamanca, 23-12-96

Sr. Don Fructuoso Mangas.
Querido Fructuoso:
Entre los amigos, nunca estará de más el compartir las cosas de nuestra vida. Todas esas que llenan el misterio que nos envuelve. Y son tantas, las que nos empujan, o nos frenan, o nos interpelan, o nos alegran, o nos entristecen ...,que se pierde uno en medio de ellas.
Pero algunas aparecen con más relieve ante nuestros ojos, y nos impactan más, como ha sido el paso de tu madre, de la prueba de esta vida al gozo del amor de Dios.
Y yo quiero dedicarte un pequeño tiempo de esta preciosa Noche Buena, para hablar contigo, pues ya he hablado con Dios de tu madre.
¡A qué reflexiones mas hondas le lleva a uno la vida, ya que caminamos entre luz y sombras, lo grande y lo pequeño, el egoísmo y la generosidad, entre el cielo y la tierra ..., en definitiva entre el bien y el mal!.
Te envío el Villancico 96. Me lo ha dictado mi fe en ese Niño que se nos ha dado en este día. En este día temporal nuestro, que se encuentra dentro del día eterno de Dios.
Quiero entender que El, siendo el amor puro y total, viene a llenar mi vida, para que yo pueda vivir en la alegría . ¡Y que yo pueda tener un corazón de amor para todos los hombres!.
Partiendo de ahí, creo que todo resulta más sencillo, aunque sea costoso. No sé por qué te digo todo esto, en este día de Navidad. Sin duda porque creo que ella es acogida para mí, y viene para que acoja todo lo que se me da de parte Dios, bueno o malo . Porque, ¿ qué es bueno, o qué es malo para mí?. Yo no lo sé. Quizá sí lo sepa: lo bueno para mí creo que es el bien de todos.
Creo que me estoy pasando al hablar insistentemente de mí, porque dejo así constancia de mi egoísmo.
Tal vez te estoy cansando: perdona. Aún así me atrevo a pedirte que reces por mí a por los míos. Yo procuraré corresponder contigo.
Querido Fructuoso, he querido pasar un rato contigo, y sólo lo he conseguido, dándole vueltas a mi pensamiento.
Yo sé muy poco, aunque creo que he experimentado el sufrimiento de este peregrinar humano, por eso cuando hablo de cosas de la vida, lo hago desde mi pobre experiencia.
¡Feliz Navidad!.Un abrazo muy fuerte en el Señor.

Un nido de águilas

Estuve en una aldea vacía y sola, sin vida ni futuro, asentada en la cima de una montaña asturiana. No había en ella niños, hombres, ni mujeres, sólo pájaros, árboles y caminos. Allí me encontré con la abuela de aquel lugar, una mujer muy anciana, único superviviente, que había vuelto, buscando el recuerdo amoroso de lo que había perdido. Y ocurrió, un día de verano, que traía al corazón las resonancias celestes de un amor fiel al hombre.
La aldea de mi historia, era como nido de águilas, encaramado en la cresta de un monte, abandonado y solo: un museo de la historia humana.
La abuela, había venido de la gran ciudad, donde vivía con el hijo que le quedaba, su nuera y sus dos nietos. Pero ahora estaba allí, en medio de aquel silencio, entristecido por las elegías de los pájaros, rodeada de hórreos y manzanos. Y yo conocí aquella valiente mujer, que había vuelto para vivir recordando. Como si la recordación devolviera a su vida, la dulzura de su infancia, las delicias de su juventud y la plenitud de gozos y frutos del amor, que ella había experimentado en su hondo y feliz matrimonio.
La abuela nació en aquel picacho, junto a las estrellas, que era su aldea asturiana, he hizo del lugar la razón de su vida. Allí vio su luz primera, creció y se enamoró, abriéndose a la existencia, para darle los dos hijos que vinieron. Allí murió uno de ellos, también, el amor de su vida, que fue su marido. Ahora está allí sola, en el pueblecito abandonado y muerto. Ella, que había visto crecer los manzanos y los maizales, para llenar los hórreos de los sanos frutos de la tierra. Ella, que conoció el volar de las águilas en el azul del cielo, y el canto inefable de los jilgueros y ruiseñores, la alegría de sus hijos, el calor íntimo del marido ...
Allí estaban las raíces de su vida y todos sus amores. Sus padres, su marido, uno de sus dos hijos y toda la familia estaban enterrados en aquella aldea, ahora sumida en el silencio más sepulcral. Todo aquello estaba allí, pero ella lo había incorporado a su vida y lo vivía en su interior, donde estaba presente, hecho amor para siempre.
Ahora vivía en la ciudad, lejos de todo aquello, donde iba muriendo poco a poco, porque sentía cómo la aprisionaba la gran urbe. Y tiene dividido el corazón entre la ciudad y su aldea: entre su nacer y su morir. Pues aquella mujer ve cómo se van cerrando todos los caminos, a sus pasos, ya inseguros y vacilantes. Sólo vive con la esperanza de que el Dios bueno, al final de su vida, ya cercano, la acoja con misericordia.
Y yo me pregunto qué decisión tomaría aquella abuela amable, fiel a los suyos y a su tierra: ¿ volvería de nuevo al frenesí urbano, buscando el calor de su familia, o se quedaría en la aldea, habitando su verdadera casa, viviendo la más absoluta soledad, hasta el momento de su total liberación ?. ¡Me gustaría saberlo!.

