lunes, 1 de enero de 2007

El gozo de escribir

Sin duda que es una de las actividades humanas más placenteras y saludables. Si se tiene en cuenta que la persona necesita hacer ejercicio con todo su ser, para estar en buena forma física y mental, el escribir es la mejor gimnasia para su mente; por tanto será una buena terapia para su cerebro, que ha de elaborar el pensamiento.
Y el pensamiento crea y alumbra la palabra, tanto hablada como escrita, que una y otra llenan las páginas de los libros y las conversaciones, las tertulias, las conferencias, etc, etc.
Es un proceso que nace de escribir. Para el escritor es lo más saludable y enriquecedor. En pocas cosas encontrará mayor complacencia. ¿Y la satisfacción que produce el trabajo hecho? Toda esta compensación lleva al escritor a esforzarse y a fortalecer su voluntad, para que pueda sentir el gozo de tener un libro en sus manos, creado por él.
Esto que digo me lo dicta mi propia experiencia, pues he escrito varios libros y muchos artículos, por lo que he sentido la emoción de tener un libro, creación mía en mis manos.
Gracias al escritor, los libros traen a la vida de los hombres la cultura y el conocimiento. Y llenan las librerías y las bibliotecas de las ciudades y pueblos, así como las estanterías de muchas casas de familia.
Hablando de libros, me quiero referir a la Biblia, como el libro salido de la mente de Dios, ya que tiene por contenido su Palabra divina, que es Vida Eterna para el hombre.
Los libros abarcan todo el pensamiento: la poesía como forma de expresión estética de la vida interior y exterior; la narrativa, novelada o biográfica; el artículo, etc.
Yo me felicito, con todos aquellos que han podido gustar del gozo y del placer de escribir. Tengo muchos amigos escritores y, por citar alguno, me complace aludir a Alfredo Pérez Alencart, al que saludo desde aquí con todo mi afecto.