Año nuevo

"A rey muerto rey puesto". Un año se va y viene otro; uno muere y otro nace, y todo sigue igual. Se suceden los días y las horas y siempre la misma cantinela: la mañana, la tarde y la noche, el ropaje del tiempo. Este es el paraje, en el que nos movemos. Nuestro paraje. Muy humano, como nosotros. El tiempo es la medida de nuestra vida, nada más.
Sin embargo, cada año tiene su personalidad, y viene a empaparse de nuestras vivencias, que son distintas en cada momento. La historia de cuanto vivimos, la imprimimos en nuestro interior, y nos acompaña eternamente. El año que termina, sólo se queda con una copia de esas vivencias, y son las que se lleva, como el viento las hojas de los árboles.
Por eso es importante aquello de "Año Nuevo vida nueva". Porque el año que llega a nuestra vida, tiene sus propias exigencias, y nos está llamando a una total e integral renovación.
Y no hace falta disponer grandes preparativos o proyectos: las obras más sencillas son las más bellas y meritorias. Sólo tener un corazón y una mente nueva, como el año que nace. Nuevos, los sentimientos de nuestro corazón y las ideas de nuestro pensamiento. Esto es lo único necesario: renovar los ojos del corazón. Porque si éstos son nuevos, todo será distinto. Nuestra vida tendrá nuevos aires, nuevo sol, nuevos caminos.
Así veremos mejor, lo bueno que existe en la vida de las personas que caminan con nosotros, y las podremos amar. Porque lo bueno es amable, y de aquí nace,como en el Año Nuevo, la necesidad de la acogida al otro. Lo piden la solidaridad, la verdad de la vida y la propia justicia, ya que somos unos imagen de los otros.
Esto debe ser lo que pedimos y esperamos, cuando decimos: ¡ ¡Feliz Año Nuevo!!. Pues nosotros damos contenido a los años y somos los protagonistas de la Historia, por tanto vamos a construir entre todos la paz en toda la tierra; a ser solidarios con el que tiene, o puede menos que nosotros; comprensivos y tolerantes y hasta amables y abiertos con todos, que eso es lo que nos grita el Autor de la Vida.

Apunte de Piedrahita

En el camino de la vida, nos encontramos con pueblos, villas o ciudades, que suelen dejar en nosotros, una visión, más o menos clara de su peculiar personalidad, y que, de algún modo, siempre nos enriquecen.
Cuando se está en Piedrahita, siempre llaman la atención los impresionantes macizos de Credos, cuyas estribaciones bajan hasta tocar las propias casas de la villa. Y estas montañas, se abren a derecha e izquierda, formando inmenso círculo, que deja en su interior un fértil y grandísimo valle, en el que discurre la vida de los piedrahitenses.
Está emplazada Piedrahita en un paso importante de Castilla a Extremadura, y desde un punto vial del núcleo urbano, se comunica con Avila, Salamanca y Barco de Avila.
Si te interesa la historia, tienes que interiorizar acontecimientos que han ocurrido allí, como la batalla del Monte de la Jura, en la que el rey Ordoño y su aliado Fernán González, batieron a las huestes agarenas, obligándolas a desplazarse a Extremadura, pacificando así las tierras castellanas.
La cultura nos mostrará que están allí huellas muy importantes de nuestro ilustre poeta José María Gabriel y galán. Pues no en vano, permaneció en Piedrahita, como maestro de primera enseñanza unos quince años, entregado a la docencia y a la composición de sus bellos poemas. Allí hizo buenos amigos, y por allí andan algunos poemas suyos, que él dedicó durante su estancia en la villa. Yo he tenido la ocasión de conocer el edificio, que fue la escuela, en que ejerció el poeta. Hoy es el Centro de Salud, y muestra en su fachada una lápida, que recuerda el paso del poeta por aquel lugar. Al lado, se encuentra la casa en que vivió, por cierto, con la techumbre derrumbada. Me enteré de que el Ayuntamiento, ya tiene el proyecto de restaurarla convenientemente e instalar allí un museo que recuerde al poeta de Frades de la Sierra.
Allí está el Palacio del Duque de Alba, que ha sido habilitado para un espléndido centro docente.
Se cuenta como dato anecdótico, supongo que histórico, que el cuadro de La Vendimia, lo pintó Goya en Piedrahita, con motivo de haber sido invitado por el Duque, a pasar unos días, como huésped suyo, en su Palacio de la Villa abulense.
Puede considerarse como rasgo de hospitalidad de Piedrahita, el que haya acogido una Residencia, de la tercera edad, cuyos residentes son, en su mayoría enfermos, procedentes de los lugares más dispares de nuestra geografía. Es un edificio que prestigia a la Villa por su estructura moderna, espléndida y confortable. Anticipándose a ella, hay un hermoso estanque con aguas de color dorado, que dan nombre a la Residencia; se llama " Estanque Dorado".
También podemos asegurar que los piedrahitenses son personas amantes de la ecología, ya que acogen en su medio urbano a una familia numerosa de cigüeñas, pues solamente el tejado de la Iglesia Parroquial sostiene a una docena de nidos de estas aves, otro se asienta en la torre del Convento de las Carmelitas, y dos más se pueden ver, uno en la cuna de un pino alto y otro sobre la cumbrera de un tejado de un edificio moderno. Por tanto, en primavera, visitarán Piedrahita un mínimo de treinta flamantes cigüeñas.
Me consta que Piedrahita es muy rica en historia y en arte, pero basta con lo que dejamos dicho para un apunte de esta villa serrana y abulense.

Cottolengo sufriente

Este Cottolengo está asentado en La Fragosa, que responde a la condición de aquel paraje, lugar agreste y escarpado del corazón de las Hurdes. Por allí discurre sobre piedra pizarreña el río Hurdano. La piedra es el rostro de aquella tierra, en la que aflora el dolor de la vida a raudales.
Estamos hablando de una Casa de acogida, en la que las Hermanas Servidoras de Jesús, del Cottolengo del Padre Alegre, cuidan con amor maternal a medio centenar de enfermos pobres, deficientes psíquicos profundos, verdadero testimonio de su incondicional seguimiento al Crucificado.
Visitar, en estos días de Semana Santa, este Centro sostenido por la caridad cristiana, es un verdadero acto de penitencia, si se acerca uno a aquellos enfermos dispuesto a compartir con ellos los sufrimientos de su vida.
Lo que sale del corazón al contemplar tanto desvalimiento, es una infinita compasión hacia aquellas personas, que forman parte de nuestra propia vida, como seres humanos que son, experimentándose una absoluta impotencia ante aquella situación.
Porque, ¿qué más puedes hacer por esos pobrecitos enfermos, que no se pueden valer para nada, sino es hacer tuyo su sufrimiento, y darle aliento y cariño, además de dejar un donativo en las manos de aquellas hermanas que sirven a Jesús en sus miembros más doloridos?.
Y resulta conmovedor y aleccionador el acercarte a tanto sufrimiento, pero también a tanto amor generoso. En este Cottolengo del Padre Alegre se dan la mano el dolor y el amor. Los dos se reciben: uno es aceptado y el otro entregado, y ambos son sublimes, porque es la agradecida respuesta humana al Creador.
Con la visita al Cottolengo siempre te traes en tu interior toda la grandeza invisible que allí descubren los ojos de tu corazón.

Cuestionario

- Háblame de tus ejercicios poéticos y narrativos. ¿Desde cuándo comienzas?.

Mi vocación a la literatura, nació como respuesta al amor a la lectura, que me inculcó mi primer maestro de escuela. El fue mi primera fuente de información y el que me descubrió este camino liberador. Y todo, en la placidez del medio rural en el que crecí.
Allí comencé a gustar este gozo espiritual. De ahí, que ya desde niño, sintiera que los libros me atraían de forma irresistible, porque yo deseaba conocer todo y creía encontrarlo en los libros.
A lo largo de mi andadura humana, la literatura, -tanto poética como narrativa-, ha sido la pasión de mi vida. Particularmente la poesía, con su fascinante belleza, ocupó desde el primer momento, mi mente y mis sentimientos.
Por eso acudía a las bibliotecas, donde podía saciar aquella sed que me acuciaba. Me gustaba leer. Todo mi tiempo libre lo llenaba la lectura.
Así empezaron a aparecer las primeras creaciones poéticas y narrativas. Ellas vinieron con esfuerzo, pero compensado por satisfacciones indecibles. E iban apareciendo, poco a poco, los libros, que son corno la respuesta que tú das a la vida, pues ella siempre te interroga.
Son cinco los libros de poesía publicados; el último ha salido a la luz estos días: "En el temblor del río".
También he escrito para niños varios libros de poesía, que esperan su publicación. Siempre sentí gran admiración por el mundo de los niños, pues no en vano llevamos uno dentro de nosotros.
En cuanto a mi producción narrativa, tengo inéditos numerosos relatos breves y cuentos, que esperan formar un volumen y salir a la luz. También he escrito cuentos infantiles.
Esta actividad me ha dado estabilidad espiritual. Siempre he cultivado esta parcela del arte, con especial intensidad, a pesar de haber vivido varias etapas, distinta cada una de las otras.
Ahora me doy cuenta de que cuanto escribo, responde a lo que he leído y captado en las propias vivencias, y siempre va amasado con lo que piensa la mente y siente el corazón.

- ¿Cuál de tus libros de poesía te ha producido mayores satisfacciones interiores?

No sabría decir cual de ellos. Todos mis libros están llenos de encanto para mí. Todos me han dado satisfacciones, sin duda, por deferentes motivos. No sé cual me ha satisfecho más, interiormente.
"Mis romances" es el primero; me gusta porque deja constancia de mi amor a Salamanca.
"Desde la Vida", es íntimo y existencial, y brota de lo más hondo mío. Hay en él un poema largo, que es lo más sentido y grato que he escrito. Por eso me complazco en él.
El nacimiento de "Las venas de la rosa", me llenó de entusiasmo, porque reviví en él, mis experiencias adolescentes, tan bonitas e irrepetibles, aunque no placenteras.
"Poemas líricos" me satisface por la belleza y musicalidad de sus composiciones.
En cuanto al recién nacido, "En el temblor del río", quiero subrayar su originalidad: en él está mi vida entera, envuelta en simbología. Es mi historia, sugerida en metáforas y símbolos, que se hace poesía.

- ¿Cómo valoras el panorama cultural salmantino; qué crees que falta, o qué sobra?.

No sé si seré capaz de valorar acertadamente la actualidad cultural de Salamanca: la expondré como la veo. En todo caso, acepto ser corregido.
Salamanca, evidentemente, es privilegiada y enriquecida por la cultura. Ella misma es cultura. Lo son sus rincones, calles y plazas. Su riqueza cultural es abrumadora.
La ciudad de Salamanca es un hontanar de fuentes de cultura. Son muchos los manaderos de donde brota su cultura. Así pues, son fuentes culturales, la Universidad Civil y la Pontificia, que acoge a la Universidad de la Experiencia, y la de Postgrado. Ellas tienen salas de exposiciones y aulas de cultura. La Escuela de " San Esteban", su museo, sus cursos, sus viajes. El Centro de cultura tradicional de la Diputación, que da a conocer toda la gama de nuestro folclore. Colegio de España y su Instituto Alfonso X el Sabio, con una gran actividad cultural.
Salamanca tiene tertulias de poetas y grupos folclóricos. Salas de exposiciones, museos, dos conservatorio y escuelas de música, algunas con su asociación cultural.
El paisaje urbano de nuestra ciudad rezuma cultura. Se puede ver en nuestras
Sesiones de mimo, escuchar música, y en ocasiones cuentacuentos y romances.
No olvidemos el Palacio de Congresos, quizá la mejor oferta de cultura que tenemos, y deseamos siga aumentando, pues es mucho lo que esperamos de Él.
Así mismo, cuenta Salamanca con numerosas bibliotecas que la prestigian: la Pública de la Casa de las Conchas, las Universitarias, Municipal, Popular, etc, que constituyen un tesoro cultural inmenso en libros de lectura.
Tampoco debemos olvidar, por su enorme importancia la Obra cultural de la Caja Salamanca y Soria, la Sala de Exposiciones de la Salina, la capilla Colegio Fonseca, el Casino y el Ateneo de Salamanca y los que se hayan refugiado en el olvido, por cuya omisión pido disculpas.
También tenemos en nuestra ciudad tres prestigiosos periódicos que son importantes vehículos y promotores de la cultura salmantina.
Yo creo que el nivel cultural de Salamanca es alto, aunque necesita ser siempre re vitalizado y renovado.
Ahora bien, ¿que falta?. Pues un teatro lírico, una orquesta sinfónica, una escuela de danza y ballet, galerías de arte, etc, etc. Ante todo, dar auténtica calidad a nuestras manifestaciones culturales.
¿Qué sobra?. Sobra indiferencia y desinterés. Lo denunciamos porque sabemos que se organizan conferencias, recitales, presentación de libros, etc, a los que sólo acuden una minoría muy pequeña. Espero que los salmantinos se den por aludidos, porque la cultura la hacemos entre todos.

- ¿Cómo defines tu poesía?

Creo que mi poesía es ante todo humanista, que es decir del hombre para el hombre. Existencial, que brota de la vida. Y, sobre todo, tiene una raíz mística.

El día de los mayores

"El Club de la vida" es un programa radiofónico, que se emite sábados y domingos, de siete a ocho de la mañana, por Radio Nacional de España, radio uno. Está totalmente dedicado a la atención y servicio de las personas mayores. Sin duda, un programa altamente bienhechor para este colectivo, por lo que tiene de animador, orientativo y de información.
Escuchando este programa, me enteré de que el uno de Octubre es el día dedicado a las personas mayores. Idea acertada y feliz, si ello significa un merecido homenaje a las personas que han pasado ya su otoño vital, o por lo menos han entrado en él. El otoño vivencial, humano, es el rostro amarillo de la vida del hombre, porque es cuando se le van cayendo las hojas amustiadas de sus ilusiones y de su vitalidad, pero también, cuando maduran los frutos de la sabiduría y de la experiencia de cuanto ha ido interiorizando en sus horas vividas.
Día llamado a reflexionar sobre aquello que la sociedad da a los mayores y lo que estos le han entregado a lo largo de su vida. Cosa difícil de conocer con objetividad, porque a cada cual le parece que da mucho y que recibe poco.
Uno que ha saltado ya la frontera de los setenta, se siente autorizado para decir una palabra al respeto, por cuanto significa este día dedicado a honrar a los mayores. En principio, yo diría que dedicar el uno de Octubre de cada año, realmente en muy pobre como reconocimiento a los valores de una vida de ochenta o noventa años. Pienso que "el día de los mayores" ha de ser todos los días del año, del mes y de la semana, porque cada día, la persona mayor necesita ser amada y comprendida.
Aquello "del viejo el consejo" creo que es acertado. Sin duda la persona mayor ha sido capacitada por los años para aconsejar. El consejo no es otra cosa que transmitir una experiencia aleccionadora. El abuelo puede dar consejos a sus hijos y a sus nietos, porque él ha sido nieto, hijo, y también padre; pero ellos no han sido nunca abuelos.
Y ¿cuantas páginas de paciencia, solidaridad, sufrimiento, comprensión, amor, dudas y toda clase de pruebas, habrá escrito una persona de ochenta años, en el libro de su vida?. ¡Cómo habrán madurado en su mente y en su corazón la abnegación, la entrega y la conformidad!. ¡Cuántas veces habrá vencido su propios egoísmos y violencias!.¡Cómo habrá cultivado su generosidad!.En fin, ¡ con qué espíritu habrá vivido cada uno de los actos de su vida, que han ido conformando su personalidad!.
No es posible escribir, ni siquiera insinuar en una líneas periodísticas, como tampoco en cincuenta libros, lo que puede pensar, sentir y realizar una persona a lo largo de su dilatada vida. La historia de cada persona está colmada de misterios insondables. Hay muchas maneras de vivir la propia existencia. Uno piensa que debe ser vivida desde el agradecimiento, ya que la vida da a raudales cada día. Y debe ser compartida, porque Dios comparte su vida con nosotros.
La persona mayor debe de saber, cuando camina, tal vez ayudada de un bastón, por un paseo urbano o por una callejuela rural, que está peregrinando hacia la eternidad, porque es portadora de una vida eterna. Una vida que tiene sentido, que no va hacia la nada.
La persona mayor debe estar enamorada de la vida. Una vida que ha madurado con el sol de todos los días. Que hace surgir de ella una brisa amable, como una caricia. Y esto, lo transmite, lo siembra, lo regala.
La persona mayor es como esa fruta que se convierte en zumo para nutrir el tejido social, mientras se libera de la pulpa de todos sus egoísmos.
Su imagen, en el momento de su tránsito, es el río cuando llega al mar de su muerte, que por la mañana sube al cielo en una nube blanca.

El otro nacer de Miguel angel

Cual si hubiera sido ayer, aun está fresca en nuestra memoria, la muerte del joven vasco Miguel Ángel Blanco, y, sin duda, permanecerá sangrante en el corazón de muchos hombres y mujeres de todos los pueblos, por mucho tiempo.
Miguel Ángel ha caído en tierra sin vida, cual otro Abel en las manos de Caín. El cainismo no se ha ido del vivir de los hombres. Está en su corazón, en su mente y en sus manos. La trágica voz de las pistolas, seguía los pasos de Miguel Ángel, e hizo detener su caminar humano, apagándose su aliento para siempre. Ya no pasea por las calles de Ermua, su rincón amado. No piensa, ni ocupa su asiento en el ayuntamiento. Ya no canta, ni ríe, ni habla. Sólo hablan por él, su recuerdo, su mensaje y su testimonio. Y el dolor de su madre, y la tristeza de su novia. Y la pena y las lágrimas de tantos corazones generosos y solidarios, que sienten esa muerte en su propia alma, y en su propia carne, ya que cada uno somos un poco de todos.
Miguel Ángel ha muerto, pero ha nacido de nuevo en cada uno de nosotros, donde vive y canta y ríe y reza. Y comparte con nosotros la Vida, esa que permanece y que no pueden matar las pistolas; esa que siempre puede satisfacer sus mejores anhelos y deseos de conocernos mejor para amarnos más.
Ojalá podamos descubrir a través de la muerte de Miguel Ángel, el verdadero valor de la vida, y que sepamos respetarla como el más sublime don del hombre. En plena juventud, cuando apenas había llegado a madurar, tuvo que gustar la amargura de sentirse odiado, hasta verse morir. Resulta estremecedor, conocer la negrura y profundidad del mal, de los son capaces de suplantar la vida con la muerte.
T __
¡Honor a ti, Miguel Ángel!. Desde tu libertad de ahora, escucha la canción de tantos corazones que sienten como tú, el amor a la vida. ¡Que su llama nos ilumine a todos!.

Hacia el nuevo milenio

Queramos o no, vamos a su encuentro. Ya empiezan a vislumbrarse las cumbres de su presencia, en la lontananza de estos tres años que nos separan de él.
Ya está más cerca de nosotros el uno de Enero del año 2000, y quiera Dios que lo podamos conocer. Pues no es nada corriente que uno pueda conmemorar el nacimiento de un milenio.
Pero, ¿qué nos pide a nosotros el tercer milenio?
Todas las cosas que inauguramos son nuevas y demandan nuevos impulsos.
Cada día que llega, o cada año, o cada siglo, o cada milenio, reclaman total renovación, porque la Vida se renueva cada momento. Y cada día que vivimos es nuevo, porque son nuevas nuestras vivencias.
¿Y cómo nos prepararemos, de forma sensata y razonable para vivir este nuevo milenio que se acerca?
Sin duda, con una actitud de humildad y de agradecimiento, porque en verdad, nosotros no nos damos la vida, ni el tiempo que vivimos, sino que los recibimos, por tanto, son dones que hemos de agradecer.
Las manos que nos dan la vida, así como el tiempo para vivirla, esperan de nosotros la llenemos de buenos sentimientos, de manera que transmita a su alrededor amor y paz. Esto es una costosa hazaña que sólo se logra desterrando del corazón toda violencia e intolerancia.
Esta requiere una firmísima voluntad de hacer siempre el bien, aunque tengamos que pisar nuestros deseos. Porque el que camina a nuestro lado, blanco o negro, sabio o ignorante, participa de la vida como nosotros y le debemos toda nuestra benevolencia.
El año 2000 está muy cercano y nos pide todo esto. Vamos a dárselo. Ya desde ahora nos lo proponemos.

La mística del indio americano "Aguila en pie"

Estuve presente en una charla-conferencia que ofreció, días pasados, en la Fundación Sánchez Ruipérez de nuestra ciudad, el chamán indio nativo americano,"El Águila en Pie".
¡Era un acontecimiento insólito para estas latitudes!. Y aunque parezca extraño, nos ofreció una charla sorprendente.
El indio iba desgranando sus palabras, en un castellano casi correcto, tratando de descubrir su chamán interior, que no era otra cosa que la vida de su espíritu o lo más íntimo de su propio ser.
Según su testimonio, después de treinta años dedicado a la sanación, volvía al mundo para ofrecerle la experiencia de cuanto había vivido.
Estaba allí para presentar su trabajo del chamán interior, cuya experiencia vive y a enseñarnos el arte de vivir plenamente el potencial de la sabiduría tradicional, olvidada por el mundo actual.
Hablaba de la sabiduría del universo, que nos lleva a conectar con el lugar del Todo Poder y Conocimiento, la Fuente del Amor, conocido en la antigüedad por la expresión "El Nada y El Todo".
Cuanto salía de su boca, eran, decía él, experiencias vivenciales.
Con un lenguaje diáfano y metafórico nos mostraba la sabiduría de la Abuela y del Abuelo universales.
Explicaba el proceso a seguir, para obtener los conocimientos específicos que dan el crecimiento personal, y en el cual interviene la inteligencia que unifica la persona con el Universo y la comprensión del corazón.
El hablaba de tres fases: Silencio interior; percepción limpia y conexión con el Todo, y, la creatividad desde la fuente.
Una forma de conectar, entendía yo, a través del silencio interior, de la percepción limpia y conexión con el Todo, con la Fuente de la Vida.
Durante su intervención, yo recordaba a nuestro poeta Juan de la Cruz, águila de vuelos inmensos del alma.
Porque "Águila en Pie" llama a esto la perfecta unión entre lo masculino y lo femenino, entre las energías de la Abuela y del Abuelo universales; es estar perfectamente alineados con las estrellas y con la Madre Tierra, recibiendo conocimientos diversos bajo la acción unificadora del corazón.
Iniciado, dice, por su abuela india, durante los cinco primeros años de su vida, "Águila en Pie", despertó a esta sabiduría que había sido sembrada en él.
Las flores llegaban ahora a la madurez, convirtiéndose en el fruto del Camino del Corazón Inmortal.
Este camino nos lleva, según él, a la experiencia de Unidad, y al despertar, nos reconocemos en todas las cosas, porque somos el Todo, y, abriendo nuestro corazón nos inundamos con un saber permanente.
Luego, el corazón personal se transforma en corazón inmortal, quedando en paz con el corazón de la Madre Tierra.
Toda esta cultura del indio, Águila en Pie, le viene de la sabiduría de los antiguos, que conocían "El Nada y el Todo", y que le enseñaron el ejercicio de la sanación.
Yo recogía todo aquello, que apenas entendía, pero estaba de acuerdo en que dentro del hombre hay un espacio interior, en el que late una vibración del Universo; que la luz del sol duerme en nuestros ojos; la corriente del río va llevando nuestra vida hacia la morada que siempre va buscando ; la montaña es una invitación a mirar a lo más puro del cielo, que es lo que ansiamos conocer; y la Madre Tierra, que el indio tanto venera, nos está ofreciendo cada día nuestro lecho definitivo. En suma, que la infinitud de cuanto existe, nos muestra la grandeza de la mano Creadora, y sobre todo, la Fuente de la Vida, que nos inunda con su eterno caudal espiritual.

La nueva Escuela de Música Sirinx

La escuela de música Sirinx, autorizada y reconocida por el M. de E. y C., y que ya tiene once años de historia, ha surgido de la noche a la mañana, en un nuevo emplazamiento, como una espléndida y gozosa realidad, verdadera promesa cultural para Salamanca.
Ella es una deliciosa edificación que parece nacida para esta misión. Un recinto que rezuma poesía y encanto. Su diseño es el de un nido de ruiseñores que hará las delicias de profesores alumnos y padres.
La he visto y me ha fascinado porque se muestra con una humildad bellísima. A tono con los tiempos que vivimos, alejada de la ruidosa calle y en medio se una silencio tranquilo, se levanta la Escuela de Música Sirinx, ahora nueva, pulcra y acogedora.
Recibe en sus aulas luminosas, a niños desde cuatro años de edad, para los que es una fuente de gozo y de esperanza.
Se trata de un rincón admirable en el que se respira paz armonía y silencio, cosas necesarias para hacer, estudiar y escuchar música, y para vivir la propia vida.
Felicitamos a la familia Sirinx, tanto profesores como alumnos y padres de alumnos por el renacimiento feliz de la Escuela, a la que deseamos muchos años de vida y que sea motivo de alegría para todos.

sábado, 27 de enero de 2007

Memorias de la rosa

Es el título del libro que escribiera Consuelo de Saint - Exupéry en el año 1946, y que fue publicado cincuenta años después.
Consuelo Sucin, era una joven salvadoreña, viuda de Gómez Carrillo, que conoció en el año 1930 en Buenos Aires al famoso aviador francés, con el que se casó en 1931, llegando a ser el amor de su vida. Ella fue la que inspiró a su marido la creación de El Principito, y que está palpitando en cada una de las palabras de ese libro infantil, recordando la rosa, cuyo cariño quitaba el sueño al niño protagonista.
Desde el primer momento de su unión matrimonial, comenzó en su vida una historia de amor apasionante y borrascosa, como ella nos cuenta en sus "Memorias". Consuelo, es la "rosa" del pequeño príncipe, mujer que inspiró este símbolo al escritor francés, así como el remordimiento del autor por haber tratado tan injustamente a aquella flor impresionante.
Toda su vida estuvo asentada en un amor apasionado, a pesar de incontables separaciones, reencuentros, infidelidades y reconciliaciones. Una historia desenfrenada de amor que revela toda su grandeza, pero también su debilidad humana.
Se casan en Agay, un año después de conocerse, en el que Consuelo tendrá tiempo para imaginar cómo había de ser la esposa de aquél impulsivo aviador y voluble escritor en ciernes." Un matrimonio repleto de mudanzas y viajes, en el que la mujer deberá adaptarse siempre a la caprichosa e imprevisible voluntad de "Tonio". Un hombre que le pide que sea su esposa, pero que lo hace temblando y llorando; un egoísta que no se resigna a perderla; que la obliga a permanecer junto a él, mientras la está arrojando de su lado y que, finalmente la empuja a abandonar París, para a continuación seguirla con su avioneta, con la que acaba estrellándose en gravísimo accidente en las costas de Guatemala.
"Fueron quince azarosos años de matrimonio, en los que la profesión del piloto, la bohemia del éxito como artista y sus incontables amantes los distanciaron. Sin embargo, a pesar de noches enteras de espera, huidas febriles y crisis nerviosas, Antoine y Consuelo lograron vivir pequeños momentos de felicidad absoluta".
Consuelo y "Tonio" eran dos grandes personalidades que se peleaban mucho en la convivencia, pero que no soportaban la separación; dos corazones que se amaban apasionadamente y a la vez se rechazaban.
Consuelo es la "rosa" de El Principito, la mujer que inspiró este símbolo al autor, así como su remordimiento por haber tratado tan injustamente a esa flor orgullosa e impresionante.

Palabra y música por el tercer mundo

Estuve en el teatro de Caja Duero. Allí tuvo lugar la tarde-noche del viernes, un interesante concierto por el Tercer Mundo. Lo organizó la Delegación de Manos Unidas de Salamanca y fue protagonizado por la Orquesta de Pulso y Púa "Tomás Bretón". Esta nos ofreció numerosas obras de otros tantos prestigiosos compositores como Mozart, Bretón, Albeniz, etc.
El concierto estuvo complementado por la palabra de un grupo de poetas, que se nos ofreció, en la voz profunda y vibrante, tan aplaudida ya en nuestras salas culturales, del gran rapsoda José María Sánchez Terrones.
El concierto alcanzó un alto nivel cultural y artístico, y fue muy aplaudido tanto en su parte musical como en la poética.
Sin duda, fue un acto edificante, e hizo presente ante la audiencia, la realidad conmovedora, de ese paupérrimo mundo que a todos nos interpela. Un acto más, que se celebra, para que nos sensibilicemos de que realmente hay hambre en muchos países, y tanta, que faltan los alimentos más indispensables para poder subsistir.
Poemas fuertes e inquietantes, denunciaban esa realidad, dejando ver la situación de los que no cuentan para nadie; que son los últimos; los que se desmoronan sin fuerzas por el camino; los poseedores de la pobreza, y de la debilidad, y de la indefensión. De aquellos a los que no se escucha, ni se ama, ni aun se recuerda.
El ambiente, el clima cultural, la palabra y la música que escuchamos, era la mejor invitación a la solidaridad con todos esos que van cargados de miserias por la vida; una llamada a abrir nuestra mente y nuestro corazón, a los que a fuerza de sufrir carencias, no encuentran sentido alguno a su vida.
Era una reflexión que yo me hacía, y que despertaba en mí varios interrogantes. Intentemos dar respuesta colaborando en la medida de nuestras posibilidades con Manos Unidas, para llegar a erradicar tanta hambre corporal y espiritual y tanta injusticia.

Sociología de los mayores

Hablando de Sociología, diremos que ella tiene su raíz en la propia persona que, desde su nacimiento está llamada a vivir en sociedad. Por eso, la Sociología es la ciencia que trata de las relaciones sociales, acompañando a cada ser humano a lo largo de su propia vida. Ella estudia a cada persona en el colectivo en el que esté integrada: infancia, juventud, o adultez; ya sea soltera, casada o viuda.
Entre las diferentes áreas sociales se encuentra la sociología de los mayores. La vida se está alargando en los últimos tiempos, mostrando este colectivo un gran relieve y despertando mucho interés entre los sociólogos estudiosos.
Y, ¿ por qué una sociología de los mayores, y el interés por conocer los aspectos sociales y psicológicos de esta etapa de la vida?
Hace no muchos años, el porcentaje de mayores en la sociedad, era escaso/con relación al que muestran en el día de hoy las preocupaciones de la ciencia social. En la actualidad la sociedad se encuentra con un colectivo tan importante, que no puede eludir su identidad y sus problemas.
La psicología del desarrollo entendía que en la juventud era cuando se completaba la maduración de la persona y que a partir de aquí comenzaba un período de declive motivado por el deterioro biológico. Al propio tiempo, enseñaba que a medida que avanzaba la edad en las personas mayores, se notaba una cierta desvinculación de la sociedad, por la reducción de la actividad humana con los años....
Sin embargo era una teoría del desarrollo equivocada, pues está demostrado que una actividad adecuada en la persona mayor, es lo idóneo para mantenerse en constante renovación, mientras madura mental y espiritualmente.
De entre los distintos grupos sociales, la familia es uno de más indicados para estudiar su relación social, por la variedad de personas que la integran. En ella se presentan como en un libro abierto los diversos valores que la enriquecen. Y se pone en acción la psicología del padre, la de la madre, así como la de los hijos e hijas desde sus distintas edades.
Se me ocurre imaginarme una familia integrada por madre viuda y dos hijos, uno de ellos subnormal. Es una situación bastante difícil para la convivencia. Hace falta una gran fortaleza de espíritu por parte de la madre y mucha comprensión del hijo normal hacia las otras dos personas. En todo caso, la madre, a la que se le presenta una vida complicada, tiene que ser el aglutinador de la familia. Cuando los hijos sean pequeños, tal vez se vea obligada a hacer trabajos en casa que le permitan vivir, mientras cuida a sus hijos, tal vez con la ayuda de la Seguridad Social, hasta que el hijo normal llegue a la edad de trabajar para ayudar a la madre en el sostenimiento de la casa. En todo caso la madre tendrá que elaborar grandes dosis de ternura y de amor para mantener a sus dos retoños felices a su lado.

Una especial invitación

Me gustaría, como donante de órganos que soy, hacer llegar a la conciencia de la gente la invitación a que haga donación de sus órganos.
A mí me llevó a una profunda reflexión, el testimonio de la vida de un hombre que vive con un corazón trasplantado. Que existe, gracias a la generosidad de otra persona. El veía cómo se le escapaba su vida, y alguien donó el corazón que él necesitaba. Ningún valor material podía salvar lo que era insalvable. Sin embargo, hubo una persona solidaria y generosa, que amaba la vida en los demás, y que puso parte de su propio ser, como es un órgano vital suyo, a disposición de un semejante que lo necesitaba.¡Decisión sublime!.
A lo largo de la vida, el hombre puede llevar a cabo muchas decisiones sublimes, relacionadas con la generosidad. Y puede escribir páginas gloriosas. Sin embargo, nada requiere tanto amor, en un ser humano, como darse a sí mismo, en sus órganos vitales. Una persona que tenía ese amor, y esa solidaria generosidad, puso su propio corazón a disposición de este hombre que lo estaba necesitando y se salvó una vida.
Pues bien este hombre de mi historia, reside en Salamanca, se llama José Antonio Pardillo y es Presidente de la Asociación de trasplantados de Corazón en Salamanca. Lo conozco hace tiempo, y sostengo con él un trato frecuente y afectuoso. Me consta, que es consciente de que debe su vida al corazón trasplantado que lleva, para el que siempre tiene palabras de agradecimiento.
Pues bien, yo quiero desde aquí felicitar a José Antonio Pardillo, por la alegría que transmite desde la situación de su vida, que no deja de ser muy aleccionadora; también por su esfuerzo en la promoción de los trasplantes de órganos.
Por mi parte, desde estas páginas, yo quisiera animar e invitar a los salmantinos a concienciarnos de la necesidad que tienen muchos humanos de ser trasplantados, y hacernos donantes de órganos. A ver si somos capaces de formar un colectivo tan numeroso, que satisfaga estas necesidades.

Algo más sobre Monleras

Sí, algo más, porque ya, en alguna otra ocasión he escrito sobre determinados aspectos de Monleras. Este pueblo, como todos los demás, tiene su propia fisonomía y su auténtica personalidad. Su fisonomía es amable, y su personalidad, bien definida; con voluntad de vivir como el que más. Un pueblo de gentes sencillas, trabajadoras, solidarias; con una juventud pujante. Cultivador de la comedia y del teatro, amante de la cultura. En suma, un pueblo culto, honrado, apacible y silencioso.
Camino de Trabanca, aparece de momento ante los ojos del viajero, sin previo aviso: es decir, inesperadamente, como si quisiera disimular su presencia. Pero pronto se deja contemplar, tranquilo y sosegado, sobre un terreno ascendente. Lo primero que destaca, en un ligero altozano, es la Iglesia, con su nido de cigüeña, atenta a todo aquello que le espera, como a todos los seres vivos y contingentes que pueblan la Tierra.
Al tocar la realidad de la iglesia de Monleras, recuerdo a don Avelino, párroco que ha sido, durante muchos, de este pueblo, y al que conocí, siendo yo adolescente, por tierras de Sierra de Francia, hombre íntegro y bondadoso, amigo de Dios y de los hombres, fiel a su vocación de cristiano y a su ministerio sacerdotal.
La plaza, ni grande ni pequeña, a la medida del pueblo, se encuentra alegre y remozada, con un suelo pulido y farolas nuevas, sumamente acogedora.
Saliendo al campo, en estos días de marzo, se percibe la venida de la primavera. Los caminos trazados por los agentes del ministerio de agricultura, en una gran extensión, asumen un destacado protagonismo y se ofrecen a un grato paseo, para el ejercicio de las piernas.
A los que estamos acostumbrados al trafagoso bullicio de la ciudad, los paseos por aquellos espléndidos caminos, nos resultan deliciosos y saludables, porque nos permiten respirar aire puro, en medio de un embriagador silencio.
El pantano de La Almendra es uno de los grandes atractivos para el visitante. El lleva la explanada de sus aguas hasta las inmediaciones del pueblo, formando un espacio ecológico, junto al agua remansada, donde se levanta un bosque de fresnos, que viene a ser un verdadero paraíso para las cigüeñas. Nunca en mi vida, ya larga, he visto reunidos tantos nidos de estas zancudas. Sin duda, las orillas del embalse proporcionan alimento abundante a las aves que, allí mismo, en lo alto de los fresnos colocan sus nidos. En cualquier momento del día se puede contemplar el peculiar vuelo de las cigüeñas, enamoradas de nuestra tierra.
Pero el propio embalse solamente, es suficiente espectáculo para atraer al visitante. La sola contemplación de tanta agua, en total reposo es impresionante. Sólo la brisa, lo altera ligeramente, poniendo sobre la superficie líquida un rizo espumoso. El embalse, con toda su grandeza parece que está allí, olvidándose de su misión, como si quisiera acercar las tierras zamoranas a las salmantinas.
La presa de La Almendra, gigantesca obra hidráulica moderna, es la culpable de retener el agua y de generar una cantidad gigantesca de electricidad, capaz de poner en marcha otras actividades industriales de todos conocidas.
Si te vas hacia el oeste de Monleras, camino de Portugal, te encuentras una extensa zona, poco fértil, en la que abundan las piedras de todos los tamaños, como si se hubieran dado cita en aquel lugar, para ser allí protagonistas.
Me impresionó ver el lecho del Tormes, por bajo de la Presa, totalmente seco, sin la alegría del líquido vital, como si estuviera reclamando la fluidez del agua, porque quería seguir siendo río.
Dejando más cosas para otro día, quiero dejar constancia de que me cautiva la contemplación del encinar inmenso que mira a Portugal, recordando la vida de "tras os montes", que nos descubre en sus libros el genio de la literatura portuguesa José Saramago.